La Convención Nacional Republicana arrancó este lunes con un mensaje tan claro como apocalíptico: que la oposición demócrata es radical y “socialista“, y que Estados Unidos será un país caótico e inseguro si el exvicepresidente Joe Biden desbanca al mandatario Donald Trump en las elecciones de noviembre.
Horas después de confirmar que Trump será el candidato republicano en los comicios del 3 de noviembre durante una votación de los delegados del partido en Charlotte (Carolina del Norte), el cónclave conservador celebró la primera de sus cuatro noches de encuentro virtual, que terminará este jueves.
La exembajadora estadounidense ante la ONU, Nikki Haley, y el hijo mayor del mandatario, Donald Trump Jr.; fueron los protagonistas de las dos horas y media de programa, llenas de decenas de discursos que en su mayoría se grabaron en un auditorio vacío en Washington, con un tono más solemne que el de la convención demócrata.
“Joe Biden es bueno para Irán y el Estado Islámico, genial para la China comunista, y es una bendición para todos los que quieren que Estados Unidos se disculpe, se abstenga y abandone nuestros valores”, subrayó Haley, una de las figuras del partido que más suena como posible candidata presidencial en 2024.
Haley insistió en que “Estados Unidos no es un país racista” pese a que muchos demócratas así lo afirman, aunque a continuación reconoció que su propia familia migrante “enfrentó discriminación y dificultades”.
En su turno, Donald Trump Jr. se convirtió en el mayor abanderado de la idea en la que más hicieron hincapié muchos de los otros oradores, la que perfilaba un Partido Demócrata controlado por sus figuras más izquierdistas, a pesar de que fueron los moderados los que dominaron la convención de Biden la semana pasada.
Donald Jr., cuyas posibles aspiraciones presidenciales también se rumorean, presentó los comicios de noviembre como una elección entre “iglesia, trabajo y escuela” frente a “disturbios, saqueos y vandalismo, o, en palabras de Biden y los demócratas, ‘protesta pacífica’”.
Una idea parecida esgrimieron los oradores más polémicos de la noche: una pareja que enfrenta cargos en San Luis (Missouri) por haber apuntado con armas de fuego a unos manifestantes que pasaron delante de su casa en junio en el marco de las protestas nacionales contra el racismo y la violencia policial.
En un tono más emotivo habló Máximo Álvarez, un hijo de españoles emigrados a Cuba que llegó a Estados Unidos en 1961, cuando tenía 13 años, y que aseguró que Trump “está luchando contra las fuerzas del anarquismo y comunismo” de las que huyó su familia, y que, a su juicio, podrían llegar al país si gana Biden.