Por Jesús Michel Narváez
Aunque para el presidente López en la industria farmacéutica mexicana hay monopolios y corrupción, el director ejecutivo de la Asociaciones Mexicana de Laboratorios Farmacéuticos (AMELAF) Juan Villafranca ya se reunió con el personal de la Organización Panamericana de la Salud para establecer los caminos que deberán seguirse para que el sector nacional de fármacos participe en las licitaciones que convoque el organismo global. Y le entra a la pelea con laboratorios de todo el mundo para suministrar medicamentos al gobierno de México.
La industria mexicana de fármacos está compuesta por más de 70 plantas instaladas en el territorio nacional y con una planta laboral superior a los 40 mil empleados altamente calificados.
Hace unos días, Villafranca confirmó que el sector que representa cuenta con avanzadas tecnologías y es sólido para entrar en competencia con cualquier laboratorio del mundo.
Pese a las descalificaciones presidenciales, iniciadas el año pasado y apoyadas por la entonces oficial mayor de Hacienda, Raquel Buenrostro, designada para la compra de todos los productos y artículos que consume el gobierno, se establece que la industria farmacéutica mexicana cuenta en sus laboratorios con capacidad de producción de medicamentos de calidad y mejores precios.
El reto al que se enfrenta ahora la AMAFAR no es fácil. Porque la OPS y la OMS no compran medicamentos; a lo sumo, vigilan las licitaciones pero cada país es libre de adquirir lo que crea le conviene más y no es el precio el que fija las condiciones para que los proveedores se proclamen ganadores de las licitaciones.
Hasta ahora se ha conocido que México tiene la intención de adquirir fármacos en India, China y Vietnam, cuyos productos, en su mayoría, no se encuentran certificados por la Administración de Alimentos y Medicamentos de los Estados Unidos (FDA por sus siglas en inglés) y de acuerdo con reportes internacionales tampoco ofrecen los mejores precios para los compradores.
Los laboratorios mexicanos, de acuerdo con el organismo que los agrupa, están en condiciones de competir con cualquiera de sus similares alrededor del mundo y, concediendo que así sea, el tema no termina ahí: culmina cuando se gana la licitación y el comprador respeta las condiciones establecidas.
Conociendo los odios presidenciales, es probable que con todo y que uno o varios laboratorios nacionales ganen, se queden fuera por “órdenes superiores”.
Por lo pronto, la OPS dio a conocer que “procederá a informar y convocar a dichas reuniones informativas, con la debida antelación, a fin de que todos puedan participar”.
Ahí la dejamos.
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