México avanza a su máximo apogeo en la pandemia del COVID-19 por lo que el Gobierno y la población no pueden bajar la guardia, advirtió este martes la Organización Panamericana de la Salud (OPS).
«Estamos aún con la epidemia avanzando hacia su máximo apogeo en lo que respecta a este primer brote de COVID-19», dijo en conferencia virtual Cristian Morales, representante de la OPS/OMS en México.
Hasta este lunes, el país alcanzó 14 mil 053 fallecidos relacionados al coronavirus y sobrepasó los 120 mil infectados conocidos, apenas una semana después de haber levantado una emergencia sanitaria de dos meses y permitir la reapertura de algunos sectores económicos considerados esenciales.
Morales resaltó que este es un momento en el que no se deben relajar las medidas de sana distancia y de higiene, lo cual es responsabilidad de la población; mientras que del lado de las autoridades deben «hacer todos los esfuerzos posibles para salvar vidas».
Agregó que la actuación del gobierno mexicano ha servido para que haya habido «un éxito para desplazar la curva» lo que ha dado tiempo «para avanzar en reconversión hospitalaria, capacitación de personal, y adquisición de insumos».
Además, dijo, el sistema de salud mexicano ha logrado una resiliencia pues aún existe capacidad hospitalaria «lo cual es un importante indicador en este tipo de pandemias.
Jean-Marc Gabastou, asesor en emergencias en salud de la Organización Mundial de la Salud (OMS), señaló la importancia de incrementar el número de pruebas tras el desconfinamiento pues, aseguró, la idea es «no retroceder».
Indicó que el semáforo epidemiológico que ha implementado la Secretaría de Salud, el cual en este momento se encuentra en rojo -de máximo contagio- en prácticamente todo el territorio, es una herramienta ideal para poder planear el regreso a actividades.
Sin embargo, dijo que en el momento en que se tome la decisión de cambiar los colores del semáforo se deben reforzar las medidas de acompañamiento, entre ellas, las pruebas para detectar el SARS-CoV-19.
«Es necesario aumentar pruebas», afirmó. Explicó que cuando el país entre en fase descendente se debe aumentar la capacidad de diagnóstico para que cada caso sospechoso pueda detectarse y «evitar que una chispa local se transforme en un nuevo incendio».
Sin embargo, recalcó que bajar la curva, que en ciudades como la de México ha permanecido en alto desde hace varios días, «va a tomar su tiempo».
Del mismo modo, señaló, el Gobierno mexicano debe trabajar para derribar las barreras estructurales que existen para la toma de pruebas, como el tiempo para realizar las tomas, el procesamiento de las mismas, contar con el personal suficiente para hacerlas y crear una compatibilidad entre la red de laboratorios públicos y privados para ingresar la información.
Ambos directivos recordaron que la población deberá acostumbrarse a convivir con el virus «durante los próximos 18 o 24 meses» hasta que exista una vacuna.
Señalaron que no existe evidencia aún de que quienes se hayan infectado hayan generado inmunidad y tampoco de que no corran el riesgo de recontagiarse, por lo que la mejor medida de protección sigue siendo el distanciamiento social, el lavado frecuente de manos y el uso de cubrebocas, el cual debe tener, por lo menos, tres capas de protección para que sea más eficaz.
«Es momento de estar unidos, no bajar la guardia para que rápidamente podamos entrar en nueva normalidad, la cual va a ser diferente a lo que conocíamos antes de la llegada de la COVID-19», concluyó Cristian Morales.