El cambio climático, la fragmentación del hábitat y la caza ilegal, son algunas de las causas de la pérdida de biodiversidad en México, país que ocupa el primer lugar en riqueza de especies de reptiles y anfibios combinados, tercero para mamíferos, cuarto en plantas vasculares y octavo para aves.
“México, a pesar de representar solamente el uno por ciento del territorio continental, alberga aproximadamente el 10 por ciento de todas las especies existentes, lo que lo clasifica con otros países como Brasil, Colombia, Ecuador, Perú, China, India, indonesia o Australia, como un país megadiverso”, indicó la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (Conanp).
Sin embargo, la sobreexplotación, la contaminación y las especies invasoras son algunas de las principales causas de la pérdida de biodiversidad en el país, anotó.
Por esa razón se han hecho esfuerzos y actualmente existen 182 Áreas Naturales Protegidas de carácter Federal, que buscan conservar tanto en las especies como en los ecosistemas con y para las personas que habitan y dependen de ellas.
La dependencia resaltó que “la biodiversidad es única ya que alrededor del 20 por ciento de las especies de vertebrados se encuentran solo en México”.
Además, entre las especies endémicas sobresalen los anfibios, reptiles, cactáceas, orquídeas, pinos, agaves y encinos. “La biodiversidad se compone de especies tanto tropicales como templadas, siendo el único país en la Tierra donde dos reinos biogeográficos principales, el Neártico y el Neotropical, se entrecruzan por completo”.
“México es un importante centro de origen y domesticación para las plantas de cultivo; alrededor del 10 por ciento de las 128 plantas más importantes para uso humano en todo el mundo fueron domesticadas como maíz, frijol, calabaza, chile, algodón y cacao, entre otros”, puntualizó.
Con motivo del Día Internacional de la Diversidad Biológica, que se celebró la víspera, la Conanp, exhortó para eliminar la sobreexplotación y tráfico ilegal de las especies.
Además, evitar la contaminación, fortalecer las capacidades institucionales e iniciativas ciudadanas para promover el conocimiento de la diversidad biológica, así como fortalecer prácticas agroecológicas que han sido utilizadas por milenios en las comunidades indígenas.