Por Carlos A. Rivera
La pandemia provocada por la enfermedad de coronavirus 2019 (COVID-19) ha causado alarma en todo el mundo, y los mexicanos no somos la excepción. En encuestas recientes (p.ej. Campos, 2020), el 77 por ciento de las personas entrevistadas en México reportaron preocupación de que ellos o alguien de su familia estén expuestos a la cepa del virus SARS-CoV-2, mientras que el 94 por ciento de los entrevistados ven la pandemia como una gran amenaza para la economía de nuestro país.
¿Cómo afectarán estas ansiedades a la configuración política en México? La Psicología Política, es decir, la rama de estudio que aplica todo aquello que se conoce acerca de la psicología humana (p.ej. emoción, sensación, percepción, neurociencias, etc.) al estudio de la política puede tener algunas respuestas.
En su libro «Política ansiosa: ciudadanía democrática en un mundo amenazante» (inglés), Bethany Albertson y Shana Kushner Gadarian (2015) examinaron la forma en que la ansiedad política afecta la información, la confianza y el apoyo político en diversas situaciones, incluidas las crisis de salud pública como la que estamos viviendo; sus resultados son tan interesantes como vigentes.
Las investigadoras buscaban comprobar si al enfrentar crisis médicas las personas suelen confiar más en individuos u organizaciones con experiencia relevante, como médicos y los Centros para el Control de Enfermedades en EE.UU. (CDC, por sus siglas en inglés), o si por el contrario, confiaban más en aquellos individuos sin dicha experiencia pero con autoridad, como el presidente o agencias no relacionadas con la salud, como el Servicio de Impuestos.
Uno de los resultados de esta investigación es que al ser confrontados con la amenaza de una pandemia (H1N1 y viruela) la ansiedad por la gripe H1N1 aumentó significativamente las calificaciones de la capacidad del gobierno federal para manejar una crisis de salud, pero no así las calificaciones del entonces presidente Obama.
En ambos estudios, se les pidió a las personas que evaluaran a más de una docena de individuos y grupos de manera aleatoria, algunos de los individuos a evaluar eran expertos médicos o el CDC; mientras que a otro grupo de participantes se les pidió evaluar a distintas figuras y organizaciones no relacionadas con el ámbito médico, como el Servicio de Impuestos (IRS, por sus siglas en inglés) o la famosa conductora de televisión Oprah.
Los resultados mostraron que cuando las personas estaban más ansiosas por el H1N1 y la viruela, tenían más probabilidades de confiar en los expertos. Por ejemplo, en el estudio de viruela, aquellos participantes que leyeron acerca del brote ficticio aumentaron 9 puntos porcentuales sus probabilidades de decir que confiaban en la Administración de Alimentos y Medicinas (FDA, por sus siglas en inglés), reportaron 10 puntos más de confianza en la agencia de Salud y Servicios Humanos, y fueron 12 puntos más propensos a confiar en los CDC. Su confianza en fuentes irrelevantes a la pandemia, como el IRS o el presidente, no se vio afectada.
Pero la ansiedad también influyó en la clase de políticas públicas que apoyaron. Aquellos participantes quienes exhibieron una elevada ansiedad debido a la gripe H1N1 y la viruela fueron más propensos a apoyar políticas que supuestamente protegerían al público pero que, al hacerlo, amenazaban las libertades individuales.
Estos resultados—y otros similares—son importantes ya que muestran que cuando las personas están preocupadas por su salud quieren escuchar a los médicos expertos, no a voceros cuyo trabajo es representar la posición política de la administración en turno. Es probable entonces que expertos reales como los doctores Anthony S. Fauci en Estados Unidos y el Dr. López-Gatell en México brinden una mayor comprensión del problema y tranquilicen al público más que figuras abiertamente políticas como el presidente, gobernadores o líderes de partidos políticos.
Ello se vuelve particularmente relevante en el entorno de alta división y encono político que se vive actualmente alrededor del mundo, en el cual las adherencias partidistas han pasado de ser una mera preferencia ideológica para convertirse en una cuestión identitaria, es decir, una afiliación que define no solo quienes son las personas en sí mismas, sino que altera, incluso, los procesos cognitivos con los que se interactúa en el mundo, como lo muestra la interesante investigación de Jay van Bavel y Andrea Pereira (2018) que comentaremos en futuras entregas.
Así, el papel que juegan las emociones en el enmarcado de los mensajes públicos es determinante para su efectividad—y si algo es importante en tiempos de pandemia es que los mensajes públicos de salud sean persuasivos—. Ese “miedo funcional” a la pandemia puede poseer efectos benéficos al tener la capacidad de incluso sobrepasar las limitaciones impuestas por las afiliaciones partidistas. En una reciente investigación, Craig A. Harper y sus colegas (2020), observaron que el único predictor de un cambio de comportamiento positivo (por ejemplo, distanciamiento social, mejora de la higiene de las manos) fue el miedo al COVID-19, sin que variables políticamente relevantes como la identificación partidaria tuviese efectos significativos.
Estas son buenas noticias para los expertos de la salud pública en un momento en que la atención del público se debe enfocar en las prácticas de distanciamiento social e higiene. La ciencia y los expertos afortunadamente aún pueden gozar de la atención y el prestigio necesarios que la pandemia demanda para transmitir su mensaje y que sea recibido con confianza, siempre y cuando estos expertos tengan cuidado de mantenerse al margen de aproximaciones partidistas y/o políticas. La confianza en la ciencia es una buena noticia para todos.
Carlos A. Rivera es doctor en Psicología por la Universidad de Essex (Reino Unido), profesor de asignatura e investigador de Psicología Política en la Universidad de California, Berkeley.
carlosrivera@berkeley.edu
Referencias
Albertson, B. L., & Kushner Gadarian, S. (2020, 20 Marzo). This is who Americans trust about coronavirus information. The Washington Post. Consultado en https://www.washingtonpost.com/politics/2020/03/20/were-all-anxious-about-pandemic-who-do-americans-want-hear/
Campos, R. (2020, March 30). Coronavirus en México [10a encuesta nacional]. Consultado el 8 de April, 2020, from http://www.consulta.mx/index.php/encuestas-e-investigaciones/item/1348-10encuesta-covid
Harper, C. A., Satchell, L., Fido, D., & Latzman, R. (2020). Functional fear predicts public health compliance in the COVID-19 pandemic.
Van Bavel, J. J., & Pereira, A. (2018). The partisan brain: An Identity-based model of political belief. Trends in Cognitive Sciences, 22(3), 213-224. doi:https://doi.org/10.1016/j.tics.2018.01.004.