“¿Viste que todas te cuidamos muchísimo? Pues eso va a pasar siempre”, le dijo una mujer de unos 30 años a una pequeña niña que marchaba con su mamá sobre la calle 5 de Mayo.
La niña, de 7 años, vestía patines de cuatro ruedas, falda de mezclilla, mallas con glitter y un pañuelo morado en el cuello. Corría entre el contingente de mujeres sin miedo y libre. Esa fue una de las tantas razones por las que miles de mujeres marcharon en la Ciudad de México, para pedir una vida libre de violencia.
Ayer fue un movimiento inédito en el que decenas de mujeres decidieron unirse por primera vez. Como Geraldine, que junto a su madre, hermana y sobrina subieron al Metro desde Chabacano para llegar al Zócalo y ser parte de la lucha.
“Nos enteramos por redes sociales y decidimos venir, pero por mi mamá, de edad avanzada, no marchamos y llegamos al Zócalo. Es la primera vez, estamos cansadas de que vivamos todo el tiempo con miedo. A mi sobrina hace poco fue acosada y es una frustración que sientes, no puedes vivir con miedo y que nadie te apoye”, dijo Geraldine.
Mientras ella narraba esto, su sobrina Mayra de 15 años, con un delicado delineado morado en su cara, lloró y su abuela la consoló. Con 89 años, Teresa le dijo a su nieta que no estaba sola. Se abrazaron y escucharon el mitin.
Y es que la violencia que experimentan las mujeres en la comunidad y dentro del hogar con datos de 2006, 2011 y 2016 (de 15 años y más) que reportan haber sufrido un tipo de violencia (escolar, laboral, comunitaria o de pareja) aumentó pasando de 60.27% en 2006 a 66.1% en 2016.
La convocatoria pedía iniciar el movimiento a las 14:00 horas en el Monumento a la Revolución. Pero desde muy temprano grupos de mujeres danzaron, dibujaron, tejieron y crearon sus paliacates en la explanada donde el morado y verde cubrieron cada loza.
Las madres de las víctimas de feminicidio encabezaron la marcha hacia el Zócalo. Como María Magdalena, quien habló por su hija Fernanda Sánchez Velarde, asesinada en Cuautitlán Izcalli en 2014.
“No quieren trabajar, me dijeron que mi abogado tiene prohibido ver mi carpeta, ¿por qué? En serio estoy harta, no sé qué más hacer, he andado de un lado a otro y no sé cuándo se vaya a hacer justicia”, dijo.
De acuerdo con la ONU en México asesinan a 1 niña y 10 mujeres cada día. Datos del INEGI demuestran que los feminicidios aumentaron 137% en los últimos cinco años.
Pero Magdalena, tiene fuerza para exigir justicia para su hija. Piensa en sus nietos y no se da por vencida. Dos están con ella, pero otros dos con la pareja de su hija.