Por Miguel Tirado Rasso
“@CENMorenaMX es grande y está más fuerte que nunca” con este mensaje, escrito en su cuenta de Twitter, acompañado de una fotografía de él con la destituida presidente de Morena, Yeidckol Polevnsky, Alfonso Ramírez Cuéllar, dirigente interino de este partido por resolución de las autoridades electorales, estaría dando fin a la primera temporada del sainete La interna de Morena o La pugna por el control del partido.
En el mes de julio del año pasado, las grillas hacia el interior del Morena comenzaron a aflorar con motivo de la renovación de su dirigencia nacional que tendría que realizarse el 20 de noviembre de ese año. Un reto no menor para el Movimiento de Renovación Nacional, todavía inmaduro como partido político, que lo llevaría a afrontar, sin la guía y conducción de su fundador, su primera elección interna, ahora ya como partido en el gobierno, con todo lo que esto implicaba.
Y resultó que la sucesión se complicó más de lo esperado. La falta de un padrón confiable, el desacuerdo en el método para llevar a cabo la elección interna y una ambición política desmedida de los candidatos al cargo, cada uno con su propia aportación, fueron factores determinantes para enredar un proceso obligado a ser, si no ejemplar, al menos, transparente y menos accidentado, congruente con el discurso de “Los Protagonistas del Cambio Verdadero,” que afirma que ellos no son como los de antes.
A lo largo de este proceso, el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF), ha tenido que intervenir en tres ocasiones, por demanda de alguna de las partes involucradas. Y es que la obstinación de unos y las jugarretas de otros, han constituido obstáculos imposibles de superar internamente, por lo que el proceso se ha judicializado.
La última intervención de la autoridad electoral, que culminó la semana pasada, permitió resolver el embrollo en que se había convertido la permanencia extralegal de la secretaria general en funciones de presidente del CEN de Morena, Yeidckol Polevnsky, quien se aferraba al puesto, a pesar de que, el período para el que lo ocupaba, había vencido, estatutariamente, desde el 20 de noviembre del año pasado, sin que hubiera avanzado en el cumplimiento de lo ordenado por el Tribunal para continuar con el proceso para la renovación de la dirigencia.
La secretaria general en funciones de presidente, había calificado de ilegal el sexto Congreso Nacional Extraordinario de Morena celebrado el 26 de enero pasado y, por lo tanto, inválidos los acuerdos ahí adoptados, incluyendo el nombramiento, como presidente interino, de Alfonso Ramírez Cuéllar, a quien se negó a reconocer, además, por no existir la figura de presidente interino en los estatutos del partido. Con lo que el panorama para el cambio de la dirigencia, volvía a empañarse.
En este contexto, la Sala Superior del Tribunal resolvió la última controversia, hasta este momento, confirmando la validez de la convocatoria y de la sesión extraordinaria del sexto Congreso Nacional del 26 de enero pasado, así como de los acuerdos ahí tomados, con lo que la designación de Alfonso Ramírez Cuéllar como presidente nacional interino de Morena quedaba confirmada.
Pero no se crea que la sentencia del órgano jurisdiccional, que implicó la destitución de la señora Polevnsky como presidenta de Morena, calmó sus ánimos rijosos. La, ahora, sólo secretaria general de ese partido declaró que aceptaba la resolución, pero que organizaría foros en el país sobre el estatuto de Morena para demostrar la ilegalidad del polémico sexto Congreso. En conferencia de prensa, afirmaría que hubo “mano negra” para presionar a los magistrados del Tribunal, a quienes amenazaron y “empinaron a votar algo a todas luces ilegal ”, señalando al Coordinador de Morena, Ricardo Monreal, entre otros personajes, cuyos nombres no precisó, como los responsables de esas amenazas.
Por lo pronto, la dirigencia interina tiene cuatro meses para reponer el procedimiento para la elección interna, con el método de encuesta abierta para la designación de la presidencia y de la secretaría general. Esperemos, por el bien de Morena, que ya no surjan nuevas impugnaciones y que el proceso continúe hasta el final, sin mayores incidentes. Aunque esto resulte una apuesta muy arriesgada.
Marzo 5 de 2020