Mostrando los En…cueros Potosinos, sin Pudor Alguno

NIDIA MARIN
La encuerada está de moda.
Desde que una mujer, presuntamente “en pelotas”, (como decían las abuelas), apareció en uno de los balcones del Palacio de Gobierno de San Luís Potosí, el cuento recorrió el mundo, vía las redes sociales y otros medios de comunicación.
No, no hay que hacer historias de sexo y poder porque, aseguran que se trata de alguna dama de otros tiempos que sigue purgando penas por haber sido el segundo frente de algún mandatario de la Huasteca Potosina que se eternizó en el poder… aunque desde luego eso no se ha comprobado.
Seguramente recordaron a cierto cacique potosino… no, no, no se trata del grupo de cantantes “Los Caciques de San Luis Potosí” (José Martínez, Beto Lara, Alejandro Torrez, Tere Maldonado, Sixto Estrada, Liborio Vázquez, Lorena Martínez, Joham Martínez, Rogelio Silva y Wendy Nieto), sino de aquellos que en el antepasado dieron rienda suelta a sus deseos carnales y de poder, como Saturnino Cedillo, quien llegó a gobernador de aquella entidad, de 1927 a 1931, y participó en varios gobiernos como secretario de Agricultura.
El mismo, dicen, manejó su entidad entre 1927 y 1931 con un control férreo y de facto, muy ad hoc con una dictadura, además de que encabezó una rebelión contra el gobierno de Lázaro Cárdenas del Río en 1938.
Dicen que, además, gustaba de las féminas que llevaba al palacio de gobierno de la entidad potosina. ¿O no?
Como fuere, a don Satur lo culpan de la encuerada que, ya en el siglo XXI, se asoma por uno de los balcones del palacio de gobierno potosino cuando hay manifestaciones (como fue la reciente de los maestros) para que sean muchos los que contemplen sus desparramados encantos…
Es muy lógico cuando están a punto de cumplirse 100 años del mandato de Cedillo en San Luís, que fue cuando la susodicha (se llame como fuere) alcanzó los niveles sexuales más elevados de aquellos tiempos.
Por cierto, al general Saturnino Cedillo se le recuerda como el organizador de la última rebelión contra el gobierno. En mayo de 1938 renunció a la Secretaría de Agricultura del gobierno del “Tata” Lázaro, para levantarse en armas, debido a la oposición (de Cedillo) a la educación socialista.
Escribe Dora Alicia Carmona en “Memoria Política de México” sobre otro personaje caciquil, el coronel Mateo Hernández Netro de San Luis Potosí: “…era cacique y controlaba el estado desde 1925; él que había sido ministro de Agricultura en el primer gabinete de Cárdenas, se había enemistado con otros funcionarios tales como Francisco J. Múgica, secretario de comunicaciones y con Vicente Lombardo Toledano, líder obrero; y, compitiendo por el liderazgo de la Confederación Campesina Mexicana, tuvo conflictos con Graciano Sánchez y Aurelio Manrique. La pérdida de influencia y poder les afectó a ambos”.
Sea don Mateo o don Satur, en este siglo XXI y tras la aparición de la popularmente conocida como “la encuerada” ante los maestros (que realizaban un mitin en el frente del Palacio de Gobierno de aquella entidad) el actual mandatario de San Luis Potosí, Ricardo Gallardo Cardona, encabezó un recorrido nocturno por las oficinas del Palacio de Gobierno para que los medios de comunicación constataran que no había mujeres desnudas en las oficinas.
Y como cantaba “El Tri”:
“Tengo una nena a todo dar / le gusta mucho rocanrolear/ y ella me dice que me quiere / y que no hay otro como yo / y ella me confesó que ella es / la encuerada de Avándaro / de Avándaro”.
O También la que entonan “Los Dos Carnales”:
“Y a mí me vale madre que amanezcas encuerada / Con el hombre que no amas porque estás desubicada / Estás dañando tu imagen por quererme mostrar / Que enredándote con otro vas a poderme olvidar”.
“Pero a mí me vale madre que te estén utilizando / Y que sea falsa la boda que te están garantizando / Con el Jesús en la boca debe estar tu madre santa / Cuando recibe noticias la señora que su hija no se aguanta”.
Y para concluir, señores y… ¿señoras?… de las encueradas te libre Dios.

 

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