Con los Zapotecos, en las Sagradas  Zonas del Agua que Sana Problemas

 

*Más de 16 Hectáreas Abiertas Para Disfrute Público Desde 1977

*Un Paisaje Inigualable Pues Parecen Grandes Estalactitas o Estalagmitas

*Y se Dice que las Rocas Crecen dos Centímetros por Año Debido a los Minerales

*Varias y Admirables “Cascadas de Sal” Ubicados en Sitios Elegidos por la Naturaleza

*El Mictlán, Lugar de Muertos o Inframundo y la Tradición Indígena de la Muerte

*Construido al ras del Piso, Mientras sus Entierros ya no se Efectuaban Debajo Edificios

*Todo Allá en Oaxaca, Donde Tiembla en Promedio 200 Veces al año

 

SUSANA VEGA LÓPEZ,

Enviada

HIERVE EL AGUA, Oaxaca.- Desde siempre, las aguas de Hierve el Agua se consideran sagradas y se les atribuyen propiedades curativas. La poca vegetación y las sales minerales del lugar reflejan un paisaje gris, blanco, sepia inigualable. Cuenta con un espacioso estacionamiento, tiendas y restaurantes. Para llegar y disfrutar de estas albercas naturales hay que estar “bien armados”.

Es por lo anterior que se recomienda llevar ropa cómoda, calzado adecuado para caminar; tener a la mano el protector solar, sombrero o gorra, agua y, aceptar el palo que te prestan para usarlo de bastón con el fin de apoyarte y evitar caídas. Y algo muy importante: el traje de baño, toalla y zapatos para acceder a las pozas y prevenir resbalones. ¡Ah! Y cambio de dinero para los baños ya que cobran cinco pesos.

Durante el trayecto de vez en cuando se observan en el suelo pequeñas grietas o hendiduras por donde sale agua que, parece, ebulle, pues emite burbujas sin que la temperatura sea caliente. Si bien hay canales delimitados creados por los zapotecas, salen al encuentro otros que no se deben pisar.

Nuestro guía Fidel García Martínez precisa que este centro turístico abarca un perímetro de más de 16 hectáreas y que está abierto al público desde 1977. Luego habla del ecosistema de cactus y refiere que tienen 10 variedades de agave; 7 plantas como el copal y; 14 salidas de agua en la zona. Se mira un gran precipicio.

Recuerda que el pueblo se dedicaba a la ganadería y arreaban a sus animales hacia esta zona de minerales donde el ganado aprovechaba el agua para beber. Los comuneros decidieron hacer un área de albercas por lo que los pastorcillos fueron los primeros en disfrutar estas aguas.

Fidel precisa que la zona se encuentra en Roaguía, que en dialecto zapoteco significa “pueblo junto a las rocas” y que Hierve el Agua se ha dado a conocer de boca en boca. Y sí, al buscar información oficial, no encontramos, no hay difusión, sólo lo que refieren los visitantes y/o lugareños.

LAS AGUAS

Al agua se le atribuyen diferentes propiedades al tener bicarbonato y carbonato de calcio, cobre, azufre, hierro, magnesio y potasio, entre los más abundantes, aunque también contiene plata y bario, comenta Fidel, luego de darnos a probar un vasito con agua que saca de una caída. Sabe a agua mineral.

El agua que sale de las rocosas formaciones lechosas revela un paisaje inigualable pues parecen grandes estalactitas o estalagmitas según se aprecie: arriba o abajo.

Estas formaciones que se hicieron a través de miles de años con el agua de lluvia que se filtra al subsuelo, absorben ciertas moléculas que en contacto y fusión con el exceso de minerales del lugar dan como resultado que el agua parezca estar congelada sin ser el caso. El guía afirma que las rocas crecen dos centímetros por año debido a los minerales.

Es así como, el visitante, luego de, necesariamente, hacer senderismo por caminos que el guía del lugar conoce, corona su viaje con un zambullido en estas piscinas que, con el tiempo, se han formado al igual que las cascadas que caen de una pared pétrea.

Para acceder a las pozas no se debe aplicar protector solar para evitar la contaminación del agua que se siente fresca y, dicen, está alrededor de 24 grados centígrados.

Son varios los estanques en donde el turista se puede zambullir por lo que se recomienda llevar calzado de agua para evitar resbalar y la sensación de alfombra o musgo.

Ya listos y preparados para ascender por el camino terroso de color blanco que predomina en la zona casi no se ven sombras por lo que al regresar es inevitable tomar algún agua fresca, una cerveza bien fría, un agua de coco con hielo o un refresco para mitigar la sed.

UBICACIÓN

Hierve el Agua se ubica en la población de San Isidro Roaguía, municipio de San Lorenzo Albarradas, a 630 kilómetros de la ciudad de México y a 70 km de Oaxaca, un estado conformado por 570 municipios, de los cuales 418 se gobiernan por usos y costumbres. Es un área natural protegida y denominada Parque Estatal.

Desde la ciudad de Oaxaca nos tardamos más de hora y media en la camioneta Van donde el equipo de Rolan Tours nos trasladó. Casi para llegar hay una zona de curvas y desniveles.

Roland Tours refiere que el balneario es ideal para visitar con niños, pero se requiere una supervisión estricta, ya que no hay salvavidas ni barandales de seguridad y recomienda gestionar los residuos de manera responsable; minimizar la generación de plásticos y; llevar recipientes con fruta.

También advierte que no se permite sobrevolar drones sobre Hierve el Agua sin permiso de la autoridad competente.

CASCADAS DE SAL, 

PÉTREAS O CONGELADAS

Luego de andar por senderos se aprecian dos cascadas o caídas de agua que corren por estas formaciones rocosas que se encuentran a 50 metros desde la base del valle: una, de doce metros que tiene cerca de sesenta metros de ancho llamada “Cascada Chica” y; otra, de treinta metros, noventa metros de ancho y ochenta metros sobre la base de la cima conocida como “Cascada Grande”. Las dos son accesibles, aunque se cuentan dos más.

Las personas se refieren a ellas como “Cascadas de sal”, “Cascadas Pétreas” o “Cascadas congeladas” y tienen una temperatura que va desde los 22 °C hasta los 27 °C., y afirman que el paisaje es distinto según las épocas de lluvia o sequía.

Es preciso señalar que no es accesible para personas con movilidad reducida. Aunque la bajada a las cascadas tiene una rampa, el acceso a las mismas es irregular de ahí que, si llevas niños de meses, evitar llevar carreolas y, en su lugar, un portabébé.

Como teníamos poco tiempo para visitar el lugar, hicimos una caminata de, aproximadamente kilómetro y medio aunque se pueden llevar horas para bajar y bajar (y luego subir) con el fin de apreciar diferentes perspectivas del lugar.

Ya era momento de salir hacia Mictlán donde se calculan 30 minutos de traslado.

MICTLÁN

En la zona arqueológica del Mictlán, lugar de muertos o inframundo, los indígenas tienen una tradición oral de cómo ven la muerte, la transición de la muerte y la celebración de los días de muertos, que no es como lo ve cualquier persona.

El Mictlán (palabra de origen náhuatl) era un paraíso de su propio mundo, del indígena, era el lugar de descanso. En zapoteco es iobac que significa casa del descanso.

Se construye con vigas de madera, carrizo y encima del carrizo 10 centímetros de adobe y encima del adobe, 5 centímetros de estuco (cal con agua) y sobre el estuco, baba de nopal como impermeabilizante. A pesar de que se ve horizontal, no lo está, está como en declive, viene bajando.

Cuando llueve, con la baba del nopal, el agua corre hacia un ducto, va hacia el drenaje para aguas pluviales y ese drenaje llegaba a lo que serían cisternas, es decir, recolectaban el agua.

También había drenaje para aguas residuales. Estaban muy separados para usarlas como composta en los campos agrícolas.

Los diseños son repetitivos y no se les ha encontrado algún significado. “Seguramente algo significaba”.

A la caída de Monte Alban, hacia el posclásico temprano surge el Mictlán como eje político, económico y religioso.

“Aquí ya no hubo juegos de pelota ni sacrificios humanos. Ya estaban en cierta decadencia. Mictlán está construido al ras del piso y sus entierros ya no eran debajo de los edificios. Tenían un área separada, como si ya fuera un panteón, aunque no supieran que era un panteón, los tenían en un área apartada”, explica José María Brena, guía de Rolan Tours.

El Mictlán no dura mucho, del 900 al mil 495, así que cuando llegan los españoles sólo fue una conquista espiritual. Aquí no hubo guerras, matanzas, ni masacres. Nada de eso. Ya no había liderazgo.

Los dominicos usaron los edificios indígenas para hacer sus iglesias; buscaron que el indígena se sintiera atraído teniendo parte de sus estructuras junto con la iglesia y de alguna manera les funcionó.

El indígena no era tonto. Ya había creado un sistema de escritura, un sistema numérico, practicaba la arquitectura, la ingeniería, sistemas de drenaje para aguas pluviales y residuales bajo piso. Tenían un sistema astronómico. Era una civilización hecha y derecha y aquí se fusionan las dos religiones, platica Chema.

“De hecho, nosotros vivimos un sincretismo religioso. Yo soy católico, pero cuando hay que festejar las fiestas tradicionales, yo digo: iglesia, luego regreso, voy a seguir mis costumbres con traje tradicional, la música, todo lo que implica la tradición prehispánica”, confiesa y afirma que el traje tradicional es el de las tehuanas, el de los hombres es pantalón negro y camisa blanca, nada más. Muy sencillo. Su bordado es hecho a mano, dice.

Menciona que muchas mujeres se llaman Nayelli, nombre zapoteco castellanizado que significa “te quiero”. Aquí lo más importante es la mujer por todo lo que trasmite a las generaciones. “Yo aprendí zapoteco por mi mamá no por el papá”, admite.

TIEMBLA 200 

VECES AL AÑO

El Mictlán conserva al 90 por ciento su estructura original; sólo los dinteles, el 10 por ciento, fue restaurado. La estructura permite ver las recámaras; por dentro es fresco y afuera hay calor. El color rojo ladrillo es el original. Las habitaciones son térmicas y la construcción es ensamblada. Mientras más al fondo se encuentre uno en la habitación, más fresco es el lugar.

Cuando tiembla todo se mueve en conjunto, a pesar de los fuertes temblores que se tienen en Oaxaca, no se han colapsado, señala el guía y precisa que dentro de los dinteles hay canaletas donde tienen rodillos de piedra, que son como una especie de amortiguadores.

Revela que en Oaxaca tiembla un promedio de 200 veces al año; este lugar tiene mil 300 años y es original la estructura. Las escalinatas, un poco altas, no se hicieron por placer o accidente. Hay vigas que, dice, son de acero.

Al caminar por los pasillos, José María advierte que tengamos cuidado con la cabeza, que nos quitemos gorras y lentes porque no permiten ver las dimensiones de altura. “Hay que recordar que eran bajitos como Benito Juárez, quien midió un metro 37 centímetros”.

Algo realmente sorprendente es que cuando entramos a una habitación completamente oscura, el guía nos pidió tomar una foto sin flash y, de manera asombrosa, la foto salió brillante porque “ellos sabían aprovechar la luz del sol.

Salimos rumbo al restaurante Real Matlatl donde comimos y degustamos mezcal para correr a la inauguración oficial de la edición número 14 de Atmex, turismo de aventura y naturaleza que preside Antonio del Rosal Stanford y Rebeca Yáñez.

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