
Los mercados asiáticos se desplomaron en su apertura de lunes después de que los contratos a futuro en Estados Unidos anticiparan fuertes pérdidas en Wall Street, consecuencia de los aranceles globales impuestos por el presidente Donald Trump.
En Japón, el índice Nikkei cayó un 7.35% en la sesión matutina, profundizando la baja del 2.75% registrada el viernes. En Corea del Sur, el índice Kospi sufrió una fuerte caída del 4.8%, mientras que la bolsa de Hong Kong abrió con pérdidas superiores al 9%.
En Singapur, las acciones retrocedieron más de un 7% en la apertura. El índice Straits Times cayó 7.37% hasta los 5,544.02 puntos, alineándose con las tendencias bajistas de la región.
La bolsa de Taiwán no fue la excepción: el índice Taiex se desplomó un 9.8% al reanudar operaciones tras un largo fin de semana.
Por su parte, la bolsa australiana de Sídney resintió un duro golpe. Su índice referencial S&P/ASX 200, que agrupa a las 200 principales empresas del país, perdió un 6.09% minutos después de la apertura, en medio de la creciente preocupación de los inversionistas por el impacto de los aranceles de Trump.
Wall Street se preparaba este domingo para arrancar una semana con pérdidas notables por cuenta de los aranceles de Donald Trump, mientras los precios del petróleo se desplomaban y cuando varios países buscan acuerdos con el presidente estadounidense.
El sábado entró en vigor en Estados Unidos un impuesto universal a las importaciones del 10%. El miércoles aumentarán los gravámenes a las importaciones provenientes de algunos países, como los miembros de la Unión Europea (20%) y China (34%), según anticipó Trump el 2 de abril.
El mandatario republicano negó el domingo que planeara una liquidación intencionada de las acciones e insistió en que no podía prever las reacciones del mercado.
Advirtió que no llegaría a un acuerdo con otros países a menos que se resolvieran los déficits comerciales.
«A veces tienes que tomar la medicina para arreglar algo», dijo Trump a los periodistas a bordo del Air Force One mientras regresaba a Washington de un fin de semana de golf en Florida. Los socios comerciales están «viniendo a la mesa» y «quieren hablar», añadió.
Las empresas estadounidenses han perdido su valor a razón de billones de dólares desde el inicio de su ofensiva arancelaria.
Los contratos de futuros sobre los principales índices de la bolsa de Nueva York bajaban con fuerza el domingo, lo que apunta a una nueva caída de Wall Street el lunes, todavía sacudido por la oleada de aranceles.
El gobierno de Trump aseguró este domingo que más de 50 países han pedido negociar para eliminar o reducir los aranceles impuestos por Washington, unas conversaciones que, añadió, pueden tardar meses en dar frutos.
El secretario del Tesoro, Scott Bessent, dijo que «vamos a ver si lo que tienen que proponer es creíble», matizó «porque después de 20, 30, 40 o 50 años de mal comportamiento, no se puede empezar de cero».
En cambio, los líderes europeos intensificaron sus contactos durante el fin de semana antes de que el lunes se reúnan los ministros de Comercio de la Unión Europea (UE) para acordar la respuesta del bloque.
«El mundo tal y como lo conocíamos ha desaparecido», predijo el primer ministro británico, Keir Starmer, ante este cambio en el comercio internacional.
El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, tiene previsto reunirse el lunes con Trump en Washington para tratar, entre otros asuntos, el nuevo impuesto aduanero del 17% que Estados Unidos planea imponer a su gran aliado Israel.
«¡Algún día la gente se dará cuenta de que los aranceles, para Estados Unidos, son algo muy hermoso!», escribió Trump en el domingo en su red Truth Social.
Los países que buscan una salida negociada a la guerra comercial de Trump lo hacen porque consideran que sus economías «van a sufrir gran parte» de las consecuencias de los aranceles, dijo el domingo en ABC el principal asesor económico de la Casa Blanca, Kevin Hassett.
El director del Consejo Económico Nacional vaticinó que no habrá «un efecto importante sobre los consumidores en Estados Unidos».
Sin embargo, la mayoría de los economistas prevén, en cambio, un aumento de la inflación y un frenazo de la economía en Estados Unidos como consecuencia de los aranceles.