Rufianes

Yo Campesino

* Sin medir consecuencias, harán voluntad del mesías con Poder Judicial
Miguel A. Rocha Valencia
De repente todos nos quedamos callados y vimos que las atrocidades contra el poder Judicial y nuestras libertades se convirtieron en parte de la agenda y dejamos que ocurrieran sin la menor protesta. Hasta permitimos que un sujeto ensotanado que explota indocumentados en el “nombre de Dios”, llamara al linchamiento de una gran mexicana.
Una mujer, jurista ejemplar que resistió y aguanta todos los embates del oficialismo; una dama a la que le han esculcado más allá del plano profesional y familiar y han tratado de descalificarla y quemarla en la hoguera de palacio Nacional.
No pudieron ni el que se fue ni la heredera; no se dobló defendió la trinchera hasta las últimas consecuencias sin caer en la soez ofensa que le profieren los cuatroteros y acomodaticios que al mandato del amo se forman para lanzar latigazos de improperios y a cambio de ello sólo reciben respuestas basadas en la ley.
Pero que un sujeto a quien se le han comprobado delitos que gracias a su nuevo credo cuatroteísta se le perdonan pero no por eso se borra n de la historia se lance contra la constitucionalista y llame a un linchamiento o probablemente fabricación de delitos para encarcelarla, no tiene nombre.
Porque ese sujeto además de ser un cobarde que ofende la memoria de una muerta cuando no se atrevió a confrontarla en vida, manifiesta su esperanza o deseo porque a la ministra Norma Lucía Piña Hernández sufra y sea castigada como nunca nadie lo ha sido en esta vida, no tiene madre y Solalinde no la tiene.
Salió peor que el changoleón con aspiraciones presidenciales, el tal Fernández Noroña quien afirma que si Piña Hernández tuviera un poco de vergüenza, ya habría renunciado a la presidencia de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, a lo que de ella queda después de la descuartizada que le han hecho desde palacio Nacional.
Los dos sujetos de marras que sólo serían superados en sus dichos por quien gobierna este país por el peso del poder, ignoran porque no la conocen que para aguantar lo que ha soportado la ministra Presidenta como funcionaria o como dama, hay que tener precisamente mucha vergüenza profesional y humana.
No cualquiera soporta las presiones que ha resistido la todavía presidenta de la Corte y de la Judicatura federal; se ha comportado como pocos y defendido el bastión último de la separación de poderes, de una República cuyo pacto será enterrado en los próximos meses porque así lo quiere el todo poderoso y su pupila.
La defensa de Norma Lucía Piña Hernández, para que lo entiendan los idiotas que la acusan, persiguen, presionan y ofenden, es por la democracia. Ella fue elegida por sus pares para encabezarlos.
Ella sabía lo que le esperaba y entendió históricamente cuál era su deber luego de que su antecesor entregó no sólo el poder sino la vergüenza para salvar su pellejo, ser perdonado por sus trapacerías y luego sumarse al coro de infelices cobardes que agreden a la jurista.
Y luego para mayor burla, eso sujetos piden respeto desde la máxima tribuna del país o de alguna de las cámaras legislativas prostituidas por el poder omnímodo, donde nadie se salva, ni los opositores que jugaron más a salvar sus intereses personales y facciosos que los de un país que paga muy caro los pecados de una clase política corrupta, convenenciera y cómplices donde la corrupción y las alianzas criminales de todo tipo las descalifican.
 Mientras, la mujer solo acompañada por un puñado de juristas, llegarán hasta el final en defensa de las instituciones y la constitucionalidad y lo harán al costo que sea, hasta la traición de sus pares …

Gracias Norma Piña

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