Y el Zócalo fue Testigo del Magno Desaire a la Presidenta

NIDIA MARIN
La crisis de los tres poderes en México está en marcha.
¿Quién manda en el país López Obrador o Andy?
Sí, porque he aquí la triste historia en un Zócalo repleto, fue escrita por la representante del Poder Ejecutivo Mexicano, ninguneada por los dirigentes del Poder Legislativo.
Y vale la interrogante que circula por la República desde el domingo, porque ella exhibió su escasa autoridad cuando los dirigentes de las Cámaras de Diputados y de Senadores le dieron la espalda para posar para una fotografía con el tal Andy, el número dos del partido Morena ¿o es el número uno camuflado?
La ambición estaba en la Plaza de la Constitución. La crisis de los tres poderes también, ya que a unos cuantos pasos del desaire el Poder Judicial continuaba con el desalojo de las oficinas de algunos empleados, ante el arbitrario cambio que se avecina.
La crisis de los tres poderes (otrora de la Unión) es un hecho. La discordia, la disconformidad y la disgregación también.
Aquello que enorgulleció a varias generaciones de mexicanos, dejó de ser porque a la mandataria electa (no ganó Andy) ni la voltean a ver cuando sale de Palacio Nacional a pie. No más Ejecutivo: encargado de aplicar lo que marcan las leyes y, con base en éstas, llevar a cabo la tarea de gobernar. ¿O sí?
No más Legislativo: encargado de elaborar las leyes que rigen al gobierno y a los ciudadanos, para garantizar la coexistencia de la sociedad. ¿O sí, cuando la aprobación de normas es al a’i se va para salirse con la suya dictada desde La Chingada?
No más Judicial: con la labor de cuidar que las leyes se apliquen correctamente y de resolver conflictos para que exista armonía social, ya que a partir de junio ¡sabrá Dios quienes serán los juzgadores! Sí, ¡sabrá Dios cuántos delincuentes y narcos se colarán en los juzgados!
Estamos viviendo los últimos días de los tres poderes como los conocimos por décadas en el ámbito federal y en el local, cuyo objetivo no sólo era separar las funciones de gobierno, sino equilibrar el poder y así evitar poner en riesgo la democracia. Ya no. Faltan sólo una docena de semanas para la elección judicial.
Y mientras tanto, aquello de que el presidente (a) de la República era considerado el Jefe del Ejecutivo a nivel federal y los gobernadores a su vez el mismo cargo a nivel estatal, mientras que presidentes municipales a nivel local, permanecerá. ¿O será sustituido por el pariente de un expresidente de la República, de un exgobernador o de un expresidente municipal?
Es verdad, la anarquía que reina actualmente en los tres poderes se exhibió en la Plaza de la Constitución plena de acarreados. Fue evidente la crisis por la que cruzan las instituciones y sus representantes, cuando la Presidenta de la República fue ninguneada por los dirigentes del Poder Legislativo, es decir de la Cámara de Diputados y de la Cámara de Senadores, mientras apapachaban y se tomaban la foto con el que dicen será el futuro mandatario de México, con todo y el nepotismo que eso implica.
Pero ellos, por cierto, son quienes han estado trabajando para que la ley contra el nepotismo no proceda o sea manipulable. Es un presunto mensaje de la familia de Palenque.
Desde 2019 la Ley sobre nepotismo prohíbe a las personas funcionarias públicas utilizar sus atribuciones o su influencia para contratar a familiares hasta el cuarto grado de parentesco en el servicio público, además de que ciertamente también la Ley General de Responsabilidades Administrativas tipifica el nepotismo como una falta administrativa grave. Pero ambas normas, aseguran los especialistas tienen huecos y no sirven de mucho.
Como fuere, la ley propuesta por Claudia Sheinbaum a lo mejor ayuda, siempre y cuando los enemigos jurados de la norma en el Congreso de la Unión la dejen ser.
Y he aquí una parte del corrido “Amigos y Parientes”, escrito por Alemi Bustos y cantado por “Los Dos de Tamaulipas”.
“Una cosa es ser familia / Y otra ser parientes / Mi familia es gente fina / No hay ningún corriente
“Yo no ocupo amigos ricos / Tengo puro amigo fino / No te mido por billetes / Yo soy puro corazón
“No depende del dinero / Pa que los hombres sean leales / Pa’ mi todos son iguales / No consiento a ni un cabrón
“La gente que le ha sufrido/ Siempre se distingue /Los chiqueados se la pasan / Nomás chingue y chingue…”
Ciertamente.

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