México: Oportunidades con Trump

SILVESTRE VILLEGAS REVUELTAS

El día (06.03.25) en que se escriben estas líneas, Carlos Loret de Mola escribió un artículo titulado “La oposición en México es Donald Trump” donde argumentaba que el presidente estadounidense había logrado en el tema del narcotráfico y sus nexos con la clase política mexicana, lo que la oposición interna en México (léase PAN, PRI, MC y organizaciones adláteres que el articulista no menciona para no contribuir más a su desprestigio) no habían podido hacer respecto a lo materializado por el régimen de López Obrador, a la implacable ruta morenista y a lo que está llevando a cabo el gobierno de Sheinbaum. Lo señalado por Loret es cierto y también lo es que la estrategia de “abrazos y no balazos” fue una equivocación. Pero se equivoca en obviar TODO LO OTRO que ha significado el empoderamiento del proyecto de AMLO y su continuación en un llamado “segundo piso de la 4T”: que no pudieron contrarrestar los estrategas de la variopinta y, genuinamente limitada oposición al obradorismo. 

Pero vayamos a las oportunidades.

Toda la comentocracia en México y de manera general el sentido común sabía que Trump tenía su mazo más poderoso en el tema del narcotráfico y que dicho asunto era el más complicado para el gobierno mexicano. Pero platicando con gente que sabe, éstos opinaban que la importancia económica del narco en el país es esencial en ciertos puntos geográficos y en determinados rubros de producción. El problema ha sido y debería ser ¿cómo limpiarlo y hacerlo respetable? Estimados lectores, los apellidos de las grandes compañías estadounidenses cuyas fortunas comenzaron en los años de 1880, eran para la Primera Guerra Mundial (1914) genuinamente conglomerados multimillonarios cuyas marcas y productos son del todo conocidos. Los fundadores de tales compañías eran unos pillos, maleantes de metralleta, pero en una generación se “blanquearon” al grado de abrir universidades, fundar asociaciones caritativas, llevar adelante enlaces matrimoniales convenientes y presentarse ayer y hoy como ejemplos del espíritu empresarial que define a los Estados Unidos. En México eso todavía no ha sucedido porque los que quieren blanquearse todavía están muy cerca, viven y practican tácticas de intimidación propias del lado oscuro.

En una lectura positiva, las presiones de Trump deben hacer voltear al gobierno de Sheinbaum y a los empresarios mexicanos acerca de que la diversificación de contactos, la diversificación de empresas, la diversificación de socios y la multiplicidad de mercados es la mejor manera de sobrellevar los inminentes aranceles trumpianos o las ya añejas sanciones estadounidenses. Ello ya sucedió con las intermitentes restricciones en contra del aguacate mexicano, las muy largas prohibiciones contra el atún que era pescado por empresas mexicanas y muchos otros artículos que han definido la relación bilateral referida al comercio. Desde mediados del siglo XX, México ha tenido que enfrentar sanciones gringas: me acuerdo del tema de la fiebre aftosa, acerca de los padecimientos de los pollos atómicos etc.

Un estudio realizado por gobiernos/empresas/asociaciones de consumidores europeos señalaba: en lugar de comprar un auto General Motors adquirir uno Volkswagen, en lugar de beber una Pepsi deleitarse con una Orangina de Francia, en lugar de utilizar una medicina Pfizer que el médico recete una Novartis, y así ponía muchos ejemplos, pero precavía: las guerras comerciales empobrecen y dañan la libertad del consumidor. A lo anterior un especialista en temas económicos mexicanos subrayaba un punto esencial para evitar en el futuro sanciones arancelarias y cumplir con el T-MEC: LOS EMPRESARIOS deben producir más componentes mexicanos. El país es líder en el ensamblaje de pantallas de TV, pero solo el 20% de los componentes son nacionales: la ruta a conseguir es que el porcentaje aumente exponencialmente.

Para que ello sea una realidad debe revertirse una tendencia histórica que viene de los tiempos coloniales y es que la Nueva España, luego el México independiente, siempre privilegió la relación del comercio ultramarino y hemos sido deficitarios en la innovación tecnológica. Hay intentos, pero no son suficientes. México no puede llegar de un día a otro a ser potencia en los productos que utilizan “tierras raras”, pero ¿Por qué no producimos motocicletas con gran diseño, o para la vida diaria, como lo hacen los empresarios de India, China, Estados Unidos o Alemania?  Finalmente, aunque no es para agotar el tema, con la llegada del primer Trump hace ocho años, éste, a través de sus apoyos electorales, como son algunas centrales sindicales estadounidenses, obligaron al gobierno mexicano y les cayó como patada a los empresarios mexicanos, que éstos últimos subieran salarios, mejoraran las condiciones de trabajo (si quieres que te compre fresas mexicanas ponle a tus piscadores lavabos y WC), se llevaran a cabo elecciones libres al interior de los sindicatos, entre otras medidas. En fin, más allá del tema narco, las presiones trumpianas pueden mejorar la vida de los mexicanos y ello es ir más allá del morenismo y el actual gobierno.      

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