
SILVESTRE VILLEGAS REVUELTAS
Salvo los críticos a ultranza que no conceden nada porque sus odios son más poderosos que cualquier evidencia objetiva, el gobierno de Claudia Sheinbaum como cualquier otra administración en el mundo tiene políticas de gobierno que son evidentemente positivas y otras que son lastres pesadísimos los cuales provienen del pasado inmediato, o de plano resultan de componendas políticas que se pagan con muy altos intereses.
No se nos debe olvidar de donde proviene políticamente Sheinbaum: de la izquierda radical de los ochenta que en aquellos años fuera muy combativa y que en aquella época de juventud abrazó las causas más contestatarias como la agenda neozapatista de Marcos, el apoyo a ciertos movimientos guerrilleros sudamericanos y mexicanos cuya existencia fue menos belicosa y menos efectiva por el combate policiaco/militar que el priismo les echó en cara. Igualmente, por el poderosísimo poder de cooptación político que le era connatural al PRI y que practicó durante varias décadas: misma estrategia que hoy está llevando a cabo MORENA.
Como lo han razonado algunos analistas, léase entre otros a Zepeda Patterson, hoy se han incorporado al partido personas con un pasado muy turbio que pueden ser muy peligrosas para la sana “moralidad” que en un inicio tuvo el movimiento. Cooptar para ganar fue la estrategia que desarrolló López Obrador y constituye en la contemporaneidad uno de los ya mencionados lastres que sobrelleva la administración claudista.
Dicen los críticos que ella debe cambiar la estrategia, los morenistas responden y nosotros entendemos: ¿por qué cambiarla si ha operado a la perfección para los intereses de MORENA? La oposición está apabullada, en todos los temas ha sido rebasada por la izquierda y si fuera un juego de futbol, la oposición estaría perdiendo un 6 a 1 (éste último referido parcialmente a los resultados de la elección del 2021). Como ejemplo, ellos no van a cambiar “la mañanera” de López o la “mañanera del pueblo” porque como maniobra de propaganda gubernamental FUNCIONÓ… ¡¡o no queda claro!!
Existen al menos tres grandes rubros por donde el gobierno de Sheinbaum va caminando con rapidez en unos y con mucha dificultad en otros.
La agenda social/cultural avanza bien. Cualquiera que no lo ciegue los prejuicios pondera las políticas que continúan empoderando a las mujeres, a los pueblos indios, a las minorías de género, al ecologismo y al abanico de las artes que se aprecia en las exposiciones que organiza el INBAL, CONACULTA, la Cineteca Nacional, el Fondo de Cultura Económica, las secretarías culturales de los estados de la federación y el mosaico de extensión académica que promueven las universidades estatales. No nos obnubilamos, dichas instancias lidian con grandes reducciones presupuestales para funcionar. En sentido opuesto, si solamente vamos al centro comercial Perisur, nos encerramos en casa por el miedo a que nos asalten y solo vemos las “mesas de análisis político” que sesgadamente se proyectan en determinados canales de televisión, entonces resultada que el gobierno mexicano no está haciendo nada.
Segundo rubro central en el gobierno de Sheinbaum. A diferencia del obradorato, la actual administración sí ha conformado una élite de funcionarios público/privados que trabajan en sus respectivas áreas para que las cosas salgan bien. Ello se puede constatar en los grupos de trabajo que lidian diariamente con el tema de la economía, el comercio, las finanzas y las relaciones exteriores. Debe ser reiterado y subrayado que el actual gobierno comenzó a funcionar llevando a cuestas un enorme déficit presupuestal, originado por el gasto de la elección presidencial que DEBÍA GANARSE, resultando dicho proceso en una campaña muy larga y costosísima. NO DEBE REPETIRSE SEMEJANTE TIPO DE CAMPAÑA. A pesar de ello se han estado llevando a cabo las alianzas, acuerdos y proyectos de desarrollo nacional que involucran al gobierno federal con los principales actores económicos del sector privado. Unos se materializarán en grandes obras y otros quedarán en el camino para desgracia del país; la oposición solamente verá los segundos porque “no quieren tener la experiencia de subirse al Tren Maya” (sic). Debe ser precisado que la llegada de Trump al poder ha obligado al gobierno mexicano a ponerse las pilas y ser más eficiente.
Tercer rubro con el que debe negociar la administración de Sheinbaum: la agenda política desarrollada por los otros dos Poderes Federales y “las tribus” al interior de MORENA. Aunque en las dos cámaras del Poder Legislativo existe una mayoría del partido gobernante, la cual constituyó en la auténtica patiza propinada a la variopinta oposición, objetivo y triunfo de la estrategia de AMLO, el gobierno de Claudia, y lo repito, negocia, gana pero también pierde frente al inmenso poder que tienen los líderes camerales Noroña, Monreal y principales adláteres. A ello debe agregarse la abierta oposición que sigue existiendo con la mayoría de los miembros de la actual Suprema Corte de Justica y el asunto todavía no resuelto del galimatías que tiene por objetivo conformar la pléyade de juzgadores a nivel nacional. Es cierto que en la estructura del poder judicial la opacidad en las sentencias, el nepotismo y la corrupción han sido cosas de todos los días: negarlo es no ver la luz del sol. Pero lo anterior no le quita veracidad a los críticos de la elección popular de los juzgadores, en el sentido de que prácticamente el ciudadano depositará su voto a ciegas: es imposible conocer, analizar, ponderar los currículos y el importante perfil personal de los candidatos a ser jueces. Finalmente, de las lides al interior de MORENA, los críticos tienen razón que los procedimientos guindas se parecen a los del PRI. Pero yo preguntaría ¿qué partido político en México no está contaminado de los usos y costumbres autoritarias y corruptoras de sus dirigentes? Pregúntenselo a los panistas que ya salieron de la organización azul.