
(Especial de Misión Política)
POR AUGUSTO GÓMEZ VILLANUEVA
En los pocos días que lleva de ejercer el presidencialismo imperial, Donald Trump ha generado múltiples reacciones de todos los países del mundo. Las hegemonías económicas regionales del siglo XXI, como China, Rusia, India, Japón, Turquía, Francia y Alemania, quienes son los más fuertes poseedores de armas nucleares, confundidos ante las acciones del presidente norteamericano, quién usa, en su guerra comercial, aranceles del 25%. Como nunca, ha ocurrido una evidente ruptura de los compromisos que contrajeron los gobiernos norteamericanos anteriores con todo el mundo.
Sumado a esto, la política de recuperación de sus grandeza histórica agrega sus contradicciones antibelicistas, en sus afanes de darle identidad a su gobierno propiciando la intervención en conflictos fronterizos como el de Ucrania con Rusia y de Palestina con Israel, para negociar términos de paz, parecería que Trump inicia una nueva etapa para rescatar su dominio bélico – comercial, en medio de una nueva guerra por la oligarquía tecnológica de los modernos medios de comunicación y de los avances científicos, incluida la inteligencia artificial.
Tal desconcierto anuncia el fin de un ciclo histórico calificado como la crisis de la globalización; como en toda transición, en que cada país asoma sus debilidades y su fuerza, ya sea bélica, económica, científica o cultural. Lo grave de este ciclo de transición es que se trata de enfrentarse a problemas tan complejos como el origen de la energía, motor del desarrollo de la industria mundial y que implica, a su vez, restricciones entre el uso del carbón mineral, el petróleo y sus derivados que, sin duda alguna, han originado los grandes conflictos bélicos de nuestros tiempos para conservar el dominio de las fuentes de abastecimiento de energías contaminantes y la gradual transición de sustituir todo el aparato productivo con el uso de energías limpias, cuyos costos en la competencia comercial no favorecen, hasta ahora, una poderosa industria automotriz, que se vuelve el eje de las disputas emprendidas por los grandes Trust norteamericanos, que se enfrentan a ante una disminución de su capacidad productiva, ante la competencia internacional con Japón, China, Alemania, Francia, Corea del Sur, etc.
La señal que el presidente Trump muestra en su diálogo con él presidente Vladimir Putin de Rusia y su alarde de haber logrado negociaciones con la India, va configurando las bases de un nuevo orden mundial, sin embargo, en países como México, pasmados frente a las amenazas del presidente norteamericano que, no solamente se refieren a la Orden Ejecutiva para imponer el 25% de aranceles a los productos mexicanos, básicamente, el acero y aluminio, que además, incorpora a Canadá.
Dada la magnitud de las empresas maquiladoras, de la industria automotriz y otras tantas como la industria aérea y de todos aquellos componentes de la industria electrónica y la computación, las políticas comerciales y la persecución de migrantes, afectan a millones de trabajadores calificados, como mexicanos y canadienses. El condicionamiento impuesto a los dos gobiernos de combatir al crimen organizado, esencialmente de los carteles vinculados al trasiego del fentanilo, con el pretexto de la abierta tolerancia con China, acciones que mostraran una intervención militar como su efecto simultáneo en la región del norte de América y que hoy sacude hasta los últimos rincones de la región latinoamericana.
Hoy la suma de estos acontecimientos, ha originado un agregado en el terror desbordado por la multiplicación de los fenómenos que atrajo el proceso globalizador, la crisis de la democracia, gobiernos populistas, el aumento de la población, proliferación de la delincuencia frente a la pobreza; el cambio climático, la desocupación en general, la emigración masiva de los países de mayor marginación poblacional y el debilitamiento del Estado.
Se vive la incertidumbre por los enormes riesgos de un endurecimiento en los gobiernos de la región, impotentes para resolver la demanda ocupacional y el cumplimiento de las metas del estado benefactor en los sistemas de salud, educación, vivienda y el sistema de protección social que incluye la jubilaciones de millones de ciudadanos de la tercera edad que ven, con verdadero terror las medidas dictadas por los gobiernos populistas para atenuar transitoriamente los efectos de la pobreza y la constante criminalización de los pueblos marginados que genera la migración masiva.
Vivimos una etapa de proporciones catastróficas originada por múltiples factores que propician la decisión suicida de aquellos que integran las caravanas en el intento de transitar los caminos que conducen a México y los Estados Unidos. Millones de seres humanos viven hoy las consecuencias de crueldades genocidas inimaginables con pérdida de vidas que abarcan a familias enteras, sin descartar el tratamiento inhumano contra los niños y niñas que se vuelven víctimas mudas del drama universal.
Coincide esta etapa con una crisis del Estado en la cual la barbarie se suma a todas las formas de violencia en las sociedades del norte global sobre un pueblo marginado, víctima del atraso y de las represiones de los gobiernos autoritarios que han propiciado el despojo de sus tierras por el señuelo del empleo, de las compañías internacionales empleos limitados solo para aquellos que alcanzaron el conocimiento de las nuevas tecnologías que exige la sustitución del aparato productivo que impone la modernidad y la demanda mundial.
México, gobernado por una oligarquía populista se ha transformado en el escenario en el cual la incertidumbre provocada por la falta de claridad en la estrategia de un gobierno que se sustenta en la improvisación, se expresa la más deleznable conducta de los dirigentes del partido Morena, que en poco tiempo, herederos del régimen anterior, asoman sus contradicciones en enfrentamientos múltiples de una clase gobernante, que inesperadamente sustituye a los antiguos cuadros técnicos y burocráticos de carrera en el servicio dentro de los tres poderes de la unión (Ejecutivo, Legislativo y Judicial), sustituyendo por sus propios militantes, cuya escasa capacidad y experiencia conduce a distintas formas de provocación polarizante. Todo esto, erosiona la confianza del sector empresarial, que prefiere la salida de capitales que conlleva la fuga de cerebros en búsqueda de mejores opciones fuera del país.
En estos momentos la vox populi se manifiesta con la frase de que “el diablo anda suelto”, que explica la situación de un país que vivió largas etapas de paz y desarrollo, derivada de la vigencia de la cultura de respeto al régimen de derecho y la continuidad programática revolucionaria. Ahora afronta la destrucción del orden constitucional y las instituciones que le permitieron la estabilidad política que gozó por más de tres cuartos de siglo.
Llegar a la alternancia que es el resultado de la madurez de la democracia, como efecto de la pluralidad política que propicia cambios en la tendencia neoliberal, que fue alcanzada por el fin de un ciclo histórico que propició el advenimiento del régimen de la 4T.
Los resultados de las reformas electorales impulsadas por el pacto por México, han originado que la alternancia requiere de una mayor reflexión, en el proceso de desarrollo que había logrado el país en ciclos sexenaes programaticos que, si bien, había aportado avances y transformaciones estructurales profundas, derivadas de un proceso revolucionario, cuya división sociológica incluye ciclos temporales divididos en 4 etapas: Insurrección, pacto social legislativo (constitucional), reconstrucción, legislación secundaria y proceso institucional.
La 4T intentó calificar su movimiento populista como una revolución pacífica y sin embargo ha resultado una contra revolución de efectos retroactivos y destructivos del orden constitucional e institucional del país.
A estas alturas el único camino para recuperar la paz y la estabilidad nacional es la reconstrucción que a su vez exige un proceso de conciliación nacional hacia la renovación, misma que debería ser conducida por la suma de generaciones de mexicanos del siglo XX y XXI con la exigencia de mantener el régimen republicano, la división de poderes y un proceso en el cuál se privilegie el respeto a la experiencia histórica y el impulso creador del pueblo y los valores superiores de la nación que dieron origen a la existencia de un nuevo pacto social.
La soberbia triunfalista de Morena, animada por los resultados electorales de los dos últimos sexenios, se ha convertido en la prepotencia de la cooptación de renegados de la oposición, creando en su interior ”grupos peligrosos”, carentes de cohesión ideológica, proclives a la anarquía, aturdidos y confundidos, ensoberbecidos por la jefatura de un líder carismático de consignas mesiánicas y su auto calificación de izquierda, optó por llamarse “La cuarta transformación”.
Provocar la confusión le hizo predicar ante multitudes vociferantes un lenguaje de odio revanchista contra los regímenes pasados del PRI y el PAN, culpandonos del fruto de una supuesta responsabilidad por la desigualdad, la pobreza y la corrupción por la tendencia del neoliberalismo.
El discurso acompañado de programas de reivindicación de corte populista fueron la cortina de humo que ocultó sus inconfesables compromisos que lo llevaron al poder, sin ocultar el pacto verdadero con “el crimen organizado”.
México vive hoy las consecuencias de la ceguera a que fue sometido en una perversa campaña de años de desinformación, que condujo a un voto de castigo a los Partidos Políticos tradicionales, pero básicamente contra los regímenes anteriores presididos por Felipe Calderon del PAN y Enrique Peña Nieto del PRI.
Es tiempo de reflexionar sobre los peligros del SEGUNDO PISO DE MORENA qué intenta continuar con el auto engaño, que pretende transmitir utilizando la misma estrategia del anterior para continuar la destrucción de las instituciones que permitían mantener la paz a través de una democracia orgánica, resultado del desarrollo político y económico de México.
El déficit presupuestario del criminal despilfarro que hereda el actual gobierno, tarde o temprano, se volverá en contra de su artificial popularidad.
La cifra de CUATRO BILLONES DE DEUDA que le heredó López Obrador a Claudia Sheinbaum, como una camisa de fuerza, la limita para enfrentar la crisis económica por venir.
Si agregamos los efectos de las órdenes ejecutivas del presidente Trump, que, además de decretar el 25% de aranceles al acero y al aluminio, han provocado efectos de pánico en las empresas acereras de México y Canadá, con múltiples repercusiones, especialmente en la industria automotriz.
Se suman las disposiciones para cerrar las fronteras, decretar el Estado de emergencia, una estricta vigilancia con los drones espías a lo largo del Golfo y el Pacifico y la supervisión en las aduanas alegando su contención por las caravanas con el fin de evitar el paso ilegal de los ejércitos de migrantes. A esto se añade la declaración del crimen organizado como terrorismo, lo que, a pesar de la estrategia binacional militarizada, no se ha impedido que día a día aparezcan en nuestro territorio arsenales de armas, laboratorios y verdaderos centros de conspiración contra el Estado, desafiantes en cárteles con organizaciones paramilitares de evidentes conexiones transnacionales, que confirma los resultados de la política del régimen anterior de “abrazos, no balazos”.
La contienda bélica contra el crimen organizado rebasa los limitados presupuestos de seguridad. Los 10,000 efectivos del Ejército, la improvisación de campamentos, armas estratégicas y alimentación, así como la falta de preparación para combatir el crimen organizado, ejemplifican los enfrentamientos en varias entidades federativas, cuya alteración del orden influye en el clima de inseguridad y terror: Tabasco, Chiapas, Michoacán, Sinaloa, Guanajuato, Zacatecas, Sonora, Chihuahua, Guerrero, etc.
Si agregamos las movilizaciones ciudadanas de los transportistas, los comerciantes y las protestas de familiares de las víctimas de asaltos, robos, secuestros, feminicidios, infanticidios, etc., asoman ya, no solo la incapacidad del Estado de atender los temas de carácter general en la impartición de justicia, como la salud, el suministro de agua, el incremento del costo de las medicinas, la alimentación y los servicios en general.
Los efectos incontrolables sobre la gobernabilidad que se agravan por la falta de diálogo en las Cámaras de Diputados y Senadores, obedientes de las irracionales propuestas de reforma a la Constitución y leyes secundarias que son aprobadas sin lectura, sin análisis y sin diálogo. El conflicto personal de ambos coordinadores de las fracciones parlamentarias de MORENA se ha traducido en pugnas internas y acusaciones mutuas, originan que prevalezca en el interior de ambas bancadas incontrolables reyertas y componendas internas en las cuales, prevaleciendo la rigidez de la línea de subordinación a los dictados de la cúpula presidencial y por otro se desentierren las reminiscencias de un revanchismo como la vía de sustitución del diálogo y la negociación para acudir nuevamente al chantaje de la compra de la impunidad o el amago para obtener el silencio cómplice de quien se oponga a la suprema voluntad de la corriente continuadora del obradorismo que insiste en dictar peligrosamente, sus lineamientos y conductas a seguir.
Los ortodoxos de la 4T, han impedido en sus afanes de predominio que la actual titular del poder ejecutivo, asuma su jerarquía constitucional y se transforme en una presidenta simbólica, dándole credibilidad a la existencia de un maximato que ha impedido durante su ejercicio el reconocimiento a su legitimidad en el interior y exterior del país.
Abrir las puertas del rencor que no sólo entorpecen sino también es seguir una ruta sin regreso, en la cual abrir la caja de Pandora podrá revertirse en interminables conflictos que distraen la atención de los problemas fundamentales de la nación y debilitan a México ante las presiones y amenazas provenientes del exterior.
Muestra de ello, es la gran simulación del ejercicio de selección de los futuros integrantes del Poder Judicial y la reforma en contra del INFONAVIT, así como los intentos de legislar contra la propiedad privada, generan día a día la calificación internacional de que México es un país cuya inseguridad representa la calificación de las agencias internacionales.
El panorama descrito muestra una evidente descomposición de la relación con las fuerzas políticas y la sociedad civil que en esencia representan verdaderamente al pueblo que trasciende a la organización familiar y de la sociedad. Sería tanto como jugar con lumbre y profundizar o radicalizar un enfrentamiento del pueblo con el Estado.
La aparición de los grupos que asocian la protesta a la indignación no reconocida en sus causas y orígenes, asoma ya rasgos de Estado fallido y, por lo tanto, un peligroso ciclo de provocaciones de múltiple naturaleza que, ante la incapacidad e impotencia del gobierno del segundo piso de la 4T, abrirá un capítulo inédito de implicaciones contra la organización federal y de la sociedad generando una crisis nacional, por lo tanto, la voz sensata y prudente de la dirigencia de nuestro Partido Revolucionario Institucional, Alejandro Moreno Cárdenas, cobra un mayor significado cuando postula el retorno al camino del diálogo y la experiencia histórica para reconstruir las bases de la democracia que arraiga el espíritu de unidad nacional en principios en los que la libertad representa la herencia cultural que nos ha caracterizado como una gran nación.
Es el momento en el cual el poder legislativo puede jugar el papel histórico de reanudar el diálogo con sus homólogos de la gran nación norteamericana cuya revolución en 1789, dió origen al régimen Repúblicano Federal que instituyó la democracia sustentada en las tres piedras angulares de su existencia: el Poder Ejecutivo, el Poder Legislativo y el Poder Judicial, que para nosotros los mexicanos, no solamente es importante los diálogos entre los presidentes de las repúblicas sino también entre el poder legislativo que tiene un gran peso e importancia en ambos países en que la democracia es el sustento de los principios que dieron origen al Estado norteamericano y al Estado Mexicano.
Foto: web