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Punto de Vista
Por Jesús Michel Narváez
“Si los declaran terroristas -a los cárteles- nosotros ampliaremos la demanda contra las armadoras -fabricantes de armas-… “.
Así respondió la presidenta mexicana al conocer el anuncio de Donald Trump la semana pasada y en el que adelantó que “el miércoles” -ayer- firmaré la orden ejecutiva para declarar “terroristas” a los cárteles criminales.
Aunque no se refirió en concreto a los mexicanos, porque añadió a venezolanos, colombianos y salvadoreños.
Marco Rubio, secretario de Estado había confirmado que el presidente Trump haría la declaratoria. Y nadie le creyó, como tampoco en Palacio Nacional tomaron en serio el anuncio.
Consummatum est.
¡habemus terroristas!
Hasta la tarde de ayer no se conocía ninguna reacción y menos algún adendum a la demanda presentada por el gobierno pasado de México, promovida por el hoy secretario de Economía en contra de fabricantes de armas -no armadores porque no maquilan- y podría ser que esta mañana se conozca la “nueva” postura de la gobernante.
Para los ciudadanos este miércoles 19 no fue de fiesta.
Por el contrario, fue de sacudida.
Hace unos días, en la mañanera que no es del pueblo, su titular refirió a pregunta “expresa” -sembrada, pues- que no tenía la información completa de los sobrevuelos de drones provenientes de Estados Unidos y tampoco de la presencia de buques de la Marina. Dijo, sin embargo, mañana les doy todos los datos.
Pasaron más de 10 días y debido a dos reportajes publicados por The New York Times y CNN, en los que afirmaban que se multiplicaron los vuelos de espionaje, la presidenta decidió tomar el tema y afirmó, ¡oh, sorpresa!, que los drones están en el país “a petición de México”.
Y para no dejar pasar la búsqueda de desacreditar a los influyentes medios estadounidense, dijo: “¿Qué quieren promover con la nota? … ¿Y todos los corifeos que se desatan en medios mexicanos o en la oposición, como diciendo: ‘es que la presidenta de México es débil, tuvo que ceder frente a espionaje del Gobierno de EE.UU., hay violación a la soberanía? Cuando en realidad es un protocolo de cooperación”, manifestó.
Vendría lo inédito: “quieren debilitar mi gobierno”.
Envolverse, en la palabra y no en la práctica, en la Bandera de México, en los soldados que cada hijo te dio, en el país no es colonia de nadie, somos una nación libre, independiente y soberana, pierde efecto cuando, contra lo que se dijo ayer, anteayer, hace una semana, las acciones del gobierno federal atienden “la cooperación” pedida por Estados Unidos y envía 10 mil elementos de la Guardia Nacional a resguardar la frontera sur del vecino del norte, calla frente a la confirmación de aplicación de aranceles, envía a Marcelo Ebrard a “negociar” y Omar García Harfuh hace el milagro: descubre laboratorios “clandestinos “ -¿hay de otros en el mundo criminal?- en donde se procesan drogas sintéticas y confisca millones de pastillas de fentanilo, toneladas de cocaína y hasta de marihuana.
Acciones, todas, que estaban reservadas a la orden presidencial del pasado y, al inicio del presente, se mantenía la postura prácticamente de los abrazos a los criminales, ya se sabe, porque también tienen derechos humanos.
La presidenta debió informar en tiempo y forma que, entre los acuerdos de cooperación, México pidió la presencia de los drones y de los navíos. Para eso ordenó, en su calidad de comandanta de las fuerzas armadas, informar que los vuelos y los buques no violaron el espacio aéreo ni tampoco las aguas territoriales.
No lo hizo.
Y ahora sale con que “nosotros pedimos” los vuelos espías.
¿Y el adendum a la demanda contra las armadoras?
Hasta ayer, nada.
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