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Los Dados de Dios
NIDIA MARIN
México está viviendo una pequeña “guerra fría” de parte del vecino del norte. Prueba de ello son los 18 sobrevuelos de aviones espía y la navegación de barcos militares (aunque sea en aguas cercanas a las de la República Mexicana).
No es todo. En nuestro país, hoy (como en aquellos tiempos desde los años 40’s del siglo XX), los roces diplomáticos están y estarán a la orden del día, aunque los oculten, debido a la actitud asumida por el gobierno trumpiano.
Por lo pronto, nosotros tenemos (y varios países también) algunas de las características de los tiempos idos: armamentismo, polarización, construcción de muros de todo tipo, intentos de dividir a los países y apropiarse de territorios, disputas diplomáticas, tentativas de influencia sobre otros países, conatos de conflictos militares entre vecinos, con el aderezo de cargas económicas como punto de mayor inflexión.
Además, como si no fuera suficiente, tal y como lo advirtió el IMCO (Centro de Investigación en Política Pública) la eliminación de organismos autónomos y la incorporación de sus actividades al Poder Ejecutivo, así como la reforma podría entrar en conflicto en los siguientes capítulos del T-MEC:
- Capítulo 18 (Telecomunicaciones): establece la obligación de mantener un organismo regulador del sector que sea independiente y autónomo del Poder Ejecutivo.
- Capítulo 21 (Política de competencia): señala que cada país debe mantener una autoridad o autoridades nacionales dedicadas específicamente a la aplicación de las leyes de competencia.
- Capítulo 22 (Empresas propiedad del estado): establece que los organismos administrativos que regulen a las empresas propiedad del Estado (incluyendo aquellas en el sector energético) deben ser imparciales.
¿NO FUERON TOMADAS EN
CUENTA LAS ADVERTENCIAS?
Son muchas las posibilidades de conflicto que habían sido advertidas por los especialistas del IMCO (en el trabajo de investigación “A Cuatro Años del T-Mec”) como las ubicadas en el capítulo 14 de “Inversión” con la “cláusula trinquete”. De acuerdo a dicha institución “…en el T-MEC establece que si un país abre más su economía permitiendo más comercio o inversión extranjera, no podrá retroceder esas medidas en el futuro ni cerrar sectores previamente abiertos a participación privada, por lo que introducir nuevas restricciones para empresas privadas en el sector energético podría generar un conflicto”.
Aunado a ello, ya está la problemática por el maíz genéticamente modificado y muchas más.
El gobierno de México no puede decir que no se lo advirtieron, ya que la mencionada institución de investigación precisó en su momento:
“En un año con cambio de Gobierno Federal en México y elecciones en Estados Unidos, y con la posibilidad de modificaciones institucionales, de cambios regulatorios y de políticas públicas, la resolución de disputas pendientes y alineación de marcos regulatorios entre los tres países del T-MEC es crucial”.
Y también…
“Las nuevas administraciones tienen la oportunidad de tomar decisiones que promuevan una mayor integración productiva en América del Norte, para lo cual es indispensable asegurar el cumplimiento de los compromisos comerciales”.
Pero con gente enferma de poder como el Damocles del otro lado del Bravo y el neonazi que le acompaña ninguna nación puede vivir sin contar con una alarma bien aceitada para alertar de la maldad y, además, de las consecuencias de esta guerra fría en marcha.
Esperemos que no haya una bomba atómica o algo similar, y en cambio, como sugiriera el doctor Wolfang Benz, en su trabajo “El Fin de la Guerra Fría. Su significado para Europa y el Tercer Mundo”, publicado por la Revista Ciencia y Cultura:
“En lo que respecta al Tercer Mundo, el fin de la Guerra Fría no ha cambiado el hecho de que los problemas de la pobreza, el desempleo, etc., aún sean los principales, e incluso en algún sentido tal vez se hayan vuelto más graves. Pues los países que tienen mano de obra barata, por ejemplo, están en el peligro de convertirse en neocolonias.
“Una forma de ayudar a los países en desarrollo sería brindar apoyo efectivo en forma de fondos de solidaridad. Porque la solidaridad internacional funciona, eso se ha podido ver hace muy poco cuando ocurrieron las catástrofes en el sudeste de Asia, pero no se la está planteando en una perspectiva a largo plazo, sino como un producto emocional de las tragedias actuales. Y aunque sea una idea que a un economista le parecería poco aconsejable, se debería seguir la sugerencia de un historiador en sentido de que los países ricos deberían dar una parte de sus ganancias al Tercer Mundo. Un instrumento tal sería realmente efectivo y supondría un cambio de estructura tan revolucionario que solamente podría lograrse con la unión de todos los Estados”.
Por lo pronto eso no va a suceder y en cambio, mientras la espada desenvainada del norte lanza estocadas a diestra y siniestra, en México se debe hacer caso a quienes sí tienen conocimiento no sólo en la materia, sino en la forma de ser de los energúmenos.
La patria lo agradecerá, porque como dice “Canción de Guerra”, de José Chino que canta Supersubmarina:
“Mis bombas serán palabras / Mis granadas son canciones/ mi lengua será un misil.
“Ya no respeto tu tregua / ni me quedo en la frontera / ni me canso de escribir.
“Fuego al objetivo / ya lo tengo decidido/ nadie lo va a hacer por mí.
“Empezó la guerra fría, /el tiempo de la anarquía, / empieza tu amargo fin”.
“Empieza tu amargo fin”.