Un dolor real (A Real Pain) película de comedia dramática escrita, y dirigida por Jesse Eisenberg, protagonizada por el propio Jesse Eisenberg (David Kaplan), Kieran Culkin (Benji Kaplan), Will Sharpe (James), Jennifer Grey (Marcia), Kurt Egyiawan (Eloge), Liza Sadovy (Diane), Daniel Oreskes (Mark) y Ellora Torchia (Priya); se estrenó en el Festival de Cine de Sundance el 20 de enero de 2024.
Dos primos judíos estadounidenses, David y Benji, emprenden un viaje a Polonia para visitar la casa de la infancia de su difunta abuela y conectarse con su herencia familiar, pero durante el viaje surgen recuerdos familiares y viejas tensiones.
AGUA Y ACEITE
Los primos Kaplan han decido hacer un viaje a Polonia para conocer la casa de su abuela, así que quedan de verse en el aeropuerto de Nueva York, David va atrasado y se preocupa de que su primo Benji lo esté esperando, así que le manda varios mensajes de voz para infórmale como va en su ruta.
David, padre y esposo reservado y pragmático, contrasta marcadamente con la personalidad de su primo Benji, un vagabundo excéntrico y de espíritu libre, quien critica a David por perder su antigua pasión y espontaneidad, mientras que éste lucha con los arrebatos sin filtro de Benji y la falta de dirección en la vida.
La cinta se presenta dentro del subgénero de road movie cuyo argumento se desarrolla a lo largo de un viaje, aunque también tiene tintes de ser como una buddy movie, una categoría que se centra en la relación entre dos personajes principales.
Las buddy movies se centran en la relación y la dinámica entre dos personajes principales que generalmente son hombres. La trama se desarrolla alrededor de la relación entre estos dos personajes y su lucha por alcanzar un objetivo común. A menudo, los personajes principales tienen personalidades muy diferentes, lo que puede generar situaciones cómicas y conflictos que añaden tensión y emoción a la trama.
Ambos subgéneros han sido explotados por directores y guionistas de todo tipo.
EL TOUR
Ambos primos viajan como parte de un grupo turístico a cargo de James, un guía británico apasionado y conocedor der la cultura judía, pero no practicante del judaísmo; dentro del grupo se encuentran Diane y Mark, que son una pareja recién jubilados, también está Marcia, una divorciada que quiere recuperar su tiempo perdido, y Eloge, procedente del continente africano y recién convertido al judaísmo.
Cada quien tiene un objetivo y una perspectiva sobre este tour, para los primos Kaplan es reencontrarse con las raíces de su abuela judía, pero habrá otro objetivo oculto que se irá desentrañando a medida que avanza la historia.
El grupo de viaje no es homogéneo, lo cual hace un poco más complicado coincidir en la dinámica colectiva, de hecho Benji critica la falta de autenticidad emocional del tour y cuestiona el enfoque que está dando el guía basado en hechos y estadísticas, pero dejando a un lado lo humanitario de la historia, él quiere vivir un dolor real; ello avergüenza a David, pero curiosamente Benji conecta con los miembros del grupo, quienes se sienten conmovidos por su honestidad emocional.
Es claro que David reprime ciertas emociones, mientras que Benji es explosivo al grado de ser molesto, pero genuino.
Durante una cena grupal, Benji continúa comportándose de manera inapropiada y haciendo comentarios incómodos, lo que lleva al grupo de turistas a confrontarlo con delicadeza. Benji se levanta de la mesa y David se sincera con el grupo sobre la compleja mezcla de admiración, resentimiento y envidia que siente hacia su primo. Además, revela que los dos se han distanciado después de un intento de suicidio por parte de Benji a principios de ese año.
MAJDANEK
En su último día de gira, el grupo visita el Campo de concentración de Majdanek; aquí no hay diálogos sólo imágenes que denotan la tristeza del lugar, la deshumanización de unos y la resiliencia de otros, la maldad de unos y la esperanza de otros.
El Campo de concentración de Majdanek fue un campo de exterminio construido por la Alemania nazi, en Polonia ocupada por los alemanes a tan sólo 4 km de la ciudad de Lublin, cerca de la frontera con Ucrania. Esa cercanía hizo que los alemanes no tuvieran tiempo para destruir el campo en la retirada, por lo que se conserva tal como era en la época de la Segunda Guerra Mundial.
El campo fue creado en octubre de 1941 por órdenes expresas del comandante de las SS, Heinrich Himmler, para recibir a los prisioneros de guerra polacos, bajo la supervisión de las SS y comandado por Karl Otto Koch y fue transformado en campo de concentración en febrero de 1943 para todo tipo de prisioneros.
De regreso en tren a Lublin, Benji se conmueve hasta el llanto al reflexionar sobre las víctimas del Campo de concentración de Majdanek, y que su vida, al igual que la de su primo David, son producto de un milagro: la supervivencia de su abuela.
LAS DOS BOFETADAS
David y Benji viajan a la antigua casa de su abuela como su última parada, donde Benji relata un incidente de años antes en el que su abuela lo abofeteó después de que llegó tarde y borracho a cenar con ella. Afirma que la bofetada le dio una sensación de claridad y humildad, y lamenta que ella fuera la única persona capaz de mantenerlo disciplinado.
La naturaleza dispersa, despreocupada y hasta irreverente de Benji le permite confrontar a su primo David sobre su cambio de personalidad y por qué nunca lo visita. David responde que está ocupado con su esposa Priya y su hija, pero se derrumba y explica que después del intento de suicidio de Benji, no puede soportar la idea de que una persona con la pasión por la vida de Benji quiera morir.
De regreso Nueva York, Benji rechaza la oferta de David de visitar su casa para cenar y de llevarlo en coche hasta su tren de regreso a casa, esto lleva a David a abofetear a Benji, aunque inmediatamente se reconcilian y profesan que se quieren profundamente.
Benji se sienta solo en el aeropuerto, observando a otros grupos de viajeros a su alrededor.
Esta segunda bofetada tiene el mismo impacto que la primera, un despertar a la vida, no es fácil pero vale la pena vivirla.
A veces se requiere de experimentar un dolor real para saberse vivo, de una bofetada de realidad para saber que hay mucho para vivir, Los judíos que estuvieron en los campos de concentración recibieron no una sino miles de bofetadas, y salieron adelante; pero ¿acaso será necesaria esa bofetada a la mexicana para despertar a la realidad?
La mejor respuesta la tendrá como siempre nuestro amable lector…
