Punto de Vista
Por Jesús Michel Narváez
Hoy que es día de fiesta para quienes hacemos Misión Política por nuestro cumpleaños número 25, también debemos “festejar” la “genialidad” con la que fue concebido el “Plan B” que, se nos ha señalado casi todos los días, que “hay que tener la cabeza fría” porque “estamos preados”.
Desde el momento en que se anunció desde Washington que el presidente Trump impondría aranceles a las exportaciones mexicanas si no se tomaban acciones contundentes para frenar la migración ilegal y el tráfico de fentanilo, la respuesta de la presidenta mexicana fue: tenemos un Plan A, un Plan B y un Plan C para responder a las medidas que pudieran tomarse en la Casa Blanca.
El Plan A aún no lo conocemos. Salvo que haya el discurso de la doctora Sheinbaum. El Plan B lo esperábamos con “ansiedad”, porque la estrella del espectáculo sería Marcelo Ebrard y, como conoce más o menos bien a Donald Trump, sería la oportunidad para exponer el Plan B y responder “con energía” la activación de los gravámenes.
Y ¡hurra!
La esperanza de respuestas rápidas y tiros de precisión, conllevaba confianza plena en la seriedad del planteamiento que se haría.
Grandioso, elocuente, espectacular, maravilloso, sorprendente, magnífico, estupendo y más adjetivos de reconocimiento estaríamos brindando al autor del Plan B.
Pero el castillo construido con naipes y la presencia del huracán Trump, lo derrumbo de un soplido.
Si el Plan B fue presentar una lámina en la que se muestra que el perjudicado será Estados Unidos al imponer aranceles al acero y el aluminio que exporta México y señalar que “no es lógico lo que se está argumentando en EU, porque somos un país que tiene superávit. Es sentido común, no un balazo en el pie”, afirmó el secretario”.
El doctor en lógica y ética, destruyó con 9 palabras la confianza de los mexicanos que esperaban conocer el Plan B lleno de soberanía, independencia y libertad.
¡A quién le importa si la decisión de Trump es ilógica, sin sentido común y que se dé un balazo en el pie!
Al huésped temporal de la Casa Blanca no le importa si México es superavitario o deficitario en la exportación de acero y aluminio. Le importa dominar, como domina la presidenta Sheinbaum al Congreso, a 23 gobernadores, a 3 ministras y sus dóciles empleados -que son del pueblo, no personales- que la acompañan en la travesía que, con apenas 133 días de navegación, encuentra escaso respaldo de los que sienten son los “políticos profesionales” y saben de todas, todas.
Ebrard decepcionó más aún cuando confirmó que “será la semana próxima cuando iniciemos negociaciones con Estados Unidos por los aranceles”.
¿Así, o más rapidito?
A lo mejor, porque no lo conocemos, el Plan B estaba discapacitado y no entendía de matemáticas, o tenía una pierna enyesada que le impidió caminar o bien, le llegó un derrame cerebral -difícilmente- que orilló al funcionario que, afirma en 2030 será candidato presidencial a posponer hacer públicas las decisiones y acciones que tomará el gobierno de México para hacerle frente a estos aranceles.
Sin conocer el Plan A, suponiendo que el Plan B haya sido la presentación de una lámina y que el Plan C sea una continuidad de los otros dos, habremos de encomendarnos a Dios y suplicarle que ilumine a los autores de los tres planecitos.
E-mail: jesusmichelmp@hotmail.com, Facebook Jesús Michel, X @misionpolitica y en Misión, Periodismo sin Regaños martes y jueves de 16 a 17 horas por Radio Cañón en el 760 de amplitud modulada.
