La Comunicación Escrita: una  Responsabilidad Pública

 

SILVESTRE VILLEGAS REVUELTAS

A inicios del año 2000 regresaba de una estancia de cuatro años en la pérfida Albión, definida por estudios doctorales dedicados a la relación diplomática y financiera entre México y la Gran Bretaña a lo largo del siglo XIX. En aquellos días como hoy, me preocupaba y pienso que el académico dedicado a la especificidad de sus temas de investigación debería, en una dirección complementaria, buscar la manera de difundir sus conocimientos científicos y su postura sobre los asuntos de la vida cotidiana a través de publicaciones periódicas, que salen a la luz pública más rápido que un libro de corte académico. Busqué en qué periódicos me gustaría publicar y gentilmente Jesús Michel Narváez me abrió la puerta en su semanario Misión Política Nacional que era editado por Organización Editorial Mexicana a través de El Sol de México y en otros diarios de la misma compañía periodística.

El regreso a la patria querida se verificó bajo una coyuntura política muy  compleja definida por un gobierno, el de Ernesto Zedillo, que había comenzado cinco años atrás resultante del magnicidio contra la vida de Colosio. Crimen no esclarecido en su autor intelectual como lo fueron el del general Álvaro Obregón, Manuel Buendía, Manuel Clouthier, Aguas Blancas y Ayotzinapa, entre otros guijarros de la peor especie.

Ello significa en México una impunidad alrededor de crímenes nodales en la historia contemporánea del país.

Aunque el régimen zedillista inició bajo una hecatombe en términos económicos para el gobierno y para el bienestar de las familias mexicanas, con el paso de los años la administración de Zedillo consolidó diversos logros que, a pesar de su importancia no lograron revertir la imagen de un priismo criminal, ineficiente y fraudulento en términos de los procesos electorales, aunque su candidato Francisco Labastida señaló correctamente que los jóvenes mexicanos deberían dominar la computación y aprender el idioma inglés.

Aunado a lo anterior, el PAN escogió un candidato carismático que sí convenció a los electores mexicanos, situación muy distante a la de Xóchitl Gálvez que fue descrita en estas páginas como un huracán, y terminó menos que en un aguacero en época de estiaje. Misión Política nació bajo la coyuntura de una elección presidencial y a lo largo de sus veinticinco años de existencia, sus colaboradores, analistas e invitados han escrito y debatido las fortalezas y debilidades de los candidatos y fuerzas políticas que han contendido hasta las pasadas elecciones del 2023. A lo largo de todos estos años Michel, Nidia y el equipo editorial de MP han trabajado arduamente, se han desvelado y sufrido para que la revista haya salido y salga todas las semanas, salvo los periodos de asueto definidos por la propia revista. Jesús, y hablo de mi experiencia, desde el inicio de mis colaboraciones me previno de tocar ciertos asuntos: muy pocos hay que admitirlo. Me sugirió escribir acerca de temas importantes en la coyuntura del diario acontecer; le pregunté muchas veces si creía adecuado que versara sobre una determinada problemática y, últimamente, aunque hemos tenido diferencias sobre el proyecto de país que queremos y el programa de gobierno que ha desarrollado la 4T, siempre he encontrado en él un respeto por las ideas del que piensa diferente. Ello es muy distinto a denostar al que se le percibe como contrario, sesgo que he leído en algunos colegas que publican en estas mismas páginas de Misión Política, situación que me lleva al último punto y conclusión de este muy sentido texto dedicado a la publicación que me ha acogido durante 25 años.

La modernidad para el mundo occidental del que México forma parte comenzó cuando Gutenberg inventó y echó a andar la imprenta. El editor Juan Pablos la trajo a Nueva España en 1539 al publicar un compendio de doctrina cristiana en lengua castellana y mexica, y desde esa lejana fecha hasta la actualidad la historia de los editores, de los negocios de imprenta, de los productos publicados como libros, fascículos, periódicos, revistas y ahora en las publicaciones digitales es: poder llevar a cabo un derecho humano, la libertad de expresión oral u escrita CON RESPONSABILIDAD.  

Durante el siglo XIX diversos liberales y funcionarios de gobierno como Francisco Zarco o Manuel Payno concibieron leyes que trataron el asunto de “la libertad de imprenta”. Ambos argumentaron que los regímenes dictatoriales se definían de entrada por cancelar el debate público, el cual sucedía a través de los periódicos que comentaban y criticaban las acciones de gobierno como de otros actores relevantes de la sociedad. Sin embargo, ambos funcionarios liberales que ejercieron el periodismo impusieron en los ordenamientos de imprenta, límites precisos para que la crítica no se convirtiera en diatriba, que la crítica denunciara los errores gubernamentales, pero no insultara a las personas que ejercían un cargo público, o que denostara a simples ciudadanos que pensaban distinto. Hoy, cuando los análisis más serios sobre las publicaciones que se difunden por medios tradicionales o por la muy amplia y profunda red cibernética, previenen de que la comunicación pública en el mundo contemporáneo está plagada de insultos e informaciones falsas, vale la pena reflexionar y señalar reiteradamente que la prensa, las publicaciones periódicas, los medios de información digitales son corresponsables de crear una visión del mundo en que vivimos. Hace siete años una periodista inglesa le preguntó a Donald Trump qué era lo que cotidianamente hacía como presidente, él le contestó: publicitar una idea o proyecto en extremo radical o inaudito. Los medios de comunicación se encargarán de alebrestar al gallinero. Irresponsabilidad de uno, corresponsabilidad del otro; ello significa un problema para el mundo actual que debe corregirse.   

       

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