Lo Perfecto es Contario a lo Bueno

 

*Los Generales Griegos Recordaban: Toda 

Gloria es Pasajera y que Somos Mortales

*Las Referencias de CSP Hacia el Tabasqueño, 

Llegan a Rayar en la Ignominia y lo Marean

*Las Gestiones de Morena Conciben que la 

Originalidad es Inventar el Agua Tibia

 

POR EZEQUIEL GAYTÁN 

 

La idea de la perfección es, en muchos sentidos, perseguida por muchos y desdeñada por miles. Es una dualidad interesante y yo pertenezco al bando de quienes tienden a dejarla de lado. Mi postura es debido a que los seres humanos tenemos defectos y considero, como algunos filósofos, que fuera del mundo de las matemáticas y de la lógica, nada es exacto. Es un debate que incluso incluye al mundo de la teología; el ejemplo lo encontramos en las famosas alfombras persas que son fabricadas con un pequeño defecto intencionalmente en alguna de las esquinas, pues así considera los creyentes del Corán que es una forma de recordarnos que sólo Alá es perfecto. Una tesis recurrente en muchas otras religiones.

 

Por el contrario, en el campo de la política nadie se hace ilusiones, es todos sabido de las imperfecciones de la política y de los políticos. Más aún, a la política también se le conoce como el arte del engaño. Sin embargo, los políticos tienden a pensar, cuando están encumbrados, que su gestión es casi perfecta. Caen en esa quimera debido a que las lisonjas y alabanzas de sus allegados les hacen creer que sus decisiones son siempre las correctas, que sus discursos trascenderán en la historia y que sus obras los inmortalizarán en calidad de estadistas. De ahí que la tradición romana insistiera, desde entonces, en recordarles a los generales que toda gloria es pasajera y que somos mortales. Hoy, sin embargo, la clase política mexicana en el poder desdeña la crítica, no escucha otras voces que no sean los ecos de sus alabanzas y la única autoridad que reconoce vive en Palenque en una fachada enmascarada que me recuerda al fantoche mago de Oz.

 

Ya es del dominio público que él sigue siendo el presidente y que la física Claudia Sheinbaum la vicepresidenta. De ahí que las referencias de ella hacia el tabasqueño, además de que llegan a rayar en la ignominia, lo mantienen mareado en un tabique y consecuentemente, está convencido de su casi perfecta gestión.  Empero, no hay persona más necia que la realidad y en menos de seis meses, empiezan a brotar los hongos putrefactos del primer piso de esa ilusión llamada cuarta transformación. 

 

Recuerdo que el caudillo de Morena un día sostuvo que fuera del excepcional caso de SEGALMEX, en su gestión no hubo corrupción. Lo dijo convencido como si se tratase de un dogma de fe. Él se autoengaña más y eso lo orilla a cierta locura de que su legado rayó en lo perfecto. No obstante, decidió protegerse al imponer a la hoy titular de la secretaría Anticorrupción y Buen Gobierno. Lo cual sabemos, quienes estamos fuera de los pasillos y oficinas del poder, que algo sospecha. Queda claro que olvidó que el mejor gobierno es aquel que aspira a lo bueno y no a lo perfecto. 

 

Los mexicanos sabemos que los gobiernos federal, estatales y municipales deben proporcionar bienes y servicios a 130 millones de compatriotas y que se trata de una labor titánica, con recursos limitados y que desafortunadamente padecemos de una muy deficiente Administración pública. En ella se debaten dos grandes grupos. Los que desean un buen gobierno y quienes la conciben como un botín. De ahí que no esperamos perfectas gestiones, lo que demandamos es que sean de buenos resultados.   

 

Satisfacer eficiente, eficaz y oportunamente las demandas y necesidades sociales es el reto de cualquier gobierno. Hacerlo con dichos atributos es lo menos que se espera de un partido en el poder. Por lo mismo concluyo que el resultado de la pasada gestión es una ironía: la cuatro t logró construir los elefantes blancos perfectos. 

 

Los viejos recuerdan las administraciones de Ruiz Cortines y de Adolfo López Mateos con cierta nostalgia. No es debido al supuesto de que todo tiempo pasado fue mejor, sino a que eran gobiernos que aspiraban a ejecutar correctamente lo correcto en un sistema político con fallas de origen. Lo sabían y por eso también entendían que existen problemas que solo pueden ser administrados, pero no solucionados. También sabían esos hombres respecto a la imperfección de la política y, por lo tanto, de concebir la importancia de continuar por la ruta del desarrollo, pero sin continuismos lineales y acríticos.  

 

La búsqueda de la originalidad político-administrativa y su ejercicio consiste en mejorar lo que se hace mal y optimizar lo que se forja bien. El problema es que las gestiones de Morena consideran que la originalidad es inventar el agua tibia y hacer de manera diferente todo lo que se hacía bien o mal. En síntesis, el arte de gobernar consiste en atender eficaz y oportunamente demandas de bienes y servicios socialmente necesarios y de ninguna manera destruir instituciones porque se quiere implementar un régimen perfecto.

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