A la Vuelta de la Esquina
IVÁN RUIZ FLORES
No pasará mucho tiempo en que México deje de ser uno de los países del mundo con el mayor número de humedales, si no se cuidan.
Estos, son la bendición para el planeta tierra, porque regulan y protegen de inundaciones, tormentas y huracanes, almacenan y mejoran la calidad del agua, recargan acuíferos, estabilizan suelos, previenen deslaves, regulan el clima y almacenan carbono.
Los conocidos popularmente como pantanos, pues, son fundamentales para el mundo, mismo que cuenta con más de 2,300, de los cuales las naciones con las mayores cifras en cuanto a importancia internacional son el Reino Unido, con 175 y México con 142 (aunque tenía un total de 6,331 hasta 2019) y ya ha perdido poco más del 62%, con una superficie de 8,657.057 hectáreas.
Ello, por diversas causas, entre las cuales colaboran la contaminación, el uso de herbicidas, insecticidas y nutrientes artificiales que se utilizan para favorecer cultivos, “además de la deforestación y el cambio climático que ocasiona diversos fenómenos como deshielos, asolvamiento de humedales y, en general, el aumento del nivel del mar”, aseguró hace un tiempo el especialista Pedro Ramírez García Armora, del Instituto de Biología de la UNAM e integrante del Laboratorio de Vegetación Acuática.
Información de la Convención sobre los Humedales, publicada el 15 de diciembre pasado, señala que se perdió 35 por ciento de su extensión mundial desde 1970 a esa fecha y desaparecen tres veces más rápido que los bosques, lo que redunda en que más de una cuarta parte de las especies que ahí habitan estén amenazadas de extinción.
En México, la Política Nacional de Humedales precisa que “…los bienes y servicios que proveen los Humedales son vitales para el bienestar de la sociedad y la conservación de la diversidad biológica y que su aprovechamiento requiere de un esquema de responsabilidad y equidad para promover el bienestar de la población y garantizar que los valores, bienes y servicios ambientales que proporcionan los humedales perduren en el largo plazo”.
Explican los expertos mexicanos que de las 142 zonas de importancia internacional con que cuenta nuestro país, equivalentes a una superficie total de ocho millones 657 mil 57 hectáreas, 80 se relacionan con 69 áreas naturales protegidas de carácter federal; se trata de una de las naciones con más “sitios Ramsar” (nombre que refiere a la ciudad iraní donde se firmó la Convención sobre los Humedales, en 1971).
Ramírez García Armora ha dicho que tales áreas terrestres saturadas o inundadas de agua de forma permanente o estacional se encuentran en casi todo el planeta, y son continentales (como acuíferos, lagos, ríos, arroyos y pantanos) y costeros (como marismas de agua salada, estuarios, albuferas o lagunas litorales, praderas de pastos marinos, manglares y arrecifes coralinos).
Como si no fuera suficiente para cuidarlos, los humedales, ha expuesto el especialista mexicano, son el hogar para infinidad de especies de flora y fauna, funcionan como vasos reguladores, evitan inundaciones, filtran el agua que llega al manto freático, ofrecen alimentos mediante la caza y la pesca, y hasta materiales para construcción.
También deben protegerse porque contribuyen a la formación de suelo, y frente al cambio climático, sobre todo los manglares, marismas y praderas de pastos marinos, “coadyuvan a la captura de carbono, que de ese modo ya no alcanza a la atmósfera”. Además, “secuestran” bióxido de carbono hasta 55 veces más rápido que los bosques tropicales y el remate: también juegan un papel importante en la disponibilidad de agua dulce.
INIGUALABLES SERVICIOS
PARA LA HUMANIDAD
En el Informe Mundial Sobre Humedales se precisan sus servicios inigualables en mitigación del cambio climático y adaptación a éste, biodiversidad y salud humana.
Su degradación supone un riesgo para la vida y los medios de subsistencia del ser humano, recalcó la Convención de Humedales a propósito de la publicación del documento “La nueva perspectiva mundial sobre los humedales: Edición especial de 2021”.
El informe también exhibe que la gestión inadecuada ha aumentado las tasas de escasez de agua, saneamiento deficiente y enfermedades transmitidas por el vital líquido, lo que contribuye a millones de muertes cada año.
De acuerdo con el investigador Ramírez García Armora, en México la reforma al artículo 27 Constitucional (1992) que permitió la venta de suelo ejidal y comunal, proyectó la amenaza para todos los ecosistemas incluyendo los humedales, que ofrecían riberas y playas para el desarrollo portuario y urbano hotelero. A ello se sumó la agricultura y ganadería extensiva.
Hoy se requiere hacer mucho más.
Sí, ya que en el Dia de los Humedales que se celebra en el mundo el 2 de febrero de cada año, en 2025, tiene como tema “Proteger los humedales para nuestro futuro común”, hace hincapié en la necesidad de una acción colectiva a fin de conservar los humedales como ecosistemas fundamentales para un planeta sostenible.
En México las amenazas contra los humedales son: el drenaje, dragado y canalización de arroyos, el depósito de material de relleno, la construcción de diques y represas, la labranza para la producción agrícola, la explotación forestal, los contaminantes, la minería, la construcción, la escorrentía, el cambio de los niveles de nutrientes, la liberación de sustancias químicas tóxicas, la introducción de especies no nativas que muchas veces se transforma en una invasión de exóticas con fuerte impacto en el ecosistema, el pastoreo de animales domésticos, la urbanización.
Y las amenazas naturales son: la erosión, el hundimiento, el aumento del nivel del mar, las sequías, los huracanes y otras tormentas