Misión y Visión Políticas

 

En Morena, la Administración Pública no lo Conciben a fin de que Atienda Eficaz y Eficientemente las Demandas y Necesidades Sociales, la Piensan Como una Máquina Otorgadora de Dádivas

 

POR EZEQUIEL GAYTÁN 

 

Existen dos definiciones complementarias que procuran definir qué es la política. La primera sostiene que es la conducción de la sociedad procurando encontrar la mejor de las soluciones en situaciones no elegidas. La segunda la concibe como la lucha por conquistar, mantener y expandir el poder. Dichos conceptos se deben a que la política existe, entre otras razones, porque poco hay y muchos quieren. De ahí que la política también es diálogo, consenso y acuerdo. Por supuesto que se trata de definiciones debatibles, pero que en lo general sirven a fin de aproximarse al fenómeno del estudio y ejercicio del poder.

Los seres humanos llevamos en el ADN el gen del poder, pues de no tenerlo no habríamos sobrevivido como especie. En otras palabras, el poder es para nosotros genéticamente adaptativo. Léase, somo seres biopsicosociales que llevamos en la sangre el ejercicio y la lucha por el poder. Lo cual significa que el poder es la capacidad de mandar y ser obedecido. Por lo anterior hemos desarrollado habilidades de organizarnos como sociedad y construir naciones, instituciones, reglas de operación jurídicas y administrativas y concebir el futuro mediante planes y programas que nos permitan delinear cierta certidumbre acerca del futuro. 

Algunos métodos y técnicas que hemos desarrollado e implementado en materia de estudios del futuro son lo que conocemos como sistemas de planeación. Lo cual significa, entre otras singularidades, le definición o concepción de la misión y la visión de una organización. De ahí que, para fines de este artículo, la misión es la pormenorización de la razón de ser de la institución y la misión se refiere al destino deseado en los corto, mediano y largo plazos de la misma institución. 

Consecuentemente y, mediante el método deductivo, es posible entender que la misión política de la llamada cuarta transformación es el regreso al partido de Estado, la minimización de los partidos políticos de oposición y la marginación de la sociedad civil. Su visión es la implantación de un régimen ideologizado que someta de manera maniquea a la población a niveles de alienación, falta de carácter y sin ninguna posibilidad de crítica. 

Me preocupan, en términos de realpolitik, las concepciones de misión y su visión del partido en el poder, pues el de Morena aspira a sembrar una semilla que fructifique en un régimen que venere a sus caudillos, que seamos un país sin instituciones, ni vida institucional, que la población sea conformista, que no tenga aspiraciones, que todo sea en favor del régimen. Más aún, a la Administración pública no lo conciben a fin de que atienda eficaz y eficientemente las demandas y necesidades sociales, la piensan como una máquina otorgadora de dádivas, por no decir limosnas. Es una idea de gobierno paternalista alejada del espíritu constitucional que la concibe como motor e impulsor del desarrollo mediante la concurrencia responsable de los sectores privado y social. Para Morena, ya queda claro, su idea de rectoría del Estado significa el regreso a los monopolios de Estado.

Alguien me dirá que el Plan México es la propuesta gubernamental en favor del desarrollo integral y la participación de los sectores productivos del país. Pero tengo dudas acerca de la implementación de dicho Plan debido a que es obra de Marcelo Ebrard y en el equipo de la presidenta y su caudillo no es bien visto el excanciller. De ahí que, aunque es una propuesta aceptable, no me sorprendería que quienes lo zancadilleen, en primera instancia, sea gente del gabinete y de Morena. 

La razón de ser del Movimiento de Regeneración Nacional fue concebida por el expresidente López Obrador a fin de implementar un régimen político de fachada democrática, pero con tintes autocráticos. Él no quiere que a sus documentos se les modifique una coma y de ahí que su resistencia al cambio raya en la necedad y, por lo mismo, no está dispuesto a adecuar la misión y la visión de su movimiento; ni él, ni los radicales de su partido. En otras palabras, la misión política de Morena no es el crecimiento económico, ni el desarrollo sostenible y sustentable, lo que desean es eso que ellos llaman la revolución de las conciencias y el fortalecimiento de su ideología.

Crear un régimen de partido de Estado, no producir en colaboración con los sectores privado y social, marginar a las instituciones y depender de un caudillo es una misión política suicida y una visión ignorante de la historia.   

 

 

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