Mesianismo

Yo Campesino
Bajo el concepto del destino manifiesto reasume el poder un agresivo Trump

Miguel A. Rocha Valencia
Proclama Donald Trump sus amenazas y coloca en el centro de su discurso la prosperidad de Estados Unidos como centro del universo con amago directo contra migrantes, grupos criminales y competidores comerciales, convertidos hoy en enemigos de la seguridad y economía norteamericana.
Bajo la misma premisa de la 4T de que la mayoría del pueblo lo eligió y le ordena hacer lo prometido, declaró la emergencia nacional en la frontera sur donde todo ilegal será detenido y deportado, adelantando que millones de ilegales serán regresados a sus países de origen en todo el territorio estadunidense.
Claro subrayó su concepto de que Estados Unidos está llamado a ser la “luz del mundo” a ser el líder universal y en esa concepción se confunden o se suman las ideas de ser los más ricos y los líderes universales porque ese es su destino como país, olvidando las ideas de solidaridad, misericordia o caridad.
Porque nos habla de expansión territorial, financiera y retirar de sus compromisos la idea del cuidado ambiental a cambio del de mantener la explotación de hidrocarburos como una fuente de crecimiento comercial y de riqueza directa. Es decir, pasar de un proteccionismo a un crecimiento sin reglas ajenas, donde el gobierno trumpista imponga las reglas.
No importa si para ello se invadan territorios ajenos como el caso de la zona del Canal de Panamá u otros puntos geográficos como lo mencionó el propio Trump hace unas semanas donde habló de “compras” o anexiones estratégicas.
Incluso en el combate a los cárteles delincuenciales clasificados como organizaciones terroristas por Trump y “promotores de violencia” en México quedó la misma opción intervencionista donde Estados unidos podría aplicar métodos remotos y presenciales de persecución y exterminio.
Desde luego la intervención de cuentas bancarias y negocios se harán más frecuentes y evidentes como una forma de cortar los recursos financieros a todo grupo o persona que se considere una amenaza para la seguridad. Ni se diga a todos aquellos que tienen antecedentes penales, serán los primeros.
Para asegurar la frontera, enviará soldados, aplicará redadas incluso donde las ciudades sean consideradas “santuarios” como Chicago donde dijo, iniciará su gran tarea deportadora de migrantes que, para él, son criminales y forman parte de las acciones de su “emergencia nacional”.
Sostendrá un discurso muy parecido a aquél “no me vengan con que la Ley es la Ley” pues por lo dicho aplicará su propio credo más allá de convenios y acuerdo internacionales como el Tratado de Libre Comercio con Canadá y México, o los de Kioto y el de París en materia ambiental pues ya adelantó que por el bien de las armadoras y trabajadores de la industria automotriz, se fomentará el uso de vehículos de combustión y revocará el acuerdo sobre unidades eléctricas.
Esto último es lo que se aplica en la industria estadunidense y a ello se debe que no se avance desde hace muchos años en la eliminación de combustibles fósiles y el petróleo siga considerado como el motor de la economía estadunidense. Concepto con el cual la política mexicana parece estar de acuerdo, aunque las repercusiones al medio ambiente sean ya de vida o muerte.
En su toma de posesión habló de los aranceles y su institución especializada en recaudación cuyo fondo es proteccionista, sin importar, insistimos en que con ello se violen tratados. Advierte que se hará lo que él ordena.
Ante esas expectativas no creo que México esté preparado, que tengan los empleos que demandarán los deportados y no caigan en las filas de la delincuencia como sicarios o explotados, o que se den de inmediato las condiciones de seguridad que obligaron a miles a emigrar.
No se trata de declaraciones patrioteras, sino que desde ya, se ¿generen las condiciones legales y económicas para el llamado “Plan México” ese que ofrece crecimiento y desarrollo económico, el de los más de dos mil proyectos y para los cuales no hay dinero.
Habremos de rascarnos con nuestras propias uñas y en vez de andar pregonando logros inexistentes y condiciones fantasiosas de inversión, se insista en un gobierno promotor de economía con bases sólidas en lo legal, lejos de la “supremacía Legislativa” donde sólo la mayoría artificial manda y manda mal.

Ya nos ganó el tiempo, Trump asumió el poder e hizo oficiales sus amenazas. Ojalá exista estatura del gobierno mexicano para dar respuesta al reto sin repartir culpas, sólo asumiendo su responsabilidad porque de otra forma, se vendrá la noche para millones de compatriotas deportados y para quienes hoy no encuentran oportunidades o seguridad en su propio país.

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