Punto de Vista
Por Jesús Michel Narváez
Una respuesta equivocada y un alarde del control que tiene sobre el Congreso de la Unión.
La resolución del panel de controversias para el T-MEC y en el que concede la razón a Estados Unidos y Canadá en torno a la prohibición para que productores de maíz amarillo-transgénico, obliga a México a modificar el decreto del 13 de febrero de 2023 en el que se impide que el cereal llegue a nuestro país, violando el capítulo 31 del acuerdo tripartido.
El fallo en ningún momento sugiere, siquiera, que en México se cultive el maíz transgénico, pero a la presidenta mexicana se le calentó la cabeza y anunció que “Vamos a darle la vuelta» a la resolución.
¿Y cómo lo hará?
Ordenando al Congreso de la Unión que legisle para que se “prohíba la siembra y el cultivo” del maíz transgénico.
Textualmente estableció: «El Congreso de México, con la ayuda de las y los senadores, de los diputados, vamos a darle la vuelta a esta resolución, porque muy pronto en febrero van a legislar, estoy segura, que no se puede sembrar maíz transgénico”.
En versión de la Secretaría de Economía, en donde Marcelo Ebrard ocupa la titularidad, la resolución del panel se fundamentó en que algunos elementos del decreto presidencial sobre el glifosato y maíz genéticamente modificado, no pueden aplicarse «al no estar basadas en una evaluación de riesgo adecuada, evidencia científica y en normas internacionales relevantes».
Con información difundida por Wikipedia, se señala que el glifosato es el principio activo del herbicida Roundup (nombre comercial producido por Monsanto comprada por Bayer en 2018, cuya patente expiró en 2000). Monsanto patentó en algunos países la soya transgénica resistente a glifosato, conocida como soya RR (Roundup Ready) o soya 40-3-2, tecnología que permite la aplicación del herbicida en cobertura total sin afectar el cultivo. Existen actualmente en el mercado otras especies resistentes al glifosato, como maíz, algodón, canola, etc.
Agrega que el uso de este herbicida, el más utilizado del mundo, es objeto de controversia desde el punto de vista toxicológico y ambiental. Desde 2015 se encuentra clasificado como «probable carcinógeno» por la Agencia Internacional para la Investigación sobre el Cáncer (IARC) de la Organización Mundial de la Salud. En consecuencia, algunos países han prohibido o limitando su uso.
Hasta ahí la explicación-
El uso del glifosato parece ser -no tenemos el dato a la mano para precisarlo- se encuentra prohibido en México, por decisión del expresidente López.
Sin embargo, se “obsequian” otros fertilizantes para impedir que las plagas destruyan las simbras y dañen las cosechas.
Como es sabido, después de un fallo del panel e- cualquier controversia comercial- no hay “siguiente instancia” para tratar de revertirlo.
En este caso, no queda clara la afirmación de la presidenta mexicana de ““Vamos a darle la vuelta».
Que se prohíba la siembra y cosecha de maíz transgénico es una decisión soberana y nadie tiene la facultad de obligar al país a ponerla en práctica.
Además, el fallo no menciona que en el campo mexicano se siembre y coseche y si tampoco se quiere utilizar el glifosato, la producción de cereales se mantendrá y no crecerá, por lo que se seguirá importando maíz, sorgo, canola, alfalfa, algodón y trigo.
Científicamente no se ha comprobado que los granos modificados para convertirlos en transgénicos y el uso del glifosato, hayan generado la muerte masiva de seres humanos.
Al contrario, el elevarse la producción y hacerla resistente a las plagas, han evitado la muerte por hambre.
Como dice la expresión de Joseph de Maistre, cada pueblo tiene el gobierno que se merece, en México lo tenemos.
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