Punto de Vista
Por Jesús Michel Narváez
La Real Academia de la Lengua Española, define que la palabra “palaciega” es un adjetivo “Perteneciente o relativo al palacio del rey”.
Y como sinónimos precisa: cortesano, áulico, palaciano. aristocrático, noble, real.
A colación, porque el diputado Ricardo Monreal dijo “… “el político está sometido a intrigas palaciegas, de su equipo y de su familia incluso a golpes y elogios de los más cercanos que luego se convierten en detractores”.
¿La acusación de Adán Augusto López Hernández obedece a una orden de quien trabaja en Palacio Nacional?
¿O se refiere al senador que sería el cortesano?
En su participación en el Taller de Lectura que se realizó en la Cámara de Diputados, el presunto defenestrado no reveló nombres. Sin embargo, habría que ser ignorante de lo que ha pasado desde el viernes anterior, cuando por razones del “recorte” de presupuesto a todas las entidades y reacomodos para otras, aplicado al Senado de la República -que al parecer resulta una mentira- para no identificar al “agresor”.
Tiene nombres y apellidos: Adán Augusto López Hernández, uno de los “hermanos” del expresidente López y fue quien anunció haber descubierto “negocitos” aparentemente organizados por el “primo lejano” del otro tabasqueños, el que ¿se fue?
Se ignora si las palabras del zacatecano fueron pronunciadas antes o después de que la dirigente nacional de Morena, Luisa María Alcalde dijera sobre el escándalo – “es cosa menor” sic. CSP- que “se tienen que presentar las denuncias”,
La exsecretaria de Gobernación afirmaría que no denunciar un delito implica complicidad
“El político tiene que exigir -se presume que el político es Monreal- que se presente la denuncia y debe pedir, sí acuerdos, pero no pactos de impunidad. Sí acuerdos en beneficio de lo que representas, pero no a cambio de impunidad, eso sería muy lamentable”.
El zacatecano se convirtió en el monigote que se coloca en el juego de arrojar pelotas y que responde, sin que se haya inventado en su honor, “pégale al negro” y ahora no solamente hay un tirador, son dos y para que nadie se pelee, hay paridad de género.
Cuidadoso con el uso de las palabras -seguramente conoce con claridad el significado de palaciego-, el coordinador de los diputados de Morena apuntó que cuando alguien amenaza con interponer una denuncia debe concretarla para que no quede mal frente a la población, y el denunciado debe exigir que se presente la denuncia, porque si son bases falsas o endebles queda en el escenario de la población que sí fue cierto, cuando fue producto de un mecanismo de maquinación o de invento por dañar la reputación de una persona.
Ese alguien, insistimos, tiene nombres y apellidos.
¿Qué tan endeble puede ser la acusación desde la tribuna del Senado?
Y sorprende que muestre preocupación por lo que pasará a su homólogo senatorial por quedar mal “con la población”.
A López Hernández poco le importa lo que pensé o haga la población. Lanzó la flecha que dio en el corazón y ahora está sangrando cuyo final podría ser la paralización, lo que impediría que el oxígeno llegara al cerebro del zacatecano.
Aunque desde Palacio Nacional se insista en que en el “movimiento hay unidad”, la realidad muestra la otra cara de la moneda.
Valdría la pena aclarar si las intrigas palaciegas provienen de la reina – ¿o el rey estará todavía por ahí? – o del cortesano que busca quedar bien con quien lleva la corona y no de espinas.
Dejar las cosas en el limbo, hará presumir que hay “acuerdo” entre las partes y que no hay necesidad de que un ministerio público vulnere la “independencia del Poder Legislativo federal”.
Así que solamente hay na sopa y la de fideo se acabó.
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