¡Y…Sorpresa! Parte de Italia se  Ubica en México: sí, en Puebla 

 

*Todo por Aquellos Rumbo la Recuerda, Inclusive el Idioma: Hablan Veneto

*Comparte, Además Delicias Como Quesos, Yogurt Mantequilla, Crema, Panacota, Pastas…

*Más su Nombre, Proviene del Náhuatl, por el “Chipi-Chipi” de la Lluvia

*Más la Llegada de las Familias Italianas Ganaderas Trasladaron sus Costumbres

*El Verde, Blanco y Rojo… de Italia y de México por Todas Partes

*Caminando por “Parco del Paese” con su Letrero de Benvenutti, Calle Monte Grappa

*Conversando con Blanca Galeazzi Minutti, Cuyos Ancestros Procedían del Norte Italiano

*La Delicia de los Quesos: Parmesano, Limonchello, Formaggio Y También Formaggio Vecchio 

SUSANA VEGA LÓPEZ,

Enviada

CHIPILO, Pue.-  Ellos hablan veneto, -un dialecto derivado del italiano- pues sus antepasados fueron invitados por el gobierno mexicano para trabajar el campo, criar ganado, elaborar quesos y producir derivados de la leche. Se asentaron en tierras poblanas en una zona ubicada al sur de la capital de Puebla: Chipilo.

Una localidad que al llegar parece que estás en una parte de Italia; restaurantes, tiendas, cafés, heladerías, pizzerías, su parroquia, su parque y su escuela con letreros en italiano.

Un lugar famoso por la elaboración de quesos, mantequilla, yogurt, crema, panacota, pastas y más; son productos 100 por ciento naturales.

Su nombre original es Chipiloc, palabra náhuatl que hacía referencia al agua, “al chipi chipi” de la lluvia, aunque también significa “donde escurre el agua; donde corre el agua”, aunque mucha gente cree que es un nombre italiano, comenta una chipileña.

Las familias italianas fueron invitadas por el gobierno mexicano y el requisito para viajar a México era ser parte de una familia ganadera y/o agricultora para venir a labrar la tierra, hacerla productiva, criar ganado, elaborar quesos y demás productos lácteos que fueron ganando fama.

Llegaron a la República Mexicana dos grupos: el primero, el uno de julio; y el segundo, el 30 de septiembre y, juntos a Chipilo, el 2 de octubre pero oficialmente se escogió el día 7 de octubre de 1882 como el día de la fundación de Chipilo con esta población de inmigrantes de familias vénetas, lombardas y piamontesas.

Al poco tiempo de su arribo a tierras poblanas se estableció el Colegio Salesiano de religiosas italianas para estudiar el kínder, la secundaria y la prepa. Ahora, también hay un Conalep.

CAMINAR POR EL 

CENTRO DE CHIPILO

Al caminar por el centro de la ciudad se observan postes de madera y cemento pintados de verde blanco y rojo, como la bandera de Italia, aunque uno que otro establecimiento ondea la bandera mexicana; la población suma ya los 5 mil habitantes.

En el centro -no así en los alrededores- se ve gente caminando por las calles; los establecimientos concurridos; se adivina quienes son de descendencia italiana. Son pocas calles con afluencia de comercios donde las personas acuden a tomar un café; comer una pizza; saborear un helado…

Si bien aquí ya habitan individuos procedentes la Ciudad de México, de Puebla y otros estados, los chipileños reciben con gusto a quienes los visitan: se muestran orgullosos de su identidad y te invitan a conocer, a caminar por el lugar, por su “Parco del Paese” con su letrero de Benvenutti, Calle Monte Grappa.

Resalta una placa que dice: I Nostri Fondador (Nuestros fundadores), con una lista en orden alfabético con 127 apellidos con nombres que encabeza Agostinello Villore e Tavera Giustina, seguida de Abuno Giovanni e Mesosini Guicomina, para finalizar con Zoletta Villore e Zaga María.

Más allá el, ahora, Colegio Unión, pues fue la ex hacienda donde se hospedaron la mayor parte de las familias cuando fueron llegando.

Se percibe un olor permanente a establo al que te acostumbras fácilmente.

LA NAVE ITALIA, 

CALIDAD Y PRESTIGIO

En Chipilo, llegamos a una tienda que luce un letrero “La Nave Italia 100 años de calidad y prestigio desde 1902”. Una joven amablemente atiende a quien llega a pedir tal o cual producto. Más allá, una señora que platica alegremente con unos clientes.

Se trata de Blanca Galeazzi Minutti, Doña Blanca, mujer chipileña que se casó con el dueño de una tienda; bisnieto de las familias que llegaron a vivir a ese rincón de Puebla.

“Hace más de 40 años que me casé con el nieto de los dueños. Amo este negocio. Aquí nacieron mis hijas. Mi esposo ya murió, está disfrutando de las glorias de Dios; el 7 de diciembre cumplió 8 años, tenía 65, ya tendría 73 años” recuerda.

Blanca dice que sus bisabuelos llegaron “junto con otras 70 familias del norte de Italia, en donde está la provincia de Veneto, cerca de Venecia, Pádua, Verona, pero más al norte, frontera con Austria y Suiza.

“… era el sueño de Porfirio Díaz traer gente europea para nuevas culturas, nuevas formas de trabajo, de cultivar la tierra”, indica Galeazzi Minutti.

El establecimiento exhibe fotografías varias; una de ellas con parte de la comitiva recién llegada de Italia. Al frente la gente con traje, atrás, personas de campo y automóviles de finales del siglo XIX.

Comenta que cuando comenzaron a llegar sus antepasados “decían que estaban en Chipilo” y Blanca repite: “en Chipilo y así se le quedó, aunque el nombre oficial es Chipilo de Francisco Javier Mina”.

En resumen, las personas tenían que ser parte de una familia formada (papá, mamá, hijos); “no crean que trajeron solteros que vinieran nada más a ver, ¡no! Y tenían que ser del norte de Italia porque era gente que sabía manejar el ganado y trabajar el campo.

DE LA VACA 

A LA BOCA

Es muy frecuente ver en las tiendas de autoservicio que algunos productos traen un pegote que dice “tipo queso… manchego, doble crema o…”, es decir, no son quesos y por ello deben tener inscrito dicha leyenda.

“Los quesos de Chipilo son 100 por ciento naturales, igual que el yogurt, las cremitas, la mantequilla, nuestras pastas… son pura leche”. Igual que la panacota, que significa “crema cocida”, un postre muy rico, afirma.

“Es en el norte de Italia donde está el queso parmesano, el limonchello, los mejores quesos de Italia; feta, griego; tenemos ese queso que es el tradicional, el formaggio, amarillo, que es una delicia, que es cremoso por dentro, la cascarita es durita y el sabor intenso; es queso oreado, o formaggio vecchio o queso viejo; queso maduro”, explica.

“Nuestras recetas que tenemos son originales de nuestros abuelos; todo lo que sabemos de pastas, embutidos, yogurt… ellos nos enseñaron y seguimos con la tradición” afirma.

Es trabajo de familia. En cada casa, desde que se fundó Chipilo, juntos preparan sus productos donde labora la familia entera. El pasado 7 de octubre, día de la Virgen de El Rosario, hace 142 años, es que llegaron los italianos invitados por el presidente Porfirio Díaz Mori.

Todas las familias debían tener un establo con sus vacas y de las leches hacían sus quesos; los llevaban en canastas a vender a Puebla. Las señoras con sus vestidos largos, con su pañoleta; así eran nuestras abuelas Nosotros somos nuevas generaciones.

VENETO

“Nosotros hablamos un dialecto, el veneto, el mismo dialecto que se sigue hablando en los pueblos de donde llegaron nuestros antepasados. Es un dialecto antiguo porque ahora ya tienen varios modismos. Nosotros hablamos el original”, comenta.

Enseguida comienza a pronunciar palabras en veneto “léngoa veneta; lengua romance” y en italiano.

Toda mi familia también habla italiano, aseguró. Ahora, comentan, ya se habla el chipileño, una derivación del veneto. 

“Han llegado nuevas generaciones que se casaron con chicas de acá y de acá se han ido para allá; pero son más los que de allá vienen y se quedan acá que los que se van de acá y se quedan allá”, precisa.

Y continúa: “Les encanta Chipilo y México, su país hermosísimo, con mucha diversidad, en playas, campos, montañas… Europa es preciosísima; Italia es de los países más visitados del mundo, pero México no le pide nada”.

“Para mí la comida mexicana y la italiana son las mejores del mundo”, revela. 

¿Usted, qué opina?

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