“Sentencia Olvidada”

Condena por Racismo

 

HORACIO ARMANDO HERNÁNDEZ OROZCO

“Sentencia Olvidada” (“Carolina Skeletons”) telefilme dramático de 1991 dirigido por John Erman y protagonizado por Louis Gossett, Jr. (James Bragg), Bruce Dern (Junior Stoker), Melissa Leo (Cassie), Paul Roebling (T.J. Campbell), Bill Cobbs (Elijah Crooks), Henderson Forsythe (Juez Brickstone), Clifton James (Dexter Cody) y Richard Jenkins (Redy).

James Bragg, un soldado afroamericano, vuelve a su ciudad natal donde, años atrás, su hermano mayor fue ejecutado por la violación y asesinato de dos niñas blancas. Él cree que su hermano era inocente, por lo que buscará pruebas de ello, pero algunas personas del lugar harán todo lo necesario para esconder sus secretos.

La película está basada en una novela original de David Stout llamada Carolina Skeletons, la cual se basa en el caso de George J. Stinney Jr., quien fue la persona más joven en ser ejecutada en la silla eléctrica, así como el último menor de edad en morir por ese método.

EL CASO

A mediados de la década de 1930, Linus Bragg, un joven negro de 14 años, fue ejecutado en Carolina del Sur por haber asesinado a dos niñas blancas. Sin embargo, treinta años después, su hermano James Bragg buscará reabrir el caso, pues piensa que el tribunal tomó una decisión equivocada.

En el ámbito legal en los Estados Unidos, es posible reabrir un caso que ha sido archivado previamente. Sin embargo, este proceso no es automático y está sujeto a ciertos requisitos y procedimientos establecidos por la legislación vigente en cada jurisdicción estatal.

La posibilidad de reabrir un caso archivado suele estar condicionada a la existencia de nuevos elementos de prueba o información relevante que no estuvieron disponibles durante el proceso original. Esto significa que no se puede reabrir un caso simplemente porque una de las partes involucradas lo solicite, sino que debe haber fundamentos sólidos para justificar la reapertura.

Por lo general, se debe presentar una petición formal ante el tribunal o la autoridad competente, especificando claramente los motivos por los cuales se solicita la reapertura y adjuntando los nuevos elementos de prueba o información relevante.

LA INVESTIGACIÓN

James comienza a investigar en la hemeroteca del pueblo, y de las noticias advierte que el padre del actual sheriff, Junior Stoker, fue quien recabó la declaración de su hermano Linus Bragg en la que confesaba ser el autor de los crímenes de las dos menores. Así que platica con el propio Stoker, que ha vivido traumado ya que de niño presenció la ejecución de Linus.

De las fotos de las víctimas se aprecia que fueron salvajemente golpeadas en varias ocasiones con un madero que pesaba casi 20 kilos, pero el propio Linus no podía cargarlo, ya que era muy bajito de estatura y de complexión muy delgada.

También había otros testigos que nunca fueron citados al juicio como era el viejo Elijah Crooks, que ha sido asesinado o el propio T.J. Campbell, que había falseado en su testimonio inicial.

A su vez, el ahora Juez Brickstone, en ese momento era el defensor público y no apeló la sentencia de condena, aunque había inconsistencias en las pruebas y en el juicio.

EN LA VIDA REAL

George Junius Stinney Jr. fue un niño estadounidense de 14 años de edad, que se convirtió en la persona más joven en ser ejecutada en la silla eléctrica, así como el último menor de edad en morir por ese método.

Stinney fue condenado por el asesinato de dos niñas: Betty June Binnicker, de 11 años y Mary Emma Thames, de 8, en el Condado de Clarendon, Carolina del Sur el 24 de marzo de 1944. Stinney fue detenido al día siguiente bajo cargos de asesinato en primer grado. El juicio tuvo lugar el 24 de abril; una vez seleccionado el jurado integrado sólo por hombres blancos, comenzó el juicio, a las 12:30 p.m. y terminó a las 5:30 p.m. Tras sólo diez minutos de deliberación, el jurado dio el veredicto de culpable.

Bajo las leyes de Carolina del Sur de aquella época, toda persona mayor a 14 años era tratada como adulto. La ejecución fue llevada a cabo en la Penitenciaría Estatal de Carolina del Sur en Columbia la mañana del 16 de junio de 1944. 

George Junius Stinney Jr. era realmente pequeño, medía un metro y medio y pesaba apenas 43 kilos; tuvieron que poner unos libros sobre el asiento de la silla eléctrica para adaptarla a su pequeño cuerpo.

Entre el homicidio de las niñas y la ejecución sólo mediaron 83 días.

LA REIVINDICACIÓN

James Bragg busca reabrir el caso, encontrar al verdadero culpable y rehabilitar a su hermano, pero encuentra un gélido rechazo en la pequeña ciudad del sur y pronto se ve amenazado por el Ku Klux Klan.

El 17 de diciembre de 2014, setenta años después de su muerte, George Stinney Jr. fue absuelto de sus cargos y su condena considerada como nula por parte de la jueza de Carolina del Sur, Carmen Tevis Mullen, quien decretó que el condenado a muerte más joven de la historia de Estados Unidos no tuvo un proceso justo.

El proceso judicial contra George Stinney había estado plagado de “violaciones fundamentales y constitucionales a un proceso regular”. Durante el proceso, la policía afirmó que contaba con la confesión del adolescente, aunque no se encontró ninguna prueba escrita en ese sentido en los archivos judiciales. Su abogado, un cobrador de impuestos, en ese entonces en plena campaña para su reelección, no tenía experiencia en la materia penal, convocó a muy pocos testigos y apenas realizó algunos simulacros de contra interrogatorios, tampoco apeló el fallo, lo que hubiera bastado para suspender la ejecución.

Al reabrirse el caso, se recabó el testimonio de Amie, la hermana de Stinney, quien afirmó que ella estaba junto a su hermano cuidando la vaca de la familia y que por lo tanto no podría haberlas asesinado; que esa mañana, las niñas se cruzaron en un descampado con George y la menor Amie, de apenas 7 años, que les preguntaron si sabían dónde podían encontrar las flores que buscaban. Los hermanos Stinney les dijeron que no sabían.

El único error de George Stinney fue comentarle a un vecino que ese mismo día él había visto a las niñas. Esa afirmación fue la única causa para que la policía lo transformara en asesino y lo fuera a buscar a su casa, en Alcolu, el sector negro del pueblo.

La lucha de la única sobreviviente de la familia, la hermana menor Amie, debió esperar setenta años para conseguir que la justicia revisara el juicio al que fue sometido el pequeño George.

La jueza Carmen Tevis Mullen sostuvo que la policía había actuado de “manera indebida, no conforme a los códigos y procedimientos penales”, y que el abogado del pequeño George “hizo muy poco o nada para defenderlo”; y cerró su fallo con una frase: “El Estado, como entidad, tiene las manos muy sucias”.

Hoy precisamente se cumplen 10 años de ese histórico fallo de reivindicación para George Stinney Jr., y en su pueblo natal hay una placa memorial a su inocencia; pero ¿cuántos casos más como el del pequeño George estarán esperando una absolución tardía?

La mejor respuesta la tendrá como siempre nuestro amable lector…

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