El presidente de Corea del Sur, Yoon Suk-yeol, calificó su decreto de ley marcial como un acto para salvar al país y rechazó las acusaciones de rebelión.
«Ver las medidas de emergencia para salvar el país como un acto de guerra civil destinado a destruir el país es poner en grave riesgo nuestra Constitución y nuestro sistema legal», dijo el presidente en un discurso a la nación transmitido por el canal YTN.
Agregó que no entiende cómo las medidas constitucionales tomadas «a falta de otra opción» pueden ser interpretadas como una rebelión.
Yoon Suk-yeol afirmó que utilizó su poder presidencial para declarar la ley marcial «para proteger a la nación y normalizar los asuntos gubernamentales», y calificó su paso como «una decisión política bien pensada».
Asimismo, señaló que la oposición intenta presentarlo como un criminal y agregó que, si estas fuerzas toman el poder, podrían causar graves daños al país.
«Lucharé con el pueblo hasta el final (…) Ya sea que si soy acusado o investigado, lo enfrentaré con honestidad», subrayó el presidente.
El pasado 3 de diciembre, el mandatario decretó la ley marcial en el país para evitar ser destituido y acusó a la oposición de simpatizar supuestamente con Corea del Norte, una afirmación que las fuerzas opositoras tacharon de «ridícula». Yoon cerró el Parlamento, prohibió las actividades de los partidos políticos y puso los medios de comunicación bajo control de los militares.
Posteriormente, la mayoría de los diputados lograron entrar en el edificio del Parlamento y votaron a favor del levantamiento de la ley marcial, que finalmente Yoon tuvo que aceptar.
Actualmente, el mandatario es investigado tanto por la Policía como por la Fiscalía por traición, rebelión y abuso de poder. También están bajo investigación el ahora exministro de Defensa Kim Yong-hyun y altos mandos de las Fuerzas Armadas. Sputnik