El Problema de Contar Historias

 

Byung-Chul Han, La crisis de la narración. Herder editorial, Barcelona, 2023. 112 páginas

“Narrar consiste en hacer que el transcurso del tiempo tenga sentido, consiste en dar al tiempo un principio y un final. Sin narración, la vida es meramente aditiva”.

Byung-Chul Han

DAVID MARKLIMO

Byung-Chul Han es un filósofo surcoreano de sobra conocido, famoso por sus planteamientos sobre la modernidad y el mundo contemporáneo. Su obra se centra en cómo la sociedad actual ha perdido valores y virtudes, ya no únicamente en sentido personal e individual sino también colectivo. En este caso, el autor aborda la crisis narrativa, no en lo que refiere al tema literario sino en el aspecto discursivo de cada uno de nosotros. Todo, a día de hoy, es narrativa: la política, el periodismo, los juicios, la economía, las relaciones internacionales.

Las narraciones crean lazos. De ellas nace lo que nos conecta y vincula. De este modo, fundan comunidades y nos salvan de la contingencia. Se vio en la pandemia, pero el riesgo de los últimos tiempos, cuando todo se ha vuelto arbitrario y azaroso, es que se ha convertido en un arma comercial que transforma la narración en una herramienta más del capitalismo, propagándose en medio de la desorientación y la falta de sentido característicos de la sociedad de la información. Esta crisis narrativa tiene vastos antecedentes, que Byung-Chul Han investiga en este ensayo, y que son una continuidad de sus reflexiones sobre la sociedad de la información.

En este ensayo, el autor nos habla de la narración en su aspecto más global y genérico, una narración necesaria que se va perdiendo y, con la pérdida, también lo hace nuestra identificación como sociedad puesto que «las narraciones son generadoras de comunidad. Pero ahora, las narraciones son storytelling y constan de consumidores.

Así, el autor critica el propósito de la narrativa actual, pues realmente el propósito de explicar historias es venderlas. En nuestra vida diaria cada vez se nos explican menos historias y la comunicación como intercambio de informaciones paraliza la narración de historias de manera que nuestro discurso se construye principalmente de aportación de datos, pero sin una correlación o análisis que desarrolle una historia al trasmitirlos.

¿Puede existir la felicidad en una sociedad así?

Acotemos que Chul Han piensa que la felicidad no es un acaecimiento puntual. Es como un cometa con una cola muy larga que llega hasta el pasado y se hace presente en el futuro. El autor evoca a la memoria, recordando el pensamiento de Proust y Heideger quienes combatieron la amenaza de la desintegración del tiempo y, citando al autor alemán, nos recuerda su teoría sobre el Ser y el Tiempo, donde afirma que el hombre no va existiendo en cada momento. No es un ser de instantes. La existencia le abarca todo el lapso que se extiende desde el nacimiento hasta la muerte. A causa de la falta de orientación externa, porque no hay anclajes narrativos en el ser, tiene que salir de uno mismo la fuerza para contraer el lapso entre nacimiento y muerte, y convertirlo en una unidad viviente que penetre y comprenda todos los acontecimientos y todos los hechos. Heideger es el faro que nos guía para intentar que la existencia no se desintegre en realidades momentáneas de vivencias que se van sucediendo unas a otras y van despareciendo sin ningún peso. Estamos en una época donde el ser vive una existencia amenazada, principalmente por la facilidad e inmediatez con la que tomamos la realidad, cada vez más expuesta e inmortalizada en una tecnología que favorece una digitalización.

Ningún mejor ejemplo que las stories de Instagram que son una simple sucesión de instantáneas que no narran nada. En realidad, no son más que informaciones visuales que desparecen rápidamente. La vida no se puede narrar en forma de acontecimientos cuantificables que gusten más o menos, pues eso engrandece el narcisismo. Y es justo esa palabra la que define nuestro tiempo y la gran enemiga de la narrativa: el narcisismo elimina la mirada, es decir, al otro, y lo sustituye por una imagen con la que es posible especular, imaginar y construir una realidad que no tiene ningún tipo de sustento.

Se nos invita a pensar, pues. A distinguir que narración e información son fuerzas opuestas. “El espíritu de la narración se pierde entre las informaciones que convierten a los individuos en consumidores, solitarios y aislados, consagrados a instantes, con el objetivo de incrementar su rendimiento y su productividad. No es tan difícil, tendríamos que ser conscientes que, en el fondo, pensar no es otra cosa que narrar, y que el pensamiento avanza con pasos narrativos”. Así, tenemos que reivindicar el poder de la narración, y no dejar que el storytelling nos encierre en nosotros mismos, limitándonos. Por eso decía Kant: “hay que atreverse a pensar”.

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