Punto de Vista
Por Jesús Michel Narváez
Se dice que una golondrina no hace verano…. muchas seguramente no solo verano.
Como zona privilegiada, ubicada en la Alcaldía Miguel Hidalgo, Polanco cuenta con la llamada “Calle más cara de la Ciudad”, representada por Presidente Masaryk, en donde se localizan las joyerías, tiendas de ropa (todas de marca=, peleterías, plazas comerciales al por mayor, casas de cambio, bancos y ¡restaurantes! todos los negocios y comercios considerado del círculo de mayor prestigio,
Quizá los rimbombantes nombres -excluyendo los de regiones mexicanas- llamen la atención de aquellos que están en el selecto grupo del poder económico, político, deportivo y de profesionales en diversas actividades, entre las que se cuenta la de “lavador”… sí, higienizante de dinero.
El periodista Antonio Nieto, publicó en su cuenta X @siete_letras el siguiente texto:
“Asesinado en restaurante de #Polanco es Jesús Pérez Alvear, ex mánager de Gerardo Ortiz:
“Tenía nexos con CJNG. Hace menos de un mes aquí revelamos que era objetivo de autoridades federales”.
“Chucho Pérez” está ligado también al atentado contra Omar García Harfuch.
El jefe policíaco Pablo Vázquez, dijo estar al tanto de las versiones, pero se negó a confirmarlas porque, afirmó que la indagatoria está abierta y hay varias líneas de investigación que ahora se siguen. También refirió que de la víctima no se ha confirmado su identidad porque no traía documentación alguna y solo se halló su reloj. (No dice de que marca y valor estimado).
Polanco y sus plazas, sobre todo, se han convertido en blanco de los grupos criminales. Lo mismo asaltan joyerías y en algunos casos las saquean y en otros se quedan con las ganas al no poder romper los gruesos cristales, y en los estacionamientos subterráneos es común el robo a visitantes. Ahora sube el nivel de violencia y asesinan en un restaurante.
No es culpa de los comerciantes -en general y de todo tipo- que se registren hechos violentos y la calle y sus plazas se tiñan de sangre.
El hoy secretario de seguridad federal ordenó, en su función como jefe policíaco de la capital del país, estricta vigilancia en las plazas, calles, centros de diversión, entre otros, a fin de frenar la violencia que comenzaba a tomar visos peligrosos.
Algo pasó que los criminales -de cárteles o no- han reencauzado sus actividades y las pruebas están a la vista.
La inseguridad en la capital del país va en aumento pese a los datos oficiales de que han sido detenidos peligrosos delincuentes que pertenecen a los cárteles foráneos y a los menos poderosos pero no menos peligrosos, locales.
Pareciera que los delincuentes la han tomado la medida a la Policía capitalina y conocen sus rutas, horarios de presencia, rondines y atención presencial en comercios y negocios. De ser cierta la especie que corre en el sentido de que desde la Secretaría de Seguridad Pública y Atención Ciudadana de la capital del país sale la información que utilizan los criminales, la fuga debe ser contenida y sancionar a quien o quienes tenga los nexos.
Es rumor, no afirmación.
Lo que sí es verdad de Perogrullo es que la inseguridad se siente y está presente.
Y no se trata de poner en tela de duda la diligencia del titular de la SSPC, sino de advertir que la realidad superara las credenciales de eficiencias.
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