*El Doble Discurso y la Imposición de lo Absurdo Continúan Desde Palacio Nacional
*En Tiempos Idos Cualquier Exceso era Motivo de Gran Escándalo
*Aunque los Índices de Impunidad no Eran Para Presumir, Había Armonía y Tranquilidad
*Hoy, Valores y el Respeto a la Legalidad ya Están Olvidados
*Las instituciones Fueron Mandadas al Diablo, Están Completamente Rebasadas o Subordinadas
*La Simulación es Evadir los Principios que han Soportado y Sostenido la República
*Ya Nadie Cree en Leyes, en Justicia y se Refleja Complicidad Entre Autoridades y Delincuentes
*Los Cuatroteístas, se han Convertido en Especialistas Para Tergiversar la Legalidad
*Hay Impulso al Desprecio por la ley y se Abre Paso a Hacer Justicia por Propia Mano
ALEJANDRO ZAPATA PEROGORDO
Seguimos recibiendo desde Palacio Nacional un doble discurso, continuamos con el surrealismo de la política engañosa en una suerte que llega a imponer lo absurdo justificándolo mediante un juego de palabras que, si bien, suenan alegres al oído, en la realidad carecen de sustento y correspondencia frente a los hechos.
No hace mucho tiempo la convivencia social tenía como base principal el orden, por lo general se respetaban y aplicaban las leyes, cualquier exceso era motivo de gran escándalo y, aunque los índices de impunidad no eran para presumir, se respiraban aires de armonía y tranquilidad.
Hoy en día, los principios, valores y el respeto a la legalidad forman parte de la historia, ya están olvidados. Se respira un ambiente de anarquía, cada uno de acuerdo con sus posibilidades hace lo que le viene en gana sin importar en lo absoluto los derechos de los demás.
En efecto, estamos transitando de un débil Estado de Derecho hacia un país sin leyes, donde el más fuerte y poderoso manda. Las instituciones han sido mandadas al diablo, es evidente que están completamente rebasadas o subordinadas, se vio con la integración avalada por las autoridades electorales en la conformación del Congreso de la Unión, que le otorgaron a Morena y sus aliados mayoría calificada sin que la hubieran obtenido en las urnas.
Esa decisión desató una serie de reformas constitucionales, inclusive con evidentes contradicciones al texto mismo de la Carta Magna, lo hicieron sin reparo alguno, con tal de conseguir a como diera lugar el principal objetivo: el apropiarse del poder a toda costa, seguramente lo volverían a hacer sin titubeos.
Esa simulación no es otra cosa que evadir los principios que han soportado y sostenido la República durante centenas de años, en un abrir y cerrar de ojos, echan por la borda los pilares que han mantenido el sistema de división de poderes, evitando la concentración de facultades en uno solo, eso ya no existe.
En alguna ocasión alguien sentenció que cuando se viola una regla terminan por romperse todas. Eso está ocurriendo en México, ya nadie cree en las leyes y menos en la justicia, sobre todo con los índices de impunidad que reflejan complicidades entre autoridades y delincuentes.
Se va consolidando la hipótesis de que la ley prácticamente no existe, se ha permutado por las influencias, consignas y amenazas, de acuerdo con el mejor postor o a quien tiene el poder para imponer, lo mismo con policías, ministerios públicos o jueces.
En ese tenor, cobra importancia la conducta desplegada por los cuatroteístas, pues se han convertido en especialistas para tergiversar la legalidad, acomodando las normas a su antojo o bien haciendo evidentes trampas, para satisfacer sus intereses.
Ante esa realidad se impulsa ante la sociedad el desprecio por la ley, abriendo paso a que cada quien se haga justicia por propia mano, con todos los riesgos que ello encierra. Es un giro altamente peligroso que se les está saliendo de las manos, la paz social y armonía se están transformando en violencia y anarquia.
