El Valor de la Amistad
HORACIO ARMANDO HERNÁNDEZ OROZCO
“Mary y Max” (“Mary and Max”) película australiana de animación, stop motion y humor negro, escrita y dirigida por Adam Elliot; las voces de Toni Collette (Mary), Philip Seymour Hoffman (Max), Eric Bana (Damian Popodopoulos) y con la narración de Barry Humphries; se estrenó en el Festival de Cine de Sundance en 2009.
La historia gira en torno a la larga amistad por correspondencia entre Mary, una niña de 8 años australiana, y Max, un hombre que tiene síndrome de Asperger que vive en Nueva York.
Al inicio de la película se dice que está basada en hechos reales, pero la verdadera inspiración es la relación epistolar que el director tuvo durante unos 20 años con un amigo de Nueva York.
AQUELLOS DÍAS
NUBLADOS
Es 1976, Mary Daisy Dinkle es una niña australiana con baja autoestima que vive en soledad; sus compañeros de la primaria se burlan de ella porque tiene una mancha de nacimiento en su frente.
Muy probablemente la baja autoestima de la protagonista de esta historia se debe a que su padre, Noel, es indiferente a su familia, siempre está centrado en su trabajo en una factoría de hilar etiquetas con bolsas de té y en su pasión por la taxidermia; mientras su madre, Vera, está distante, debido a que padece cleptomanía y alcoholismo.
La falta de atención paterna en lo menores crea sentimientos de inseguridad y aislamiento, que por lo general reflejan una baja autoestima, siendo más propensos a ser víctimas o victimarios de intimidación escolar.
Los únicos amigos que tiene la niña son su vecino Len Hislop, un anciano veterano de la Segunda Guerra Mundial que perdió las piernas al ser capturado por los japoneses, al que Mary recoge el correo ya que sufre de agorafobia (en las primeras escenas, Mary Daisy dice varias veces homofobia), y un gallo, Ethel.
Es de llamar la atención que la niña busca refugio en otra persona que tiene un trastorno aun mayor que el de ella, pues le hace sentir útil y de mejor estima personal; lo mismo sucede con su mascota, ya que la dependencia de los animales hacia su dueño hace que éste se sienta un protector.
EL AMIGO LEJANO
Un día, mientras acompañaba a su madre en la oficina de correos, descubre una guía de teléfonos de Nueva York; curiosa sobre el modo de vida de los norteamericanos, elige la dirección de un desconocido, Max, al que decide escribir una carta.
El destinatario resulta ser Max Jerry Horowitz, de 44 años, es un soltero sin trabajo estable, cuyo máximo consuelo es el chocolate, que sufre de obesidad mórbida y de diversos problemas mentales que desembocan en ataques de ansiedad, por lo que no se relaciona con otras personas.
Tal para cual, así dice el refrán, y es que Mary azarosamente ha elegido un destinatario para su carta, sin saber más de su condición mental o física; Max responde y pronto se hacen amigos, pues al principio comparten la afición por los dulces y por la serie televisiva The Noblets, de la que Max colecciona los muñecos oficiales.
Lo interesante de un amigo por correspondencia es conocer cada detalle de su vida y del lugar donde vive, pero aquí se torna aún más curiosa la diferencia de edad entre los dos y que congenien en gustos de dulces y personajes televisivos.
LA ANSIEDAD Y
LA DEPRESIÓN
Mary hace cada vez preguntas más sensibles, lo que aumenta la ansiedad de Max, quien pasa por una de sus peores crisis al diagnosticarlo con síndrome de Asperger, condición con la que logra entender por qué es incapaz de mostrar emociones y comprender las de los demás.
Durante las siguientes dos décadas mantienen esta amistad a distancia, basada en la vida humilde de ambos y el intercambio de dulces de chocolate.
Mary alcanza la edad adulta, inspirada por el síndrome diagnosticado a su amigo, decide estudiar psicóloga, y tras la muerte de sus padres, se casa con el amor platónico de su infancia, su vecino de origen griego Damien Popodopoulos; ella logra conseguir titularse y publica un libro en el que disecciona el síndrome de Asperger de Max gracias a la correspondencia que mantienen.
Sin embargo, esto enfurece a Max, pues, según su opinión, no padece ninguna enfermedad; la considera una parte más de su personalidad con la que ha aprendido a convivir; y decide cortar su relación con Mary.
La determinación de Max causa en la joven Mary una gran depresión que acaba destrozada y se rinde al alcoholismo.
NUNCA ES TARDE
PARA DECIR LO SIENTO
En las estanterías vacías de la cocina, Mary descubre una última lata de leche condensada, en la que escribe «Lo siento» y se la remite a Max.
La vida de Mary empeora, su marido la abandona, y ella está decidida a suicidarse, sin saber que está embarazada, pero antes de quitarse la vida, aparece su vecino Len, quien ya ha vencido la agorafobia y le avisa que ha llegado un paquete de Max.
Al abrirlo, Mary encuentra que le ha regalado su colección completa de muñecos oficiales de The Noblets, y una carta con los detalles de todo lo que significa su amistad para él y en la que expresa su perdón, al comprender que ella no es perfecta, al igual que él.
Mary supera la depresión y empieza una nueva vida.
En esta ocasión no revelamos el final, porque es lo más triste, pero paradójicamente lleno de alegría y esperanza.
Esta cinta habla sobre lo fundamental de la amistad, sin importar si es epistolar o presencial; la familia no se escoge, pero si a los amigos; la depresión y la ansiedad en las personas pueden conllevar al alcoholismo, pero siempre estará un amigo para ayudar.
Las diferencias individuales no deben ser obstáculos, sino por el contrario a través de esas diferencias se pueden construir metas en común. La soledad es transitoria cuando se tiene amigos, los infantes lo hacen a través de amigos imaginarios, muy probablemente así lo sean los amigos por correspondencia.
Hay dos seres solitarios que a través de cartas pueden comprenderse más allá de sus diferencias de edad, condición social, emocional o económica.
Las redes sociales han dejado de lado esas amistades por correspondencia, pero ¿será la misma emoción recibir una carta que un mensaje en celular?
La mejor respuesta la tendrá como siempre nuestro amable lector…