Remesas y…

Yo Campesino

* No Todo son Aranceles en la Relación con E.U. hay Mucho más

 

MIGUEL A. ROCHA VALENCIA

 

Ojalá no les fallen sus pronósticos a los analistas presidenciales y se olviden que en la relación con Estados Unidos hay muchas cosas más que podrían costarle a México algo más que aranceles e impacten, como ya lo hacen, en las expectativas de crecimiento y de inversión en nuestro país.

Porque a final de cuentas, la apuesta colocada por el secretario de Economía en torno al mercadeo de automóviles, es sólo un nicho de ida y vuelta, pero no es así en lo tocante al gravamen de remesas ni en alimentos básicos de los cuáles somos dependientes especialmente en maíz, sorgo, oleaginosas, trigo y otras más y sobre cuya producción existen multimillonarios subsidios que en México fueron eliminados.

Tan es así que se dan el lujo de destruir cosechas para manejar el mercado e impedir que los precios caigan. En cambio, para México, la ausencia de esas importaciones por miles de millones de dólares significaría carestía como ya ocurrió y por ende un despegue de la inflación.

Ellos en cambio podrían reventar la economía de varios estados como Sinaloa con la cancelación de importaciones de verduras si por pura casualidad hay buen tiempo en Florida y California. Las 11 asociaciones que integran la Confederación de Asociaciones Agrícolas de esa entidad, que además recibe financiamiento de brókeres estadunidenses, podrían decir algo al respecto.

Es decir, la dependencia puede costarnos hambre especialmente porque en los últimos seis años se destruyó la cadena productiva de los campesinos mexicanos, se descuidó el temporal, se eliminaron “por corrupción” los estímulos a la investigación y a la comercialización agrícola con el fin de enterrar a las organizaciones agrarias para transformar esos dineros, en limosnas otorgadas por papá ganso. Miles de pequeñas organizaciones de productores desaparecieron y se dio vía libre al crimen organizado para exprimir a los hombres del campo.

A la mejor a eso se refiere la presidenta (A) cuando habla del Plan México, cosa que sería imposible en materia agrícola sobre todo porque por falta de apoyos se destruyeron millones de hectáreas temporaleras y se dañaron distritos de riego. La mejor muestra de ello, son los 22 millones de toneladas de maíz importadas este mismo año.

Sin ahondar más en el tema qué tal si se realiza un férreo control sobre las remesas de nuestros paisanos y se gravan, si de repente los empresarios automotrices como Tesla dicen que se regresan a territorio estadunidense para cuidar sus intereses luego de los cambios en las leyes mexicanas o en apoyo a su gobierno.

O qué tal si por el tache de las calificadoras internacionales como Moody’s o Standard and Poor’s, se da una fuga de capitales mediante el reclamo de deuda por ejemplo de Pemex, o se realiza una venta de garaje de papeles gubernamentales de inversionistas.

Recordemos que hasta hace unos días el Banco Mundial redujo las expectativas de crecimiento económico de nuestro país que según el ganso alcanzaría tres por ciento y apenas si estamos llegando al uno por ciento y para el año próximo, otra vez se estima en tres por ciento y para la institución no pasará del 1.5 si bien nos va.

Para colmo, los economistas consultados por Banamex consideran que el presupuesto de 9.3 billones de pesos para 2025 está calculado no para crecer sino para estancarnos e incluso, ante cualquier tropiezo de la economía caeríamos en recesión.

Y es que tampoco se debe olvidar que nuestro mercado está sostenido con alfileres algunos ya zafándose porque la cobija no va a alcanzar y se calcula que del déficit previsto de entre 3.5 y 3.7 por ciento nos vamos a tener que olvidar y la deuda va a aumentar a pesar del demagógico recorte al gasto recomendado por Hacienda.

No va a alcanzar el dinero ya que a pesar de la disciplina fiscal la cobija de gasto crece en materia social y se deterioran distintos servicios.

El tema es que, a pesar de las declaraciones de palacio Nacional, el panorama es muy oscuro y si provocamos al vecino a que cumpla sus amenazas con eso de que habrá respuesta arancel por arancel o plan México, se está jugando con el empleo y el hambre de los mexicanos.

De plano los números de Marcelo Ebrard se ven reduccionistas y hasta inocentes porque no todo son aranceles.  

Lo mejor sería callarse la boca, dejarse de balandronadas e imitar al menos en las palabras al otro socio, Canadá quien reclama diálogo y no sale con que es muy “sácale punta” con eso de que habría respuesta con la misma intensidad y en sentido contrario.

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