Del Atole con el Dedo a la Guerra de los Pasteles Bis

NIDIA MARÍN

Ya no necesitamos que nos ataquen otras naciones, basta con que no se metan y nos permitan seguir autodestruyéndonos gracias a la ambición desmedida de muchos, a la “cultura” del narcotráfico, a la inacción de la policía durante seis años de “abrazos no balazos”, al atole con el dedo que se proporciona a la población en el insulso dizque ejercicio de las llamadas “mañaneras” -de ayer y de hoy-, además del monopolio del poder en manos de un grupo de ineptos.

Viene a cuento lo de las naciones del pasado, porque mañana 27 de noviembre es un aniversario más de la “Guerra de los Pasteles” cuando en esa fecha de 1838 los franceses abrieron fuego en contra de la fortaleza de San Juan de Ulua, en Veracruz, en una clara invasión sobre nuestro país.

México había aceptado pagar los seiscientos mil pesos que adeudaba, pero le subieron los intereses para alcanzar un millón de pesos como “indemnización” de los gastos presuntamente realizados por Francia durante el bloqueo y por los saqueos al comercio francés.

Entre éstos últimos estaba una pastelería de un tal Remontel “El Francés”, ubicada por el rumbo de Tacubaya, por lo cual, el propietario interpuso una demanda en contra de los tragones oficiales del ejército mexicano que habían saqueado el negocio en 1828 durante el gobierno de Antonio López de Santa Anna.  

El reclamo era por 60,000 pesos y la fecha límite para el pago era el 27 de noviembre, pero… no había “argent”, es decir dinero, por lo que se quedó la deuda e inició la “guerra… de los Pasteles”, en el momento que los franceses abrieron fuego sobre San Juan de Ulúa.

¿La Consecuencia? México le declaró la guerra a Francia, mientras Santanna incrementó las fuerzas del ejército y expulsó a los súbditos franceses y estos enfurecidos atacaron Veracruz que fue defendido por el general Rincón.

La guerra concluyó el 9 de marzo de 1839, firmándose ese día en Veracruz el Tratado de Paz entre México y Francia. En fin que, con el tiempo hubo solución y tratado comercial. 

¿Se avecina otra guerra absurda como la “Guerra de los Pasteles” que hoy sería “la Guerra del Fentanilo” propiciada desde la ventanilla republicana con la llegada del próximo mandatario en el vecino del norte?

Todo puede ser, cuando el poder lo toman los ambiciosos, vengativos e ineptos, aquí, allá y acullá…

Claramente se observa que la frontera del lado estadounidense seguirá siendo “protegida” en contra de la migración. Es más fácil para los gobernantes construir cárceles, muros y demás, que dialogar con los presidentes latinoamericanos, establecer políticas que beneficien a las naciones y evitar la migración masiva como la ocurrida en los últimos cinco años.

¿Y México?, se preguntará usted.

Se prevé que continuará en una actitud pasiva, sin detener en sus fronteras a las avalanchas, ni dialogar en esa materia con los mandatarios de América Latina que permiten que sus compatriotas o los migrantes de Asia, África, el Caribe y Latinoamérica sigan invadiendo los países de paso, sin que haya una pena por ello.

El peor ejemplo en la materia se realizó en México en el sexenio que concluye.

Y así como Napoleón III trató de revivir el imperio francés por estas tierras mexicanas y le pintaron un “finger”, ahora el “agente naranja” buscará revivir las glorias de las invasiones estadounidenses a México, en este caso con el pretexto del fentanilo.

Por lo pronto ya se registró el primer descalabro para nuestro país (y para Canadá), con la invasión verbal de quien aun no es presidente y actúa desde sus gigantescas trincheras en el otro lado para afectar a México y no sólo a los mexicanos sino a los extranjeros habitantes de esta nación, los cuales suman aproximadamente 1.5 millones de personas, además del millón de otros países (migrantes) en situación irregular.

No, no se me antoja un pastelillo…

   

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