SILVESTRE VILLEGAS REVUELTAS
Ha sido un hecho constatado que el larguísimo proceso electoral que culminó con la toma de posesión de la presidenta Claudia Sheinbaum costó a la nación mexicana miles de millones de pesos que debieron ser utilizados en rubros más importantes como la salud, la educación, las comunicaciones, el desarrollo de las artes, la seguridad y una eficiente, honrada administración de justicia. Pero no.
AMLO, el expresidente de la república dirigió todo un proceso de precampaña, protocampaña y campaña para ganar la presidencia de la república, las dos cámaras y la mayor parte de las elecciones estatales. El fin era poner todos los elementos para que pudiera continuar “el segundo piso de la Transformación”. Lo lograron, pero a qué costo. En los resultados, lo mexicano fue algo muy parecido a lo que sucedió con el triunfo de Donald Trump que, igualmente, ganó de calle buena parte de los cargos electorales, con una diferencia: las carretadas de millones de dólares que se invirtieron en las campañas en los Estados Unidos provinieron de conocidos y anónimos donantes. No del presupuesto público.
La diferencia entre el gasto estadounidense y el mexicano ha obligado al equipo del secretario de Hacienda, Ramírez de la O, a elaborar y presentar ante los diputados e instituciones públicas mexicanas un presupuesto donde las reducciones en todos los ramos resultan ser la norma. Para que el país no continúe endeudándose masivamente en el 2025 y la cobija medio alcance para todos, las reducciones en los presupuestos afectarán la vida cotidiana de las secretarías de estado, universidades, compañías paraestatales, la totalidad del sistema educativo y de salud. Repito y reitero, la razón fue un sobreendeudamiento causado por la forma en que se llevaron a cabo las elecciones en México, y muy importante, el costo monetario resultante del golpeteo diario entre el gobierno federal y la oposición.
La presidenta, diputados y senadores, empresarios y pueblo mexicano deben prohibir, diseñar, reclamar que los procesos electorales a lo largo de la república, elecciones intermedias, elecciones presidenciales y demás procesos electorales sean muy acotados, reducidísimos en tiempo (seis meses las presidenciales, con sanciones espeluznantes para quienes delincan) y una legislación, muy a propósito, para que no se puedan usar presupuestos para que el equipamiento de escuelas u hospitales en la campaña electoral de un politicastro. El esquema actual los prohíbe a medias y el INE sanciona a los partidos políticos, pero no a los gobiernos en los tres niveles de gobierno, a partir de hechos consumados. A manera de ejemplo, se investiga que para ganar electoralmente una gubernatura se gastó muchísimo. Se sanciona al partido. Pero los recursos ya se fueron en comprar voluntades, tiempo en radio y TV, en lugar de utilizarse los recursos presupuestales para comprar más aparatos de diálisis renal a ser utilizados por la Secretaría de Salud.
Ya es una realidad hoy en día que el presupuesto federal para 2025 afectó al sistema educativo y de generación artística en la república. ¿Por qué los mexicanos padecemos las acciones del crimen organizado e individual? ¿Por qué nos afecta el salvaje manejar de automovilistas, ciclistas y motociclistas? ¿Por qué son muy pocos los estudiantes que destacan en las ciencias duras como en las sociales? Porque desde hace décadas la educación familiar, la educación escolar, y la educación en sociedad anda por los suelos. El narcotraficante, el ladrón, el mal conductor de motos, el que plagia un trabajo escolar, una tesis y el comportamiento y lenguaje soez de buena parte de los que trabajan en las empresas del espectáculo, todos ello se comportan así porque en el ámbito de la convivencia familiar no les enseñaron valores morales. Así como lo está leyendo estimado lector. No es una actitud y comentario moralino, debería ser un compromiso cívico porque “la mala educación” afecta la vida cotidiana de la totalidad de los mexicanos. Para que no nos roben, necesitamos de inicio, una buena educación y vías de desarrollo económico. Para que la vida sea más soportable precisamos que en el país existan parques, salas y obras de teatro con producciones edificantes. Por lo anterior es necesario que no se corten los recursos a la educación y la cultura; un ciudadano educado y con cultura cívica puede ser más eficaz en el combate al crimen organizado, que si se deja toda la tarea a batallones artillados de las diferentes corporaciones armadas del país.