Punto de Vista
Por Jesús Michel Narváez
En 2019, Joe Biden rescató para los demócratas, la presidencia de los Estados Unidos.
Los datos oficiales certificados por el Colegio Electoral Nacional y recontados en el Capitolio el 6 de enero de 2020, confirmaron la victoria al obtener 306, 34 más de los necesarios para convertirse en el cuadragésimo sexto habitante de la Casa Blanca.
Sin embargo, los números se conocieron el mismo día de la elección, es decir, el martes 3 de noviembre de 2019 y a partir del miércoles, decenas de jefes de Estado de diversos países del mundo felicitaron al demócrata.
Excepto uno que tardó hasta el 15 de diciembre para reconocer la victoria. El argumento utilizado fue: “hay que esperar a que termine el proceso electoral”. ¿Quién fue?
¡Exacto!: Andrés Manuel López.
El mexicano no aceptó la derrota de Trump, a pesar de no conocerlo personalmente pero siempre mostró una clara inclinación para el republicano y confiaba que en el recuento de los votos electorales se revirtieran los números y finalmente el Colegio Electoral le reconociera su triunfo.
No fue así.
Y tardó, 38 días en reconocer, que no felicitar, a Biden como presidente de la Unión Americana.
Luego, entonces, ¿a qué la prisa de la presidenta mexicana de reconocer la victoria del republicano si el proceso electoral aún no termina?
Aunque está claro que el Partido Republicano arrasó en las elecciones y que no solamente obtuvo la Casa Blanca sino el ala norte del Capitolio, asiento del Senado y, en la sur, aún se esperan resultados finales para conformar la Cámara de Representantes. Sin embargo, como diría el ¿qué se fue? “el proceso electoral no ha terminado… esperaremos a que la información oficial”.
Probablemente el reconocimiento de la señora Sheinbaum, se haya debido a la dureza de los discursos y el mensaje directo que le envió Trump apenas 24 horas antes de realizarse el evento que mantuvo en vilo a media humanidad por la incertidumbre generada al cerrarse los números previos y en los que Kamala Harris parecía tener la puerta abierta para ingresar a la Casa Blanca como su titular y no como vicepresidenta. O quizá el canciller Juan Ramón de la Fuente le recomendó no hacer esperar al vecino que será uno de los presidentes más poderosos que haya tenido Estados Unidos.
A horas de conocerse la victoria, irreversible y admitida por Harris, desde México y a través de su cuenta de X, la mandataria mandó la felicitación con un texto en el que hay que leer la letra chiquita.
“Expreso mi más sincera felicitación a Donald Trump, quien resultó ganador de la elección presidencial de los Estados Unidos de América.
“En nombre de México, nuestro reconocimiento al pueblo estadounidense por el ejercicio democrático en su jornada electoral. Estoy cierta de que vamos a continuar trabajando juntos de manera coordinada, con diálogo y respeto a nuestras soberanías, para avanzar en la amplia agenda bilateral que nos enlaza”.
Nadie desconoce la postura del republicano en torno a tres temas que importan sobremanera a México:
1.- Renegociación del T-MEC, que Trump ha anunciado forzará al socio comercial a cumplir los compromisos firmados por su antecesor;
2.- Control de migración o de lo contrario el que regresa a la Casa Blanca aplicará aranceles de 25 y hasta el 100% de los productos que exporta el país y,
3.- Acciones concretas para detener a todos los criminales que exportan fentanilo, cocaína y otras drogas sintéticas producidas en México con precursores chinos.
¿Por qué el reconocimiento de Sheinbaum al pueblo y no al que resultó electo?
Demasiadas dudas en un mensaje lacónico y, ciertamente, serio.
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