ALBERTO F. MENA MALLÉN
La falta de autoridad por parte de los gobiernos, cualquiera que sea, los mexicanos lo aprovechan para usar su criterio y resolver su vida a diario. Se observa todos los días, tanto en los medios de comunicación, redes sociales, incluso en la vida real, lo que provoca exclamaciones solo por los hechos, pero no porque la continuidad de los mismos los hace ver normales.
Las políticas del macuspano imperial de dividir a la sociedad, están generando un comportamiento diferente que no se había visto en la vida social y política de los mexicanos. Hay que señalar que anteriormente a esta administración, aunque había algo similar, no era mayor ni tan visible y se tenía un control que impedía comportamientos personales y privados como ahora se observan.
Además, las políticas públicas aplicadas por el tabasqueño con su famosa austeridad republicana y su “voy derecho y no me quito”, también con “al carajo con las instituciones” y “No vengan con que la ley es la ley”, han generado comportamientos de las personas que no respetan las leyes ni las normas establecidas para convivir en armonía.
Una maestra de secundaria, ubicada en una de las alcaldías de la Ciudad de México, con estudiantes que rondan los 13, 14 y 15 años, comentó que el comportamiento juvenil, ya se salió de control, porque, dijo, ya no puede uno educar a los muchachos, porque a sus familias no les interesa, ya que cometen algunos errores como calificar a los profesores de pen…ejos o porque las muchachas van maquilladas y lo hacen en clase, o el utilizar los teléfonos celulares para chatear sin poner atención en la clase.
Los padres de estos chicos, cuando son llamados para que informarles del comportamiento de sus hijos, en vez de reprimirlos o buscar una solución a sus malos comportamientos, los defienden a capa y espada, lo que provoca que los muchachos continúen con su mal proceder sin que nadie pueda hacer algo por ellos.
Y para evitar fricciones con los padres, dijo la profesora, ya los maestros prefieren ignorar estos comportamientos y evitarse problemas que puedan llegar más lejos y convertirse en una cascada de comportamientos que evitaría que la sociedad tenga un equilibrio, una unidad que poco a poco se pierde porque no existe autoridad en esos niveles.
Lo mismo pasa con el comportamiento de los conductores de vehículos, que hacen lo que quieren sin que exista algún policía que les llame la atención o aplique multas. Ya cualquiera te enfrenta, te grita, o te violenta porque los jenízaros solo se dedican a cazar a vehículos que no porten el holograma de verificación o les inventan hechos que no sucedieron para sacar para el desayuno y para los jefes.
Igualmente se ven más seguido los transportes, sobre todo de carga que echan más humo que una chimenea y no hay quienes los detengan o sancionen.
Existe un rosario de asuntos sociales, culturales y cívicos que demuestran el poco interés de las autoridades y del gobierno por atenderlos como los dos señalados anteriormente, ya que prefieren andar buscando el poder y el cash para asegurar su futuro y el de sus familias y menos cuando esta administración desaparece organismos autónomos o se roba los recursos de los fideicomisos para utilizarlos en otras áreas, menos para los que se crearon.
Un asunto que fue muy notorio en el reinado del Peje, fue la falta de transparencia en los asuntos que competen a la ciudadanía, como el no dar a conocer mucha información de los gastos que se realizan en las obras públicas, lo que lleva a malpensar sobre todo en la corrupción que, en vez de disminuirla, tal y como lo prometió el ocupante de la silla presidencial, ésta aumentó considerablemente.
La inseguridad es un tema que, esperamos los mexicanos con esperanza, la nueva presidenta pueda atacar de inmediato, puesto que los números heredados por su predecesor no son nada halagüeños, al igual que las finanzas públicas que, presumieron, han sido buenas, pero las cifras que se tienen dicen todo lo contrario, porque va uno al mercado o supermercado y los precios son inalcanzables para las familias, sobre todo para aquellas con menores ingresos. La macroeconomía, tal vez funcionó mejor.
El inicio de esta administración, al parecer, va por buen camino, ya que la presentación de sus 100 compromisos, para iniciar el segundo piso de la transformación, muestra el interés que tiene como presidenta de avanzar en la solución de los problemas con su enfoque, que es una calca de los 100 compromisos de Andrés, ya que, por ejemplo, en el capítulo uno, República democrática, justa, honesta, libre, participativa y responsable, en el apartado Gobierno honesto, sin nepotismo, veremos si despide a todos los familiares de Morenistas que se tienen en la nómina, quienes vieron una mina de oro en sus chambas, sin que nadie diga algo para evitarlo.
Habrá que destacar que el perfil moderno de una ciudad, que coexiste con características y fenómenos sociales provenientes de décadas anteriores, son fenómenos que se reflejan, entre otros aspectos, en la desigual concentración del ingreso, en la precarización del empleo y en la expansión del empleo informal, lo que provoca fuertes desigualdades sociales que fueron utilizadas propagandísticamente y de forma electoral por el gobierno federal anterior para sus fines políticos personales, como el mandar iniciativas constitucionales que retrasan el avance del país en todos los sentidos.
Deseamos que la nueva titular del ejecutivo federal, con su preparación, su experiencia y su forma de gobernar la Ciudad de México, -que tuvo mucho que desear-, ahora en un nivel del tamaño de la Presidencia de la República pueda solucionar el sinfín de asuntos problemáticos que se tienen, como lo es el disminuir las protestas y manifestaciones que aumentan conforme avanzan los problemas sin solucionar, como la escasez del agua, la concentración poblacional, para lo que deberá cumplir la promesa de descentralizar a las dependencias federales al interior del país, y permitir el desarrollo urbano de otras regiones del territorio nacional.
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