La Radiografía de un Incesto

Neige Sinno, Triste tigre, Anagrama, Barcelona, España, 2024. 256 páginas

 

“Me parece más interesante lo que pasa en la cabeza del verdugo (…) Estar en un cuarto a solas con un niño (…) meter el pene en erección en la boca de ese niño, hacer que abra grande la boca. Eso sí que es fascinante…”

 

DAVID MARKLIMO

Hay una hipótesis que dice que la base del patriarcado es el abuso infantil. La ha propuesto la antropóloga francesa Dorothée Dussy, directora de investigación del Centro Nacional de Investigaciones Científicas (CNRS por sus siglas en francés), y desde 2023, directora del Centro Norbert Elías. En sí, se sostiene lo siguiente: el incesto está muy extendido en los países occidentales. Se dice que entre el 5 y el 20% de los niños son víctimas, es decir, casi seis millones de personas en Francia. La sexualidad con los hijos es común y a veces tolerada en familias, a pesar de la prohibición legal, social y moral. ¿La pregunta es por qué? Dussy defiende la idea de que el fenómeno del incesto es estructural, y cuestiona la existencia de un tabú de incesto: no es la prohibición del incesto lo que estructura la sociedad, sino el silencio sobre este tema. Ligado a ello está una forma de complacencia con respecto a la dominación masculina.

Y es imposible empezar una reseña de Triste Tigre, el libro de Neige Sinno, sin recurrir a estas ideas. Se trata de un texto que no puede ser definido exactamente: no es una novela, tampoco es un ensayo ni un diario íntimo. No es un libro de memorias, más bien es una radiografía de la herida que queda en los que han sufrido abusos sexuales siendo niños. También, por qué no, es un testimonio valiente y honrado sobre su propio trauma: el violador fue su padrastro, a quien ella dedica las primeras páginas de una forma brutal y espeluznante. Nuca antes, que se recuerde, un libro comenzó con semejante escalofrío. La escritora tardó casi 20 años en tomar la decisión de escribir lo sucedido, lo que da la razón a ese poema de Joan Magarit: no hay errores que puedan, sin que nos demos cuenta, llegar hasta tan lejos como los cometidos con la infancia. Su relato no está hecho buscando olvidar o sanar las heridas que carga desde entonces. Su intención era desmontar los mitos en torno al difícil tema del incesto y uno de ellos era precisamente el que con el arte se curan las heridas. En ese sentido, resulta liberador saber que la literatura no sirve para nada. Lo que sí es cierto es que el libro ha sido publicado en un momento en que hay una conversación sobre las violencias contra las mujeres y las niñas. En ese sentido, si puede ser visto como terapia colectiva. 

Triste tigre está narrado en primera persona y escrito como un profundo cuestionamiento de todas las situaciones vividas y de las personas que compartieron la vida de la autora, comenzando por su propia madre, quien no descubrió los hechos sino años después e incluso, vivió con el agresor aún de haberse enterado de lo ocurrido.

Esto lleva a una reflexión interesante: el papel de los adultos frente al abuso infantil. Se trata de una imagen muy sencilla, alguien abre una puerta y encuentra a un adulto abusando de un niño. Acto seguido, cierra la puerta y sigue la vida como si no hubiera visto nada. Tenemos, pues, varios roles: el de víctima, el de abusador, el testigo, el cómplice, el que no entiende nada. ¿Quién hace más daño? ¿Quién es más macabro? Hay una tensión constante entre la experiencia vivida, el recuerdo y la interpretación desde el presente.

¿Es válido cuestionarse ser una víctima o un verdugo?

La reflexión sobre el padrastro es interesante: es un tigre, un felino, un animal bello en apariencia y devastador en su naturaleza. También es un asesino implacable, que acecha todo el tiempo en ll jungla y siembra la muerte. 

Y finalmente, el gran dilema: ¿puede una convertirse en aquello que la destruyó? Se mete en la piel de su agresor mientras acaricia la espalda de su hija a la hora de acostarla: está sola con la hija en su cuarto, la está durmiendo, y se da cuenta de que si quisiera podría meter la mano en su calzón para ver qué pasa, para ver si le gusta.

El lector cae en cuenta de la absoluta vulnerabilidad de la niñez. Todos los padres tienen momentos de ternura con sus hijos que pueden transformarse en algo absolutamente atroz en cuestión de un segundo.

El libro ha causado tanta controversia porque ha coincidido con el juicio en Francia contra Dominique Pelicot, quien drogaba a su esposa Giselle para que la violaran decenas de hombres desconocidos. Intuimos la tragedia y el horror, pero hemos cambiado las formas: la cobertura mediática se enfoca ya en la dignidad de la mujer frente a la monstruosidad.

Triste tigre fue galardonado en 2023 con el Fémina, uno de los premios literarios más importantes de Francia.

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