Si una Mujer no Funciona… Ellos Continuarán Diciendo: “Aquí Estoy”

Los Dados de Dios

 

NIDIA MARIN

Y exactamente 200 años después (1824) de que los mexicanos por vez primera acudieron a las urnas y eligieron como su primer presidente de México a José Miguel Ramón Adaucto Fernández y Félix, mejor conocido como Guadalupe Victoria, una mujer, como hito histórico en el país, está a punto de ocupar la “Silla del Águila”: Claudia Sheinbaum Pardo.

Como dice el dicho: “calenturas otoñales, o muy largas o mortales”. Sí, aquel personaje de hace dos centurias, tomó posesión el 10 de octubre de 1824 (y concluyó su quinquenio en 1829), mientras que Sheinbaum Pardo asumirá el cargo el día primero de octubre de 2024. 

México, en seis semanas más, tendrá la primera mandataria y con ello será el primigenio país en América del Norte en tener una mujer ocupando la posición política por excelencia de una nación.

Para el Continente Americano, en cambio, será la mujer número 18 en alcanzar el máximo encargo con lo cual, en la actualidad, se ubicará en la nación número 13 del mundo que está siendo gobernado por una fémina.

A su vez, si Kamala Harris gana a finales de año en los Estados Unidos también será la primera mujer en su patria en alcanzar ese cargo y la 19 en el Continente Americano.

La pionera en ocupar el supremo posicionamiento de una nación, aunque no llegó precisamente vía las urnas, fue Isabel Perón, de 1974 a 1976 en Argentina. 

Después seguiría Lidia Gueiler, de 1979 a 1980 en Bolivia y, posteriormente, Ertha Pascal Trouillot Barrios, de 1990 a 1991, en Venezuela; Violeta Barrios de Chamorro, de 1990-1997, en Nicaragua; Claudette Werleigh, de 1995-1996, en Haití; Rosalía Arteaga, 1997, en Ecuador; Mireya Moscoso, 1999-2004, Panamá; Michelle Bachelet, 2006-2010 y 2014-2018, Chile; Cristina Fernández de Kirtchner, 2007-2015, Argentina; Michelle Pierre Louis, 2008-2009, Haití; Laura Chinchilla, 2010-2014, Costa Rica; Dilma Rouseff, 2011-2016, Brasil; Janine Añez, 2019-2020, Bolivia; Xiomara Castro, 2022-hasta ahora, Honduras; y Dina Boluarte, 2022-hasta ahora, Perú.

Algunas recibieron reconocimiento de sus gobernados, mientras que otras no solamente fueron rechazadas, sino ridiculizadas, por ser parapeto de algún personaje y responder obedientemente a instrucciones de varones de la política que antes ocuparon el mismo cargo.

SIGUE EL ATRASO 

EN LOS PARTIDOS

En general, en todo el mundo también se ha ido incrementando la llegada al poder de las mujeres vía el voto. Suman en este año 23 las naciones que tienen una Jefa de Estado.

Poco a poco, y por diversas razones, las barreras para acceder a puestos de poder han ido cayendo. Una o varias han sido las razones, pero la mujer ya no está confinada exclusivamente para cargar con la responsabilidad de las tareas domésticas y la crianza de los hijos, como era lo común en los siglos XIX y XX.

Tampoco el sexo masculino tiene la exclusividad del ejercicio político y con el avance inevitable de las féminas, se ha ido aboliendo la discriminación en tal área, de la misma manera que se presenta una superación de las barreras psicológicas por parte de las propias mujeres.

Aseguran los expertos que han cambiado los planteamientos hacia la mujer en los partidos políticos, aunque todavía no se superan lo suficiente, ya que ellos aun controlan el acceso y el avance de las mujeres en las estructuras base de poder político.

Dicen en muchas instituciones, como también Anna María Fernández Poncela, en su trabajo “Mujeres y Política en América Latina: dificultades y aceptación social que en países como México, Uruguay, Chile, Brasil, Paraguay, Venezuela y Nicaragua (suponemos que hasta antes de Maduro y del nicaragüense) que los cambios, por ejemplo, se observan en varios rubros, además de que se ha registrado una modificación en la preferencia de los votantes y está presente el reemplazo generacional.

Pero…

“Pareciera también que el hecho que haya crisis socioeconómicas o políticas, favorece el ascenso de las mujeres, como ya se ha estudiado (Genovese, 1997). Por lo que, ante el desencanto actual hacia la política y la democracia (Beck, 2002), tal y como actúan hoy en día los candidatos y gobernantes en nuestros respectivos países, podría dar lugar al decantamiento de la preferencia de liderazgos femeninos, por cambiar y probar, por su imagen más honesta y amable, y por ser consideradas externas al poder político y su decadencia. Todo ello sin olvidar el respaldo discursivo y en la práctica de los acuerdos internacionales”.

En fin… vamos a ver si este cambio funciona y si no es así… ahí siguen ellos levantando el dedo. 

 

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