La Palabra Cabal

 

*El Respeto al Adversario, Fundamental

Para Mostrar Grandeza

*Las Elecciones Exhibieron que Dirigentes

Opositores, no Cumplieron

*Tampoco Entendieron las Reglas del Juego

que Estaba en la Cancha

*Se Negaron a Orientar, Políticamente, a la 

Candidata Ciudadana

 

EZEQUIEL GAYTÁN 

 

Cuentan muchas leyendas acerca del respeto y admiración que entre enemigos se tenían. Muchas de ellas entre militares. Por ejemplo, aquella en la que José María Morelos al enterarse de que los españoles fusilaron al padre del general Nicolás Bravo lo mandó llamar y le dijo que tomara a 300 soldados realistas prisioneros y que hiciera con ellos lo que deseara. Bravo, en lugar de fusilarlos, les perdonó la vida y esos sodados se pasaron al lado insurgente. Otra historia semejante es aquella en la cual Francisco Villa, procedió según la costumbre militar entre la División del Norte, a fusilar a los oficiales federales perdedores. Así que frente al paredón Villa le preguntó al capitán perdedor acerca de su última voluntad. El militar pidió un puro y Villa se lo concedió. Mientras fumaba el tabaco, el Centauro del Norte notó que el capitán sostenía el puro de manera vertical y que no se caía la ceniza. El revolucionario supo que eso se debía a que al federal no le temblaba la mano sabiendo que en cuestión de minutos sería su fin. Entonces Villa se le acercó y lo felicitó por su hombría. Pero ambos sabían que de todas maneras lo que procedía era el fusilamiento. En efecto, son leyendas que en las que lo fundamental es el respeto y admiración que se le puede tener a un enemigo. Tal vez un tercer ejemplo sea el que el general norteamericano George Patton, un típico generalote norteamericano pedante y soberbio que sentía reconocimiento hacia el mariscal alemán Rommel, pues el yanqui leía una y otra vez la obra de germano a fin de aprender de él y, en su caso, combatirlo y ganarle la batalla. 

 

La pregunta es ¿acaso es posible admirar y respetar al enemigo en política? Al parecer la respuesta en México es no. O por lo menos en la actual contienda electoral lo que vimos fue desdén, soberbia y arrogancia de nuestros políticos hacia sus oponentes. Fue totalmente decepcionante saber que las candidatas y el candidato ni se saludaron ni se despidieron antes y después de los debates. Del único caso que me enteré fue que los contendientes a la alcaldía Miguel Hidalgo (Mauricio Tabe y Miguel Torruco) coincidieron en un mercado y se estrecharon la mano. 

 

Ahora analicemos el caso de “Fuerza y corazón por México” y a los líderes de los partidos políticos de Acción Nacional (PAN), del Revolucionario Institucional (PRI) y de la Revolución Democrática (PRD) que arropaban a la candidata Xóchitl Gálvez. Se trató de una alianza estratégica debido a la evidente y descarada táctica del presidente López Obrador de proyectar a su candidata Claudia Sheinbaum un año antes del tiempo establecido y catapultarla mediante una burda elección de Estado. La sociedad vimos que la única forma de poder evitar la restauración de un partido hegemónico era mediante la alianza de tres partidos histórica y políticamente contrarios.  Fue una situación desesperada y artificial, pero era eso o el renacimiento del presidencialismo hegemónico.

 

El resultado, ya lo sabemos, fue el contundente triunfo del partido oficial y la debacle de lo que muchos pensamos que era una buena idea: confrontar en bloque al morenismo. Ya se ha escrito y analizado mucho acerca de las razones de la derrota aliancista. Más lo que falta por salir a la luz del día. El caso es que una de las razones de la capitulación rosa fue porque los gerentes de los tres partidos opositores fueron incapaces de comportarse como aliados. Predominó la vanidad de tres individuos incapaces de cumplir su palabra. Inhábiles políticos e ineptos conductores de sus respectivas organizaciones que se estorbaron y zancadillearon entre sí. Fueron incapaces de entender lo que estuvo en juego.

 

Todos siempre supimos que son fuerzas políticas contrarias y que la señora Gálvez no es un persona preparada y capacitada en términos de una estadista. Son visibles sus fallas políticas y de conocimiento del arte de gobernar. Por eso era necesaria y oportuna la alianza. Empero los tres estrafalarios Marko, Alito y Chucho no tuvieron interés o capacidad de entender lo que estuvo en juego y ahora sus respectivos partidos ya pagan las consecuencias y próximamente la ciudadanía. 

 

Era claro que al hacer la alianza se empeñaba la palabra y consecuentemente era fundamental que fueran hombres cabales. Si cualquiera de ellos fuese prisionero de Francisco Villa ¿pedirían un puro a fin de demostrar que no les temblaba la mano sabiendo que sus minutos de vida estaban contados? No lo sé, pero no lo creo.  Ellos no admiran a otros políticos, ni respetan los acuerdos. Empero, eso no es lo peor; tampoco veo entre los oficialistas cordura política, sino actitudes pichicatas de gente abyecta, negocios personales, intereses grupales y transacciones familiares. 

 

En fin, lo que predomina en México es una clase política tramposa, como el centro delantero de un equipo de futbol que se tira en el aérea, engaña al árbitro y se siente con derecho a tirar el penal y ser el héroe del partido. No entienden ese jugador o ese político que engañar al arbitro no los hace héroes, sino unos pusilánimes bribones que hacen del cinismo una forma de vida corrupta.

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