Sexenio en Agonía: en Crisis Como Varias  Especies Animales y Vegetales 

Los Dados de Dios

NIDIA MARIN

No sólo la República y sus habitantes padecieron el actual sexenio. No, en este periodo de gobierno a punto de concluir ha sido destruido el hábitat de miles de especies, por acción de un mexicano y… por el cambio climático.

Si hay algo de los años 2018-2024 que permanecerá en la historia será… la destrucción de la selva. Aunado a ello, está el dejar hacer y dejar pasar en cuanto a la transformación de bosques, manglares y arrecifes.

El remate es el clima. Sí, la ola de calor que está consumiendo especies vegetales y animales en este 2024.

Especialistas lo advirtieron en el trabajo: “Del Cambio Climático en México: Un Punto de Partida”. 

Sí, en 2023 la UNAM dio a conocer la investigación realizada, sobre la cual los coordinadores y autores de un resumen publicado fueron: Francisco Estrada Porrúa, Jorge Zavala Hidalgo, Amparo Martínez Arroyo, Graciela Raga y Carlos Gay García.

Se dijo, por ejemplo:

 “Durante las últimas tres décadas, los estudios realizados por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y otras instituciones muestran que México es particularmente vulnerable a los impactos de este fenómeno. Bajo un escenario de altas emisiones de gases de efecto invernadero, se esperan importantes efectos negativos en la producción agrícola, salud humana, biodiversidad, ciudades, energía, así como aumentos considerables en la frecuencia y magnitud de eventos extremos y los daños asociados. Por ejemplo, se estima que las pérdidas económicas acumuladas durante este siglo serían equivalentes a perder hoy varias veces el producto interno bruto nacional actual. Más aún, estos impactos tendrán efectos duraderos y diferenciados entre los diversos sectores sociales y regiones del país, aumentando la desigualdad y dificultando la consecución de metas de reducción de pobreza y desarrollo sostenible”.

En esa investigación de la UNAM, hay alertas. Por ejemplo, se precisa:

“Bajo un escenario de inacción, el cambio climático puede reducir drásticamente la capacidad de producción agrícola en México y con ello imponer costos socioeconómicos considerables a las generaciones presentes y futuras. Para cultivos como maíz, caña de azúcar, sorgo, trigo, arroz y soya, un escenario de inacción implica reducciones en rendimientos entre 5%y 20% en las próximas dos décadas y de hasta 80% a finales del siglo para algunos cultivos y estados. Los estados con mayor aptitud para producción de maíz de temporal actualmente podrían perder, a finales del siglo, entre un 30% y 40% sus rendimientos. 

“A nivel nacional, el valor presente de los costos del cambio climático en este siglo en maíz, caña de azúcar, sorgo, trigo, arroz y soya representan $38 mil millones de dólares, cerca de dos veces el producto agrícola total nacional en 2012. El 69% de estas pérdidas provienen de cultivos de temporal, mientras que las reducciones en rendimientos de maíz representan el 70% de las pérdidas económicas totales. Veracruz, Sinaloa, Tamaulipas y Jalisco suman aproximadamente la mitad de dichas pérdidas. Un 16% de las pérdidas económicas totales ocurren en estados como Chiapas, Oaxaca, y Guerrero, que están caracterizados por altos niveles de marginación, pobreza y agricultura de subsistencia. El cambio climático aumentará considerablemente los riesgos que los productores de subsistencia ya enfrentan en el presente”.

LA MUERTE MASIVA

EN LA REPUBLICA

Hoy, la muerte masiva de especies animales y vegetales ante la sequía y el calor tiene preocupados a todos, aunque son pocos los que admiten que los mexicanos en parte somos responsables de estas crisis debido a la destrucción de diversas zonas en la República Mexicana.

Estimaciones oficiales señalan que en México se ha perdido alrededor del 50% de los ecosistemas naturales.

Por ejemplo, el ex rector José Sarukhán Kermez, en una entrevista para Biodiversidad Mexicana puntualizó, que la sobreexplotación ha sido la historia en nuestro país: la tasa es mayor a la de reproducción.

Explicó que cuando esto sucede la población disminuye. 

“Esta ha sido la historia de muchas de las especies que se han explotado por distintas razones: las ballenas, los peces, venados, cactos, orquídeas. Muchas de ellas ahora se encuentran en peligro de extinción. Algunas especies son más vulnerables que otras por sus características biológicas como: distribución restringida, abundancia baja, tasa alta de mortalidad, tasa reproductiva baja, alta congregación de la población, entre otras.

“Las actividades de cacería, tala, pesca, comercio ilegal de especies con distintos fines, afectan a las especies al sobreexplotar sus poblaciones. Los compradores de organismos y productos ilegales son cómplices de la sobreexplotación. Las regulaciones sobre el aprovechamiento de las especies mexicanas se encuentran en diversos tipos de normatividad. Existen restricciones de comercialización de las especies en riesgo a nivel nacional y a nivel internacional”.

Refieren los especialistas, por ejemplo, que las principales transformaciones se han llevado a cabo en las selvas húmedas y secas, los pastizales, los bosques nublados y los manglares y en menor grado en matorrales y bosques templados. Los ecosistemas más accesibles, productivos, con mejores suelos y en lugares planos han sido los más transformados.  Los principales remanentes se encuentran en lugares poco accesibles o poco productivos.

Evidentemente dicha destrucción trae como consecuencia la afectación de las diversas especies animales, hoy en crisis por las olas de calor que están golpeando la República Mexicana.

Afortunadamente aun tenemos zonas importantes. Señalan, por ejemplo, que México se ubica como el décimo segundo país con mayor extensión de litorales y de superficie marina del mundo. 

“El estar flanqueado por el Océano Pacífico, el Golfo de California, el Golfo de México y el Caribe, además de contar con un gran número de islas e islotes, lo hace también poseedor de una excepcional riqueza de ecosistemas costeros y marinos, entre los que pueden encontrarse manglares, vegetación de dunas arenosas, arrecifes, praderas de pastos marinos, comunidades de algas, además de una variedad de topoformas como montes y cañones submarinos, ventilas hidrotermales y abismos oceánicos, entre otros (Conabio, 2014)”.

Sin embargo, durante la actual administración se ha registrado un abandono en la materia, por falta de recursos económicos o la distracción de los mismos hacia otros renglones. 

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