ALBERTO F. MENA MALLEN
Hasta parece de ficción todo lo que está pasando en México.
Sobre todo, tenemos a un rey en la presidencia de la República que miente todos los días, lo que ya hacen sus aliados, como su corcholata y fieles seguidores.
Diariamente, la realidad los desmiente y ellos, ni cuenta se dan.
Todo lo que ha hecho se ha convertido en una ficción, aparte de que el país está “patas pa’rriba” porque, por ejemplo, iba a mandar al ejército a los cuarteles… no hubo cumplimiento a tal promesa, ya que le ha dado más recursos y más tareas, con la administración y construcción de obras, hasta bachear las carreteras federales o ayudar en el servicio doméstico de sus hijos.
Incluso, ya se menciona que les entraron a los moches con los hijos presidenciales en las obras del Tren Maya (del que prometió que no se tirarían árboles y por el contrario sembrarían millones, lo que no sucedió). Se habla de más de siete millones de árboles talados de la selva quintanarroense, aparte de que la ha destruido con las obras señaladas.
Hasta la fecha no se ha informado del destino de esta madera, ni de las soluciones que se aplican con los pilotes que se encuentran en los cenotes y que al parecer son de la más baja calidad, lo que contamina el agua de esos lugares. Tampoco hay información del por qué se cobran tarifas al igual que el transporte camionero y el largo tiempo que utiliza en sus recorridos.
Recolectó miles de millones de pesos al eliminar fideicomisos que utilizó para sus grandes obras, los cuales hasta la fecha son elefantotes reumáticos que no han caminado, además de que, con su programa de austeridad, que presume tanto, redujo presupuestos a dependencias como la de salud, lo que ha provocado desabasto de medicamentos y que el servicio médico se haya limitado a atender a los pacientes en la consulta externa, puesto que las especialidades son reducidas por falta de médicos y los exámenes de laboratorio se limitan a lo básico.
Los apoyos económicos de la tarjeta del Bienestar se utilizan para la compra de medicamentos y para consultas médicas, por lo que sin importarles lo que suceda, han privatizado el servicio médico público que cada día es más caro y que desequilibra la economía familiar, porque no hay un control adecuado.
Vemos con tristeza que nuestra democracia -que creen que es de ficción y por eso la quieren cambiar por un gobierno autoritario-, es vulnerada por los deseos de quien ocupa la silla presidencial, como la no atención a las leyes y normas que le impiden ser un mandatario que participe en las elecciones, sin importarle lo que suceda y menos la opinión de los mexicanos que ven que el macuspano ha sido un ente político abusivo de su poder y de los recursos públicos para ayudar a su corcholata Claudia Sheinbaum y demás candidatos de Morena, lo cual lo ha convertido en un pillo sin remedio.
No le interesan las críticas, pero si las combate al acusar a los medios de comunicación que lo atacan diariamente y sin medida, por lo que ha afirmado que se ha convertido en el presidente más atacado en la historia nacional. Busca argumentos grotescos como el de que la petición de cancelar las mañaneras es un abuso de la derecha porque lo limitan en su libertad de expresión, la que él utiliza para denostar a sus oponentes y críticos con palabras que no debería de utilizar un presidente de la república. El sí puede, los demás, se friegan.
Igualmente, medios informativos extranjeros se han encargado de opinar sobre las ocurrencias de AMLO, que han llegado hasta decirle payaso y, las investigaciones que se han realizado para demostrar su posible relación con el narco le han generado malestares que provocan que vocifere en contra de estas publicaciones y llamar por ejemplo “pasquín” al New York Times.
Se ha encargado de denostrar la labor de muchos medios que publican críticas en su contra, o que no están de acuerdo con sus otros datos, a pesar de que se le muestran cifras duras de su propio gobierno, inclusive ha provocado altercados con periodistas que acuden a “la mañanera” que le han demostrado la realidad que se vive en la calle y que, a pesar de ello, él desmiente categóricamente, tal vez, porque vive en un palacio.
Y para que se siga hablando de su señoría en el territorio nacional, hará una gira del adiós por todo el país, gastando recursos públicos para continuar promocionando su imagen de líder moral y ético y que, según él y ellos, los morenarcos se idolatra como a los grandes líderes mundiales, sobre todo al ser el mejor presidente del mundo, bueno, era el segundo y ya pasó al tercer lugar.
Ante ello, es bueno recordar a Elena Cárdenas en su tesis titulada “Chavismo a la mexicana: el camino hacia la destrucción institucional”, recordada a su vez por Elena Chávez, en el libro “El gran corruptor, (p. 26)”, donde señala que: La administración de Andrés Manuel López Obrador repite patrones de gobiernos arbitrarios y autoritarios tales como la intolerancia a la oposición, la intromisión y limitación de los poderes, y la pretensión de subordinación ante la figura presidencial que, debido al diseño institucional, tiene un papel preponderante.
López Obrador ha demostrado, a lo largo de su vida, que no es un hombre respetuoso de las leyes ni de los equilibrios democráticos.
Sus constantes arbitrariedades deben alertar sobre el sometimiento de los otros dos poderes tanto en el Congreso como en la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), ya que han sido deliberadamente debilitados, demostrando no ser lo suficientemente sólidos para hacer respetar la división de poderes y el equilibrio entre estos, poniendo en riesgo constante el camino a la democracia”.
Ya existen suficientes evidencias de la maldad de quien nos gobierna, y del país de ficción que construye por lo que es de hacer un nuevo llamado para que el próximo dos de junio votemos por Xóchitl Gálvez, quien por su historial promete que México no será destruido.
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