El Desastre

RAÚL MONDRAGÓN von BERTRAB

“La Associated Press había anunciado mi llegada [a Manhattan] y un reporter de la célebre agencia me preguntó todavía a bordo:

-¿Qué opina usted de la reelección de Obregón?

-Sobre eso no se opina -repliqué-; sobre eso se escupe.”

-José Vasconcelos, El Desastre.

“Recordaba los días del maderismo y tenía fe en el pueblo. Por menos había ido mi generación a la pelea cívica. ¿Por qué ahora habría de soportar tanto oprobio? Los mismos diarios de Nueva York, tan inclinados a Calles, andaban con la alarma de los documentos descubiertos por Hearst, en los que constaba, entre otras infamias, el traslado de un millón de dólares de Callles presidente a su hermano el cónsul de Nueva York.”

-Ídem.

“La ceguera biológica impide ver, la ceguera ideológica impide pensar.”

-Octavio Paz, Premio Nobel de Literatura 1990.

En su última encuesta sobre soft power o ese enfoque persuasivo de las relaciones internacionales que involucra el uso de influencia económica o cultural, para lograr el gradual y positivo posicionamiento de intereses nacionales en el concierto mundial, la trendy publicación global Monocle ubicó a México en un modesto décimo séptimo lugar. Muy modesto, de hecho, si se toma en cuenta que nuestro país se ha consolidado como una potencia cultural y turística en los años poscovid, atrayendo hordas de nómadas digitales a La Roma, La Condesa, La Juárez y Polanco, triplicando las sectas de expats iluminados en la Península de Yucatán y multiplicando las experiencias mexicanas.

La razón del modesto ranking no es otra que Mexico’s president, cuyo legado perdurable, dicen, podría ser el uso sin precedentes de la milicia para tareas que van desde la administración de puertos, a la construcción de sucursales bancarias, en un ambiente de violencia criminal rompe-récords. Como apta metáfora de su inefectividad como estadista, el Jeep -militar- atascado en el lodo de Kilómetro 39, localidad guerrerense, camino a Acapulco tras el huracán Otis. Los medios libres son implacables.

El soft power de México, a decir de Monocle, sigue descansando en sus chefs, músicos, cineastas y otros, quienes atrajeron a 14.8 millones de turistas solo en los primeros ocho meses de 2023. Mientras AMLO batalla por hacer contribuciones productivas en el escenario global, las luminarias culturales del país han llenado el vacío en la promoción de la imagen nacional [La traducción es nuestra].

Vasconcelos escribió El Desastre en la época de Obregón y Calles, cuyo ascenso lo llevó a dejar el país por segunda vez y a viajar por Europa, antes de buscar la candidatura presidencial, un delfín entre tiburones, como lo han sido tantos hombres de bien en esta tierra que lo es también de simios vengativos. Su enemistad con Cárdenas lo llevó al autoexilio por tercera ocasión, pero seguramente disfrutó mucho cuando aquél mandó a Calles, en pijama, a California, en un avión del Ejército Mexicano, la madrugada del 10 de abril de 1936.

Romper con el anterior, regla no escrita de la política mexicana que aunque en el escenario actual se antoja improbable, es asunto etológico: cuando envejece el chimpancé dominante, su poder es disputado por contendientes más jóvenes, por nuevos intereses. El eclipse del poderoso es inevitable y es ominoso de manera proporcional al tamaño y al número de los callos pisados en el ejercicio del poder.

Aquí siempre se ha vivido bajo el yugo de la dictadura, si bien durante décadas lo fue de un partido y de sutil o casi subliminal imposición, con más orden y más progreso que en Brasil. Hoy el dictador es un individuo corto de miras con un séquito de resentidos incompetentes. El país es un desastre nunca visto en cuanto al estado de derecho y sus principios: el imperio de la ley, la división de poderes, el respeto de los derechos y las libertades fundamentales, y la legalidad de la administración; principios rectores que dictan que nadie, incluidos gobiernos, políticos o legisladores, está por encima de la ley. Filosofía política que alude a la idea de que el sistema de leyes, instituciones y normas está establecido para garantizar la responsabilidad en todos los niveles de la sociedad, y por ende, nadie tiene vía libre.

No obstante lo anterior, las condiciones macroeconómicas nos son favorables y la liberalización global de la economía y sus actores nos coloca bajo reflectores objetivos. La participación ciudadana se torna forzosa para evitar la debacle de los de a tuertas. Desde esta trínchera promoveremos un ateneo que estimule el intercambio y el debate de las ideas, cuyo poder es el único superior al de la mafia política.

Como en aquella época donde el preclaro educador Vasconcelos brillaba entre la barbarie, así hoy da gusto saber que hay gente con conocimiento y capacidad, aspirando a cambiar las cosas desde la política, renunciando a su derecho a la vida privada. Es el caso ejemplar de un candidato a diputado federal en Querétaro, para quien la sostenibilidad y la sustentabilidad son forma de vida. Enhorabuena, Inge.

Foto: Gaceta UNAM

 

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