Abrir más caminos, propone Patricia Dávila, secretaria general de la UNAM

Desde su oficina en el séptimo piso de la Torre de Rectoría de la UNAM, la primera secretaria general en la historia de la máxima casa de estudios, Patricia Dávila Aranda, tiene claro que el avance de las mujeres en los ámbitos de la vida pública y privada no debe significar una batalla contra los hombres.

A mí no me gusta, por ejemplo, cuando la gente habla del empoderamiento de las mujeres, es que no es empoderarse, es llegar a un sistema o a un ambiente que sea igualitario, que sea equitativo, eso es lo que necesitamos. No nos tenemos que hacer más poderosas que los hombres, porque  entonces vamos a estar exactamente al revés, pero igual  y eso no nos lleva a nada bueno. Yo lo menos que quisiera es dar un mensaje de guerra o de enfrentamiento”, dijo.

Para la bióloga que hizo historia al asumir la Secretaría General de la UNAM, luego de que antes que ella, 46 hombres ocuparon el cargo, la manera en la que las mujeres pueden ganar terreno, reconocimiento y respeto es demostrando primero, que pueden desempeñar cualquier tarea, pero no por su género sino por sus habilidades y capacidades.

Pero al mismo tiempo trabajando de la mano con nuestros compañeros hombres. Una cosa son el género o la afinidad sexual que cada quien quiera tener y otras son las habilidades para trabajar en una comunidad, en la que participan todo tipo de personas, de  diversas formas de  vestir, de pensar, blancos, negros, amarillos, creencias diferentes; aquí tenemos que aceptar que  cabemos todos, y lo tenemos que  hacer,  no en contra de los hombres sino con ellos, en un terreno de igualdad”, insistió

En noviembre pasado, Dávila fue designada como secretaria general de la UNAM, ocupando así la segunda responsabilidad administrativa de mayor importancia en la Universidad Nacional, tras haber participado en el proceso de sucesión para convertirse en rectora y haber llegado a la final.

Todos los días tengo miles de desafíos, tengo que aprender muchas cosas, tengo que entender que algunas situaciones no las tenía yo claras, tengo que saber escuchar a todo mundo, pero tengo un desafío que es, creo, el que más me ha impresionado, y es el ver que, el que yo haya llegado a la Secretaría General para muchas personas, para muchas mujeres, es importante como un referente.

Yo no me creo más, ni creo que sea la maravilla, yo creo que las circunstancias de la vida me pusieron aquí, pero yo sí siento, sobre todo, en las jóvenes que se acercan ese entusiasmo porque me dicen ‘ay, me da mucho gusto, cómo le hizo y yo siempre les digo pues trabajando y haciendo las cosas bien’. Entonces yo creo que tenemos trabajar mucho las mujeres en nuestra  autoestima, en nuestra en nuestra confianza, en prepararnos, en hacer bien las cosas”, expresó.

En el marco del 8M, Dávila afirmó que si bien  estamos en un tiempo en el que las mujeres están reaccionado y empujando  para tratar de demostrar que son capaces de hacer lo que se propongan y que han roto el llamado “techo de cristal”, en diversas áreas, no sólo académicas, sino políticas, sociales y económicas,  aún se encuentran lejos de donde deberían estar, mientras que muchas también siguen subordinadas y subyugadas a un ambiente masculinizado, misógino y violento.

Yo creo que el clímax está lejos todavía, pero sí es un tiempo de cambio y de transformación donde las mujeres estamos empujando fuerte.  No me parece que en todos lados esté pasando lo mismo, creo que hay ámbitos  que todavía están muy masculinizados, pero donde entran las mujeres y donde empiezan a participar y tienen voz y voto, sobre todo mujeres preparadas, que saben lo que dicen y por qué lo dicen, necesariamente las cosas están cambiando, tienen que cambiar, porque la perspectiva que tenemos nosotras las mujeres no es que sea mejor, no lo sé, pero sí es diferente y toma en cuenta aspectos que quizá desde la perspectiva de un hombre no son importantes o no se ven.  Uno nunca deja de ser mujer, no es que yo deje de serlo en la puerta y me convierta en secretaria”, explicó.

La funcionaria universitaria, consideró, por ejemplo, que su nombramiento como secretaria general en la UNAM abre las puertas a otras maneras de ser y de pensar, y permite abrir caminos donde otras mujeres puedan participar.

Yo me siento feliz y me siento muy satisfecha, trabajo perfectamente con el señor rector y con mis compañeros, pero también siento que el trabajo que puedo hacer con una mirada de una mujer puede ampliar los horizontes de hacia dónde se tiene que ir, y no me refiero a las funcionarias, me refiero a las académicas, me refiero a las alumnas, me refiero a las trabajadoras.

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