- Como el Párvulo que se Comió el Chocolate y Trae
- la Huela en la Boca, AMLO Reclama su Inocencia
- La Preocupa que su Entenada no Provoque Ninguna
- Emoción; el Andamiaje del Estado, a Todo Vapor
- La Candidata Repite Como Periquita lo que el amo
Implantó Durante su Campaña y Como Presidente
EZEQUIEL GAYTÁN
Ya son muchas las críticas al presidente López Obrador de fungir como el coordinador de la campaña de la señora Sheinbaum. Prácticamente todas coinciden en el desapego presidencial al marco legal, su cinismo al reclamar la libertad de expresión, sobre todo porque cuando el expresidente Vicente Fox apoyaba al PAN en el año 2006, su respuesta fue el recordado “ya cállate chachalaca”. Ta mbién es señalado el primer mandatario por desplegar el andamiaje de la Administración pública mediante el desvío de recursos, su insistencia en romper los principios democráticos de equidad, por acusar sin demostrar a periodistas y medios de comunicación, por estigmatizar a la oposición con prejuicios y, ya son muchas las voces, que con sospechas fundadas permiten entrever que desde el gobierno se presiona a dueños de periódicos, revistas y medios electrónicos de despedir o acallar a ciertos periodistas. Además de lo anterior, mucho me temo que el crimen organizado manchará de sangre algunas regiones del proceso.
Las respuestas de presidente son las de negar todo o poner excusas como el párvulo que se comió el chocolate, tiene la boca sucia de esa golosina y de todas maneras reclama su inocencia. Lo peor es que esas mentiras y bravuconadas presidenciales se las festeja un gran coro de abyectos lambiscones que lo excitan e invitan a seguir violando la ley y el espíritu democrático. Por lo mismo no se siente solo, se encierra en su castillo de cristal y toma decisiones que cada día más lo muestran como un ser autoritario.
Sin embargo, no sólo es su ansia de poder la que lo lleva a comportarse como el coordinador de la campaña de su protegida y excorcholata, sino su clara preocupación al ver que ella por sí misma no levanta y es el aparato del Estado el que la encumbra, pues sus discursos son simples repeticiones tautológicas de las ya desgastadas arengas presidenciales. La candidata oficialista no convence, no atrae, no sonríe, pues lo que tiene es una mueca, no convoca y siembra muchas dudas acerca de lo que será su gobierno.
En lo personal desconfié de las argumentaciones de campaña de Vicente Fox y de Andrés Manuel López Obrador, pues sus ofrecimientos eran a todas luces imposibles de cumplir. Tal vez ellos dos son el claro ejemplo de ambición y desconocimiento. Léase, entiendo el deseo de poder en un político y también comprendo su tendencia a exagerar. Sin embargo, un político avieso ofrecerá con medida, pues sabe que a la postre los reclamos sociales le cobrarán sus ofrecimientos desmedidos. Algo que Fox y López Obrador, con tal de ganar hicieron. Más aún, también demostraron ignorancia acerca del diagnóstico socioeconómico nacional y de los límites de la Administración pública. ¿De verdad alguien le creyó al candidato de Morena de que creceríamos económicamente a un cuatro por ciento anual? La respuesta es que muchos le tomaron la palabra sin saber que es imposible alcanzar esa cifra y sostenerla debido a la falta de infraestructura de carreteras, ferrocarriles e industrias.
No sé si Fox Quesada aprendió la lección, no lo creo. Tampoco el tabasqueño parece haberlo entendido, pero nos debe preocupar el caso del mandatario porque ahora le pide a su candidata que repita como periquita esos ofrecimientos y culpe, al igual que él, al neoliberalismo y a la pandemia. En otras palabras, que el presidente sea el coordinador de la campaña ya es un asunto grave, pero que insista en que su entenada repita ofrecimientos económico-financieros imposibles de cumplir, ya raya en lo grotesco. Por supuesto que continuará la masa de ingenuos que se lo vuelvan a creer y eso es lo peor.
Empero, ese ejemplo económico no es el único, también la orilla a decir que continuarán las conferencias mañaneras, que la idea de llevar al voto la elección de jueces y ministros de Poder Judicial será una realidad, que continuará la ya demostrada ineficacia de “abrazos y no balazos” y que van a desaparecer los órganos constitucionales autónomos. En otras palabras, el tabasqueño es coordinador de la campaña, redactor de discursos, mensajero y muy seguramente le dice quien la debe acompañar, salvo raras excepciones, a sus actos de campaña.
De ahí que me surge una inquietud como mexicano ¿a qué hora gobierna el presidente?