Cártel del ganso

Yo Campesino

  • Encabeza el profeta de la 4T grupo criminal rapaz e impune

Miguel A. Rocha Valencia

Resulta increíble la falta de efectividad de las fuerzas de seguridad contra el crimen organizado, lo cual sólo puede entenderse por la existencia de un pacto, escrito o no y que está avalado o suscrito desde Palacio Nacional.

Inexplicable la impunidad criminal especialmente porque los militares tienen “mapeado” dónde operan las bandas delincuenciales, quienes son sus líderes, principales integrantes, cuáles son sus principales actividades, cómo, cuándo y por dónde las realizan. Eso no es de hoy, el seguimiento y vigilancia tiene años.

La diferencia es que antes al menos el “gusano verde” los combatía desde aquella “Operación Cóndor” cuando surgió el triángulo Dorado y se sembraba mariguana a pie de carretera y la amapola competía con cultivos ilícitos especialmente en Sinaloa de manera descarada. Claro que existían acuerdos y corruptelas donde eran públicos nombres de gobernadores o procuradores.

Fueron los tiempos de Miguel Ángel Félix en Sinaloa y sus sucesores en el Pacífico mientras por el Golfo operaba Juan Nepomuceno Guerra, “Don Juan”, el de Matamoros. Después vino toda la camada. Desde El Señor de los Cielos con El Greñas de Ciudad Juárez, Juan García, los Arellano Félix en Tijuana, Ernesto Fonseca y Rafael Caro. El parteaguas fue el asesinato del cardenal Juan Jesús Posadas Ocampo por atreverse a denunciar el sojuzgamiento de comunidades enteras bajo el yugo de los delincuentes para producir drogas.

Inició un proceso de persecución, cayeron muchos criminales, militares como el general Jesús Gutiérrez Rebollo, exgobernadores de Jalisco, Quintana Roo, Tamaulipas y se vino un alud de asesinatos tanto de policías como militares y delincuentes.

A eso en tiempos se le llamó retóricamente “guerra”, se trataba de enfrentamientos y los militares cumplían con su misión de combatir al crimen utilizando su inteligencia, así como el apoyo de agencias internacionales.

Pero de repente y aduciendo que esa guerra costaba muchas vidas, el ganso decidió trocarla por una política de abrazos y respeto al prójimo por parte de su gobierno y en vez de meter a los soldados a sus cuarteles como prometió, lo enriqueció en fuerza y dinero. Les agregó un nuevo cuerpo, la Guardia Nacional, les entregó la construcción de obra pública sin importar opacidades ni corrupción; les dio dinero a manos llenar para mejor equiparse, les compró nuevas casas y prebendas y al final les obsequió las obras para administrarlas porque simplemente son incosteables.

Esas obras nadie las quiso primero por obsoletas, “ratoneras” y sin viabilidad financiera y luego porque se necesita mucho dinero fiscal, del pueblo para mantenerlas.

Y con todo eso, se aceptaron ser humillados, corridos y cacheteados por criminales, se sumaron a ellos en el saque a poblaciones y en esa complicidad olvidaron su responsabilidad de dar seguridad a un país donde las masacres son parte de la vida y cobra ya, más de 175 mil asesinatos en tanto que los desaparecidos pasan de los 47 mil y seis mil de los 75 mil encontrados, están muertos.

Ahora no cae ningún capo, se sospecha de gobernadores, se sabe de militares coludidos con el crimen, se afirma que el mesías tropical tiene un pacto, que nunca confesará para no golpear a las cabezas criminales. Ninguna ha sido detenida en esta administración en tanto que la destrucción de narcolaboratorios y mercancía ilegal donde las drogas son preponderantes, están en su menor nivel, en tanto que datos de inteligencia militar muestran que el 72 por ciento del territorio nacional está bajo control de criminales, ya sea con la distribución de drogas o el sometimiento de pagos de piso, secuestros, amenazas y hasta decomiso de negocios, parcelas y otras propiedades.

Los criminales están metidos en la administración pública como lo fuera antes con Juan Nepomuceno en Tamaulipas que metió a su familia a gobiernos municipales y el estatal.

Desde esas posiciones que hoy se sabe son comunes en gobierno estatales y afirman que en la cabeza del federal, los delincuentes ordenan qué y dónde comprar, imponen precios, se apropien de cadenas de producción y distribución lícitas y lo peor, ordenan quiénes han de asumir la administración de donde también se nutren con contratos, como los afirman otorgó secretaría de la Defensa por 200 mil millones de pesos a supuestas empresas inexistentes o sin capacidad para surtir las mercancías y equipos “contratados” para el AIFA, tren Maya o equipamientos.

Tan es así que se hizo público, sin desmentido, que en almacenes de Marina y Sedena se surte la delincuencia organizada de chaleco, uniformes y armas.

Si faltara algo, la trama delincuencial de toda la familia del caudillo, incluyendo a hermanos y sus hijos, muestra que se trata de una banda criminal dado que crimen es también robar, usar el poder para favorecer a alguien y sacar raja de ello: delincuencia es no observar la constitución, desobedecerla, intentar dinamitar las instituciones, establecer pactos inconfesables como se sospecha.

Porque si existe un pacto con los delincuentes, es desde lo más alto como diría el mismo mesías tropical dado que según él, de los grandes negocios siempre está enterado el presidente quien al parecer no encabeza una organización política sino un cártel que se sirve de los criminales para sus propios fines. Tal vez por eso se considera que 74 de los 300 distritos electorales están teñidos de rojo.

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