Punto de Vista
Por Jesús Michel Narváez
Pedir no cuesta. Que le cumplan el deseo es lo difícil.
Hasta ahora se sabe que el huésped temporal de Palacio Nacional es creyente –no se sabe en quién- más no católico.
Sorprende, por ello, que haya enviado –no se entiende de otra manera- a la gobernadora de Quintana Roo, Mara Lezama, a Roma para asistir a la audiencia general que realiza el papa Francisco cuando su salud se lo permite.
Hace poco más de cinco años, el inquilino del virreinal inmueble, hizo lo propio y saludó de mano al pontífice. A partir de entonces, lo llama líder global y pretende involucrarlo en sus propuestas pacifistas, algo que el papa argentino no ha aceptado.
La ciudadana entregó una carta personal del jefe de la banda presidencial –que recibió un ayudante del pontífice- y le entregó una miniatura del Tren Maya con una petición formal:
“Le pedí a su Santidad bendecir el megaproyecto que se inaugurará el próximo 15 de diciembre” (hoy arrancan las corridas con boleto pagado).
Con energía, la mandataria – ¿a qué hora trabaja?- publicó en su cuenta oficial X:
¡Su Santidad envió bendiciones y saludos al pueblo bueno de México!”,
Se infiere que el pueblo malo, el que no comparte las decisiones ni proyecto del gobierno federal, “fue ignorado” por el Papa.
La diplomacia papal jamás habría permitido la expresión “al pueblo bueno”.
Caramba, en el video que adjunto en su cuenta, no se escucha jamás que Francisco haya enviado “bendiciones al pueblo bueno de México”.
La mentira en todo su esplendor.
Dos párrafos en el mensaje, muestran la intención –malévola, algo que el Papa jamás avalaría- de manipular la visita. Lea usted:
“Con profunda emoción, en representación del Gobierno de México, compartí con el Papa Francisco, un mensaje de cariño y fraternidad de parte de las y los mexicanos, una carta de nuestro presidente, Andrés Manuel López Obrador y los saludos de las y los quintanarroenses”, compartió Lezama en su cuenta oficial de X.
“Le entregué la representación de un Tren Maya, a tres días de su inauguración, así como un mantel bordado a mano por mujeres de la Zona Maya de Tulum, que representa cultura, dignificación y la justicia social por la que trabajamos en QuintanaRoo. ¡Su Santidad envió bendiciones y saludos al pueblo bueno de México!”.
Sin quintarle un punto una coma.
¿De verdad Francisco considera que hay un pueblo bueno y otro malo y a éste lo ignora con santidad?
Bueno, surge la duda: ¿representante del Gobierno Mexicano?
Seguramente tuvo la “bendición” desde el púlpito guinda para representar al gobierno mexicano.
Además, ¿cuándo le consultó a usted o a mí para que nos representará y dijera que le mandamos un mensaje de cariño y fraternidad de parte de las y los mexicanos?
La falta de conocimiento en los protocolos es cada día mayor, como lo es que el Senado de la República avale el nombramiento de Omar Fayad Meneses para ser embajador en Noruega, cuando admitió públicamente no tener mérito alguno para representar al país, no al gobierno, en la nórdica nación.
Sin duda, este mundo bizarro es en el que vivimos ahora.
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