Punto de Vista
Por Jesús Michel Narváez
Enseñar a hacer trampas, no es el papel de alguien que recibió el respaldo mayoritario de los ciudadanos que votaron en junio de 2018.
A partir de los “otros datos” se fomentó la cultura de la opacidad, del desmentido, de acusar a quienes aportaban los datos reales de buscar desestabilizar a su gobierno y la actuación se fue perfeccionando a grado tal que ya es el “método” para salvaguardar los secretos de “estado”.
Samuel García Sepúlveda, de quien dicen que en Monterrey siempre ha habido buenos payasos, salió a mostrar “la carta” enviada, según sus palabras, por los malandros dirigentes del PRI y el PAN.
Una carta en papel blanco, sin membrete y sin firmas. ¿Es real o apócrifa?
El gobernador que reasumió el cargo de manera legal ante la solicitud de Luis Enrique Orozco presentada en el Congreso para obtener una licencia de cinco meses y 28 días –los juristas afirman que podría ir a la cárcel por abandonar la responsabilidad concedida por el órgano legislativo-, se lava el rostro y responde a los señalamientos del presidente del PAN que se refieren a las atrocidades financieras cometidas en los dos años de gobierno de García Sepúlveda, mostrando la carta en la que presuntamente le solicitan 11 puntos, de los cuales resalta los nombramiento del Fiscal General y del Auditor Superior para militantes de los partidos. De acuerdo con lo declarado –porque el supuesto documento solamente lo mostró de lejos y no entregó copias-, Alejandro Moreno y Marko Cortés solicitan desistirse de las “todas las carpetas penales de Chefo (Salgado), Paco (Cienfuegos), Adrián (de la Garza), todas, ‘desístete’, las que están en la FGR (Fiscalía General de la República), todas traen facturas, puro bandido”.
Son sus otros datos.
Afirma que también le solicitaron no pagar impuestos –no explica a quién se concedería el beneficio- por los próximos 5 años. “Así, que les diéramos un blindaje o limpia fiscal, imagínense, los más ratas aparte no querían pagar impuestos, cinco años limpios. ¿Cómo iba yo a ceder a que los más malandros no pongan lo que tienen que poner?”.
Si el contenido de la supuesta carta es verdad, hay que hacerse la pregunta obligada, ya que reconoce la existencia de las carpetas de investigación en contra de exfuncionarios: ¿por qué no presentó la denuncia por el delito de chantaje?
No cuadra que dos chuchas cuereras hayan solicitado por escrito lo que dice el gobernador que le pidieron.
Ese tipo de asuntos, si es que existen, se trata en corto, en privado y solamente de palabra.
Hay que tener escasas neuronas para chantajear a un gobernador a través de un escrito.
Y como dice Samuel García: son malandros, uno que encaje en el adjetivo, no comete el error de entregar documentos que podrán usarse en su contra en cualquier momento y de chantajista se convierte en chantajeado.
Por lo menos la primera impresión que generó “hacer pública la carta” es que busca tener el pretexto para abandonar la carrera hacia 2024 y justificar su regreso al gobierno para que no quedara en manos de los “malandros”.
Y eso conlleva a preguntar lo que el domingo pasado publicamos en Galaxia Política: ¿qué hay grave que se tiene que esconder?
La mala política presidencial de acusar sin pruebas, de descalificar por motu proprio, de burlarse de la ley, fue la enseñanza que aprendió a pie juntillas el exprecandidato presidencial.
Para las cosas que hacen los malandros, Samuel las supera y con creces.
Ahora sí hay que decirlo: ¡Pobre Nuevo León!
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