SILVESTRE VILLEGAS REVUELTAS
El pueblo soberano que fue una de las máximas políticas de la ilustración dieciochesca como del primer liberalismo decimonónico se le supuso sabio en su rusticidad natural. Semejante consideración positiva era resultado de una lucha centenaria que los pensadores del post-renacimiento llevaron a cabo en contra de autores como Maquiavelo que centró su argumentación en el gobernante y las formas, muchas veces inmorales y amorales con las que ejercía el poder. Como parte de ello mismo, los ilustrados criticaron todo el andamiaje político y teológico que empoderó a los monarcas en el vértice de la pirámide social y un escalón abajo, toda la nobleza que desde los bajos títulos de caballero y barón hasta los más encumbrados en los archiduques y príncipes ejerció durante siglos una tutela sobre el pueblo llano, muchas de las veces violenta, muchas de las veces arbitraria, muchas de las veces consideró a sus súbditos un escalón arriba de los esclavos o meros muebles como sería una silla. Por ello Lord Grantham de la inglesa serie Downton Abbey (2010) y en sus primeros capítulos, se expresa políticamente, ordena asuntos de su propiedad y discute temas familiares, como si la servidumbre que trabaja y vive en su castillo fueran objetos y no sujetos.
Los tres grandes procesos políticos derivados del pensamiento ilustrado y que construyeron las bases del mundo moderno que conocemos fueron: la guerra que terminó con la independencia de las colonias angloamericanas lo que dio pie a la creación de una república, los Estados Unidos de América. Segundo, el muy violento conflicto que comenzó con una discusión para subir impuestos y pronto se convirtió en la Revolución Francesa cuyos productos constitucionales, jurídicos, de una educación pública, de sumisión de la iglesia católica respecto al poder civil, de no aristocrática confirmación del ejército profesional y de afanes imperiales o bonapartistas influyeron en la construcción de otra Europa y otra Hispanoamérica diferentes a lo que existía antes de 1789. Tercero, la continental lucha por alcanzar la independencia de España, realizada por las élites y población dividida en castas, que habitaba los diferentes virreinatos y capitanías generales dependientes de la corte en Madrid. Los tres fueron un proceso de cambios políticos fundamentales para la historia de occidente, que comenzó en 1776 y terminó en 1824, números redondos.
¿Y todo lo anterior cuál es su relación con el tema de los candidatos y las candidaturas señaladas en el título de este artículo? Simple y llanamente porque en los tres movimientos revolucionarios se discutió y se estableció constitucionalmente, que el origen de la soberanía radicaba en el pueblo y éste escogía a unos determinados representantes suyos para que, organizados en parlamentos, cámaras, comunas y demás entidades parecidas, se dedicaran a gobernar teniendo siempre como mira que toda administración, leyes, construcciones en infraestructura y demás elementos que coexisten en la vida cotidiana de un estado, tuvieran como única mira el mejoramiento de las condiciones de vida del pueblo. Se instituyó un contrato entre gobernantes y pueblo soberano el cual se mantendría vigente si los primeros cumplían con respetar y mejorar la vida, la seguridad y las condiciones de propiedad para felicidad del soberano. Si ello no se cumplía, el pueblo estaba en libertad de romper el contrato, buscar otras autoridades y modificar la forma de gobierno existente. Por lo que se refiere a los Estados Unidos Mexicanos, desde 1824 hasta hoy 2023, constitucionalmente lo descrito arriba y el sentido del contrato entre gobernantes y gobernados tiene el mismo propósito que se formuló en Filadelfia y en el Juego de Pelota en el último tercio del siglo XVIII.
¿Qué ha cambiado? Lo que en el siglo XIX comenzó por llamarse “el espíritu de partido”, que ubicaba a los integrantes de un instituto político más preocupados por su bienestar personal, por el beneficio del partido donde estaban afiliados, que por buscar soluciones a las necesidades populares. Con ello apareció como rémora, pero que tiene sus primeros ejemplos en la no-democracia ateniense, la existencia de los demagogos que como candidatos y gobernantes encandilan al pueblo, materializan su propio beneficios y muchas veces los resultados de su gobernanza son diametralmente opuestos a lo que pretendían solucionar. El siglo XX y XXI mexicanos tiene muchos ejemplos de ello, pero creo, no del calibre que acaba de suceder con el presidente electo argentino Milei. A pesar de esto último, pero viene acrecentándose desde 1999, pululan cada vez más proto-candidatos y candidatos que prometen al pueblo mexicano lo indecible; pululan cada vez más estrategias de marketing político de lo más deleznables. El día que se escriben estas líneas (22.11.23), escuché por la radio un promocional del PRD donde narraba la vida de Xóchitl Gálvez como si fuera la historia de La Cenicienta.
¿Dónde quedó el análisis de la lucha de clases, supuesta base ideológica de los amarillos? ¡¡Carajo!! Vociferaría Milei.
Pero estamos en un mundo donde la ramplonería, la banalidad y el mal gusto se han trasladado de los productos del espectáculo, la moda y las preferencias sexuales a lo que ya dijimos: el marketing político de las pre, proto y campañas efectivas para la elección del 2024. Estimado lector, en su estado, en su ciudad o población dese a la búsqueda de encontrar la publicidad, la campaña, los gestos, las declaraciones más soeces y ridículas de nuestros políticos y candidatos de todos los colores políticos, y el resultado de sus indagaciones será muy denotativo. Si es consciente de sus derechos ciudadanos, creo, se pondrá a llorar o le dará una punzada gastrítica en el estómago.
